Catastro de campamentos en la Región
El Gobierno ha presentado los resultados del Catastro Nacional de Campamentos 2022, trabajo que se realizó con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
De acuerdo con ese estudio, en Chile hay 1.091 de ellos, de los cuales 355 son nuevos. Las regiones de Valparaíso (255), Metropolitana (142) y del Biobío (156), concentran la mitad de los campamentos existentes en el país. Se estableció que en esos asentamientos precarios hay 71.961 hogares, de los cuales 7.122 corresponden a nuestra región. Estos se ubican mayormente en Lota, Talcahuano, Los Ángeles, Mulchén, Curanilahue, Lebu y Los Álamos. El catastro reveló que poco más de un tercio de quienes viven en esos asentamientos del país son inmigrantes que llegaron buscando oportunidades de desarrollo para sus familias.
A pesar de que hay indicadores de desarrollo que han tenido avances importantes en las últimas décadas, como el aumento del gasto público e inversión en vivienda subsidiada, que ha aumentado nueve veces desde la década de los '90, siempre hay segmentos de la población que quedan al margen de esos avances y que requieren la ayuda del Estado. La pérdida del empleo, los altos costos de los arriendos y razones de tipo económico llevan a muchas familias a tener que instalarse en esos asentamientos. También la inmigración se ha transformado en los últimos años en un factor importante en el crecimiento de los campamentos, sobre todo en el norte. Por ello, se requiere la coordinación de diversos ministerios, para relocalizar a las familias, o la urbanización y radicación de terrenos que ya ocupan. Hay que considerar que muchos campamentos están en terrenos públicos o privados, lo que requiere de estudios para determinar la ocupación irregular de esos predios y cómo buscar una solución.
En nuestra Región del Biobío, inclusos algunas de esas construcciones irregulares se encuentran ubicadas en sectores donde hay riesgo de incendios forestales, lo que es crítico en verano, seguidos de aquellos que podrían verse afectados por inundaciones. Las políticas de los últimos años han apuntado a la intervención de algunos campamentos para dar a las familias una solución habitacional y establecer diagnósticos, ya sea para erradicarlos a otros lugares o desarrollando proyectos de urbanización, para relocalizarlos pero en mejores condiciones.
Si bien muchos creen que las familias pasan de vivir en la calle a instalarse en campamentos, los estudios muestran una realidad distinta. Dos tercios de las personas que viven en los asentamientos precarios antes habitaban una vivienda, aunque la gran mayoría estaba en la condición de allegados. Según cifras que maneja la Fundación Techo, la mitad de las familias que llegan a un campamento antes arrendaban y no pudieron seguir pagando la renta, muchas veces porque perdieron el empleo. Las alzas de los arriendos y las dificultades para acceder a créditos habitacionales también han influido en el tema, por lo cual el Gobierno ha lanzado este Plan de Emergencia Habitacional.
Aparte de los programas del Minvu para contrarrestar el aumento de campamentos, se hace necesaria una discusión de reformas en materia de políticas de suelo, ya que en muchas comunas escasean los sectores susceptibles de urbanización, mientras que otros resultan muy caros.
La carencia de vivienda digna podría mejorar con algunas medidas, como más subsidios al arriendo joven, y regular el precio de los suelos con el fin de tener acceso a arrendar. Pero es indudable que el tema de los campamentos debe solucionarse eficazmente, avanzando en mejorar las condiciones de vida, porque la falta de una vivienda digna dificulta la cohesión de la familia y tiene una infinidad de derivaciones sociales negativas.
Estos se ubican mayormente en Lota, Talcahuano, Los Ángeles, Mulchén, Curanilahue, Lebu y Los Álamos. Poco más de un tercio de quienes viven en esos asentamientos son inmigrantes.