"Nos hemos enfocado en fortalecer la gobernabilidad, que hace algunos gobiernos está deteriorada"
El designado por Evópoli cuenta cómo ha sido el trabajo "sin estridencia" del grupo en sus primeras tres semanas, ahonda en los acuerdos de norma logrados, como la incorporación por primera vez de un capítulo sobre representación y participación ciudadana.
Por MauricioÁvila Cárdenas
Delgado y amable. Tiene una austera oficina en el tercer piso del ex Congreso Nacional que hace un año no pensaba en tener, ya que se desempeñaba como un destacado docente de Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica.
Sebastián Soto Velasco, con 45 años, es el vicepresidente de la Comisión Experta que redacta el anteproyecto de nueva Constitución que el Consejo Constitucional, elegido en votación de la ciudadanía, usará como base para la redacción de la propuesta de Carta Magna que será plebiscitada en diciembre. Nominado junto a otros 23 ciudadanos por los partidos políticos, fue nombrado por Evópoli para esta etapa del nuevo proceso constituyente y dice que se ha entendido muy bien con Verónica Undurraga, PPD, quien encabeza la mesa.
Han sido tres semanas frenéticas porque este jueves a la medianoche venció el primer plazo para armar la propuesta de los primeros temas que este grupo de 21 abogados y abogadas, un sociólogo, una periodista y una economista pondrán en las manos de los consejeros como un insumo para su discusión. "Lo primero que destacaría en estas tres semanas es haber logrado construir acuerdos en plazos breves para tener un primer esqueleto que nos permite sentar las bases de un contenido mínimo para luego, en los dos meses que quedan, ir agregando materias por la vía de las enmiendas. Lo segundo es que puede ser procedimental, pero no menos importante, es que yo veo que los miembros de la Comisión Experta tienen una muy clara conciencia del deber que se nos ha entregado, y ese es elaborar un borrador para que luego el Consejo debata y que ese borrador pueda ser una nueva y mejor Constitución. En un ambiente de disenso, pero respeto mutuo, hemos logrado construir las primeras bases", señala.
-Son tres semanas y ya hay acuerdos gruesos. Uno podría pensar que esto ha sido fácil.
-No, la comisión refleja la pluralidad de visiones que hay en nuestro país, por lo tanto, llegar a acuerdos es siempre un desafío. Pero lo positivo de este proceso es que tenemos plazos muy acotados y eso nos obliga a trabajar muy intensamente para llegar a esos acuerdos. Lo segundo, es que hay conciencia de los comisionados y comisionadas en discrepar con respeto, en hacer los planteamientos sustantivos pero sin estridencia, en comportarse dentro de un marco que es una discusión constitucional, a fin de estar a la altura de lo que se nos pide. No es que sea fácil, sino que es un esfuerzo de todos los que componemos la Comisión Experta por cumplir el deber que se nos ha pedido.
-En el fútbol se dice que lo que sucede en el camarín, ahí queda. ¿Es un poco eso, que lo que han discutido tal vez acaloradamente no ha salido del consejo? Tal vez para no repetir lo que ocurrió en el proceso anterior, cuando las discusiones fueron públicas.
-Nosotros tenemos siempre en el espejo retrovisor la experiencia de la Convención, porque no estaríamos aquí si la Convención no hubiera fracasado, y por eso entonces hay un acuerdo tácito, pero muy presente, en cuando a que nuestras discrepancias deben mantenerse bajo ciertos límites. Nuestros intereses y aspiraciones deben administrarse concontención en cuanto a que no podemos llevar al texto de la Constitución todo lo que soñamos o todo en lo que creemos, sino que aquello en lo que tenemos un acuerdo sustantivo.
-¿Cuáles son los consensos más trascendentes que ya están resueltos?
