Las tareas que deja el viaje del Gore a Nueva Zelanda
Cinco personas, representantes de distintos sectores con presencia en Biobío, abordan las implicancias de una visita que tuvo por objetivo sacar lecciones de la relación entre el Estado neozelandés y la comunidad maorí. Se desprenden acciones y medidas que se aprontan a iniciar.
Por Nicolás Álvarez Arrau / nicolas.alvarez@diarioelsur.cl
Un grupo de 25 personas, representantes de los diversos sectores que hay en la Región del Biobío, viajó a Nueva Zelanda hace algunos días. La comitiva encabezada por el gobernador regional Rodrigo Díaz concentró su visita durante seis jornadas, entre el lunes 15 y el sábado 20 de mayo, aunque hubo una labor previa de preparación de cinco meses. La minuta oficial de la gira da cuenta de diversas actividades como la visita al museo Te Papa Tongarewa, el vino de honor en la Embajada de Chile, el encuentro con la Comisión de la Lengua Maorí o el intercambio con el Iwi Ngati Toa Rangatira. Todo en el marco del proyecto "Diálogos Interculturales" y objetivos que apuntan, por ejemplo, a conocer el proceso político que vivió el país neozelandés a partir del reconocimiento del pueblo maorí , indagar sobre los aprendizajes adquiridos tras ese proceso, o conocer las adecuaciones institucionales realizadas y la forma en que se desarrollaron las autonomías territoriales.
El gobernador Díaz explica que lo anterior se funda en un componente que implica generar desde el Gobierno Regional un proceso de diálogo, lo que lleva a tener compromisos realizables en un plazo de tres años con las comunidades presentes en el territorio. Por lo mismo, agrega, fue necesario hacer partícipes a representantes del pueblo mapuche, académicos, actores privados de las áreas forestal, pesquera y agrícola, dirigentes sindicales, exautoridades políticas, consejeros regionales y medios de comunicación, excepto representantes del gobierno central, un hecho que llamó la atención. "Muchas veces desde las regiones decimos que estamos esperando que Santiago resuelva las cosas, pero ese es un error. Por cierto que el gobierno de turno tendrá que hacerse cargo de algunos puntos estructurales, pero es muy importante que sintamos también que el problema es nuestro, y que siendo nuestro tenemos que ser contribuyentes a la solución (...) Esto ayuda a generar confianzas, aísla a los grupos radicales y permite a que haya un mejor estado de ánimo cuando se realicen otras convocatorias de carácter nacional", plantea.
Los próximos pasos
Concretada la gira, la misión del Gobierno Regional será establecer un diálogo con distintas comunidades mapuche -sólo en la Región del Biobío hay más de 290-, compartir lo aprendido y buscar problemas que puedan ser resueltos a nivel regional, "de tal manera que en un lapso de tres años podamos volver a conversar y decir 'ya que resolvimos los primeros problemas, tenemos que ver cómo podemos enfrentar otros que sean de carácter regional'", según enfatiza Díaz, quien además precisa que dentro de los temas que podrían ser abordados desde el ámbito local asoman conflictos sociales como la falta de acceso al agua, el riesgo de derrumbes, caminos malos o mal servicio de electricidad.
Gloria Callupe, encargada de la Unidad de Pueblos Originarios de la entidad convocante, afirma que uno de los aprendizajes clave para la realidad del Biobío dice relación con la voluntad política y el factor tiempo, "porque tratándose de un desencuentro de tan larga data, es imposible pensar que vamos a encontrar soluciones en el corto plazo, por eso hay que tomarse el tiempo de dialogar con todos quienes tengan la disposición". Por lo mismo, dentro de la semana del 5 de junio se realizará un encuentro de trabajo con los actores que fueron parte de la comitiva, con la finalidad de recoger miradas y reflexiones y así construir una especie de ruta para trabajar desde la Región.
Junto con lo anterior, están programados a contar del segundo semestre diálogos territoriales y abiertos, a fin de que estén presentes autoridades ancestrales y dirigentes mapuche, pero también actores empresariales, por ejemplo. "Lo que buscamos es dar el paso a dialogar, teniendo en cuenta que es el diálogo la instancia que nos llevará a generar acuerdos, tal como los conflictos se han resuelto en Nueva Zelanda o Canadá", comenta Callupe.