-Cada comisión resolvió algunos mínimos sobre los cuales se va a seguir construyendo, viendo las críticas, escuchando sobre lo que ya se ha construido e incorporando nuevas materias. Por ejemplo, en la comisión de sistema político, que integro y que preside Juan José Ossa, alcanzamos algunos acuerdos sustanciales en modificaciones al sistema político dentro del régimen presidencial. Por ejemplo, nos hemos enfocado en fortalecer la gobernabilidad que creemos que hace algunos gobiernos está deteriorada. En segundo lugar, mejorar la coordinación entre el Congreso y La Moneda, dando más fuerza al sistema de partidos, reduciendo la fragmentación y fortaleciendo la disciplina partidaria. Esos son acuerdos sobre un diagnóstico compartido por muchos hoy en Chile. Lo mismo en representación y participación ciudadana. Por primera vez hay una propuesta de un capítulo nuevo sobre representación y participación ciudadana, que lo que hace es fortalecer el rol mediador de los partidos políticos, y por otro generar mecanismos de participación ciudadana.
-¿No cree que se ve feo que los partidos políticos los eligen a ustedes y luego ustedes potencian a los partidos?
-No, hoy día hay una convicción clara, no sólo en la política, sino que en todos aquellos que analizan la gobernabilidad, en Chile y el mundo, de la necesidad de fortalecer el sistema de partidos para que sea la columna vertebral de la democracia, y eso es un llamado de todas las democracias en el mundo. Entonces, para eso es que hay una serie de mecanismos que no se inventan acá, sino que existen en otras partes del mundo que permiten aumentar la gobernabilidad por la vía de un sistema de partidos. Por ejemplo, la existencia de los umbrales, es decir, que los partidos que llegan al Congreso tengan un porcentaje de apoyo ciudadano mínimo y no puedan ser verdaderas pymes de la política.
-Los partidos políticos son responsables también hoy de la mala imagen de la política. No basta con que la Constitución los fortalezca, sino que ellos también deben estar a la altura, ¿o no?
-Nadie quiere volver a democracias que sean exclusivamente de partidos, como lo fueron durante el siglo XX. Vivimos en una época distinta en la que los partidos no solo en Chile sino que en el mundo, están sometidos a un severo escrutinio, pero eso no implica que podamos olvidarnos o no hacer lo posible por fortalecer un sistema de partidos y hacerlo más flexible, más moderno y transparente, que esté con la ciudadanía; porque en definitiva no hay democracia sana sin sistema de partidos.
-¿Hay algún ejemplo a seguir en el mundo?
-No hay una bala de plata ni un lugar que queramos copiar porque todas las reglas constitucionales deben adaptarse a la cultura política chilena. Pero sí me parece la idea de umbrales que tomamos de Alemania; la idea de una elección parlamentaria en la segunda vuelta que permita formar coaliciones que tomamos de Francia, y otra serie de ideas que tomamos de diversas partes del mundo que han sido examinadas antes en Chile, que no son cuestiones que salen de un sombrero, sino que han sido debatidas. La Constitución por sí misma no va a resolver los problemas de la política. Pero la Constitución puede contribuir con sus reglas a que los políticos ante la ciudadanía vean este desafío con nuevos ojos, a fin de que todos finalmente contribuyamos a que nuestra democracia, que tiene desafíos grandes, pueda por fin entrar en un perfeccionamiento.
-Los equilibrios del poder son fundamentales para la estabilidad. ¿Cuáles son los ajustes que consolidan estos equilibrios?
-Hicimos algunas modificaciones a fin de distribuir mejor de alguna forma el poder. Y también entregarles nuevos poderes a la Cámara y al Senado. Y en ese sentido nuestro objetivo principal fue lograr mejor coordinación entre ambos poderes evitando o canalizando los conflictos. Pusimos cambios en las urgencias, donde permitimos, como en la Constitución del 25, que el Congreso califique las urgencias, pero a la vez para ciertos proyectos muy especiales del Ejecutivo, creamos la llamada agenda prioritaria, que permite que no más de tres proyectos al año deban ser discutidos durante ese año para grandes reformas que siempre tienen los gobiernos.
-¿Interpelaciones y acusaciones constitucionales también entran? Está claro que los partidos han exagerado con ellas.
-Nosotros en la subcomisión miramos muy críticamente el mal uso que se ha dado a estas herramientas hace un buen número de años, porque se les ha utilizado para hacer valer responsabilidades políticas y no como en teoría en el texto dice, que son para hacer valer una responsabilidad constitucional, una sanción.
-De gestión.
-Eso, por eso proponemos crear un nuevo mecanismo que podría ser interpelación 2.0, que es un mecanismo de control de la gestión de un ministro que lo que busca es canalizar por esa vía los cuestionamientos políticos a los ministros y no mal usar la acusación constitucional bajo el supuesto de una vulneración grave de normas constitucionales.