El exministro de las Negociaciones del Tratado de Waitangi en Nueva Zelanda, Christopher Finlayson, responsable de comandar durante una década las conversaciones entre las comunidades maoríes y el Estado, comprometió su visita a la Región para seguir de cerca los diálogos impulsados desde el Gobierno Regional. Se espera que en septiembre Finlayson llegue a Concepción.
ACADÉMICO, FORESTAL Y MAPUCHE
Entre los asistentes estuvo presente el vicerrector académico de la Universidad del Bío-Bío (UBB), Erik Baradit, el gerente de Asuntos Públicos de Arauco, Mauricio Leiva, y el dirigente pewenche y gestor territorial intercultural UBB, Pascual Levi. Antes de plantear los próximos desafíos, la autoridad universitaria remarca que su casa de estudios ya posee programas ligados a la interculturalidad, así como la responsabilidad de liderar un centro de formación técnica ubicado en Tirúa, lo que permite ahora proyectar nuevos objetivos, especialmente aquellos asociados al idioma y la lengua de los pueblos originarios.
"Este viaje sirve para establecer que debe haber una voluntad de los actores principales, es decir, los pueblos originarios, el gobierno y el sector privado, pero para eso debe haber una voluntad de querer llegar al diálogo, algo que está bastante en el tapete. Probablemente, sólo se podrán hacer cosas puntuales", advierte Baradit.
Con cosas puntuales se refiere a mantener activas las conversaciones, al menos entre las personas que fueron a Nueva Zelanda para así avanzar en ideas centrales. Desde la academia, Baradit espera lograr avances en materia de lengua y cultura, a través de estrategias que involucren a todas las universidades de la zona. "Como resultado de esta visita, una de las cosas que haremos tiene que ver con profundizar los aspectos interculturales en la universidad, es decir, poder incorporar en algunas unidades a profesionales de pueblos originarios, a fin de que participen más desde el punto de vista académico, pero también, por ejemplo, establecer un centro de idioma y ofrecer las lenguas (originarias)", avizora.
El gerente de Asuntos Públicos de la firma forestal Arauco, en tanto, define la experiencia neozelandesa como "muy interesante, educativa e inspiradora", especialmente en lo que respecta a la promoción de la lengua maorí. Destaca también las políticas de Estado practicadas en el territorio insular de Oceanía que hacen que las comunidades se hagan parte de las actividades productivas, sin perder su identidad cultural. Consultado por el nivel de apertura del sector forestal para replicar este método, Leiva dice que el modelo de diálogo y encuentro asumido por el Gobierno Regional "es súper interesante" y que "hay que buscar esos espacios para ver cómo se cohabita, trabajar y producir a la par de la preservación de la identidad cultural de los pueblos originarios".
Respecto a medidas puntuales que se puedan llevar a cabo a partir de esta acción, añade que es posible seguir potenciando la política de relacionamiento que mantienen con el pueblo mapuche hace más de diez años, en el sentido de proteger espacios particulares dentro del patrimonio de Arauco. A la fecha, la empresa se relaciona con cerca de 400 comunidades mapuche en la zona, de acuerdo a Leiva.
Por último, Pascual Levi, quien es además lonko de la comunidad Quepuka Ralko de Alto Biobío, piensa que aún hay mucho camino por recorrer y que existe una gran diferencia entre lo que sucede en Nueva Zelanda y Chile. "Allá se habla de pedir perdón, pero un perdón de verdad. El perdón está acompañado de otros factores, como compensaciones económicas y un plan de desarrollo. Acá se han hecho muchos perdones, pero siempre queda como un intención", enfatiza Levi.
El punto, a su juicio, está en dejar atrás "la caridad" que caracteriza a los proyectos presentados a la fecha y posibilitar que los propios pueblos originarios decidan con quién quieren trabajar.
"Es importante el patrimonio que los maoríes tienen sobre el tema forestal, agrícola y ganadero. Son socios de las grandes empresas, y si estas no cumplen, lamentablemente hay acuerdos que todavía rigen. Eso es valorable (...) Lo importante es que hoy hay un intento que no se había hecho antes y que permitirá abrir espacios para dialogar, sin una mirada piramidal, porque la idea es llegar a acercamientos y puntos de vista", destaca el lonko.