-El anterior proceso se caracterizó por un gran protagonismo de temas indígenas, incluso se le etiquetó como indigenista. Ahora no se ha escuchado mucho del tema.
-Ha habido discusiones sobre distintas materias vinculadas con los pueblos indígenas. De hecho, la Comisión 3 incorporó una norma de reconocimiento de los pueblos indígenas.
-¿Sólo reconocimiento? ¿No es irse al otro extremo?
-Hay un primer reconocimiento en esta primera etapa. Quedan dos meses y de seguro volverán a discutirse temas vinculados con derechos indígenas. Lo que hemos avanzado en estas dos semanas no significa que esto acabe aquí, sino que es un primer paso, un esqueleto, un primer tiempo. Vamos a seguir debatiendo, por tanto, si alguien extraña algún tema, alguna materia, no es que no estará presente.
-La definición de estado social es algo que se mantiene del borrador rechazado. ¿Puede conversar esa definición con la de un estado subsidiario?
-Son discusiones algo abstractas, pero importantes, que solo aterrizan en los desafíos que tiene el país con la ciudadanía a través de leyes y políticas públicas especiales. Con todo, es necesario decir que el texto de la Comisión 3 incorpora que Chile se organiza como un estado social y democrático de derecho y con eso entra en línea con un concepto que nace del derecho constitucional después de la Segunda Guerra Mundial, pero que convive a mi juicio muy bien con una tradición constitucional chilena vigente en la actual Constitución, que pone énfasis en el respeto a las asociaciones, a la protección de sus propios fines, y a que finalmente el estado social no es puro estatismo, sino que es colaboración entre los desafíos del Estado y aquellos que puedan hacer también las asociaciones. Eso que en el Chile de los 80 se llamó subsidiareidad y que tenía una expresión política de estado mínimo, la verdad es que en abstracto es un llamado tanto a la sociedad civil como a los órganos públicos a colaborar con el bien común. A mí me parece que es perfectamente compatible con nuestra propia tradición de la idea de estado social de derecho que queda muy bien abordada en el capítulo primero y que es una forma de mostrar respeto por la tradición y el cambio. Es decir, continuidad y novedad, que es siempre el desafío de los procesos constitucionales. No pura refundación, sino que también tradición.
-A uno le hablan de Estado social y de inmediato piensa en los países nórdicos, con salud y educación gratis, todos en bicicleta…
-Es importante decir que las cláusulas de estado social de derecho no solo están en las constituciones de Alemania, Italia, y los países nórdicos, sino que también en Colombia, Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador…entonces, la cláusula admite muchas cosas, por eso más que enamorarnos de un conjunto de palabras, yo creo que tenemos que llenar de contenido esa cláusula para que el Estado de mañana sea un Estado que convoque a satisfacer los desafíos de los chilenos, no sólo a los órganos estatales, sino que también a la sociedad civil.
-¿Han pensado una salida en caso de que la población vuelva a rechazar?
-Nuestra única tarea es presentarle un anteproyecto de nueva Constitución al Consejo. Yo creo que nosotros tenemos que hacer lo posible por elaborar el mejor anteproyecto posible con el mayor consenso posible. Ese es nuestro gran deber. Pienso que nuestro actuar tiene que estar inspirado no tanto por lo que vaya a producirse en diciembre, sino por lo que hoy son nuestros desafíos para redactar cláusulas que no pretendan solucionar todos nuestros problemas, que no pretendan abordar todas las preocupaciones de los chilenos, sino que pretendan simplemente escribir una ley fundamental, lo básico, para que el Consejo a partir de junio discuta y delibere.
-¿Qué tanto margen para hacer cambios o agregar temas tendrán los consejeros?
-El 7 de mayo es un día muy importante porque es la elección de los consejeros y quienes tienen lápiz, goma, destacador y tijera, son ellos. Nosotros tenemos solo lápiz, con el que escribimos un anteproyecto y lo entregamos el 7 de junio para que ellos lo trabajen, lo cambien, lo mejoren, lo perfeccionen, eliminen o incorporen nuevos temas. Por lo tanto, quienes en realidad tienen la decisión final son los consejeros electos por los chilenos y chilenas.