"Nuestro trabajo nace de los errores que vi con mi hija y no quiero que eso se repita"
A seis años del fallecimiento de Antonia Garros, cuenta cómo lleva adelante el duelo y el trabajo que realiza la fundación: desde febrero han atendido a 60 mujeres, estudian la violencia en la Región y proyectan desafíos.
"Preferiría no tener la fundación y tener a la Antonia conmigo. La fundación ha sido mi tabla de salvación, porque desde el primer día yo supe que no iba a haber ninguna reparación justa (...) No hay ninguna justicia que valga, a mí me da lo mismo, porque hoy no tengo a la Antonia y a mí me hace falta. Como esto lo entendí de un principio, la fundación es una forma de honrarla".
Consuelo Hermosilla reconoce tener una relación especial con el duelo por la muerte de su hija, Antonia Garros, hace ya seis años y tras de una serie de lesiones y conductas abusivas por parte de su pareja, que llevaron a su suicidio.
Junto con ello, destaca los pasos que ha dado la fundación durante los últimos meses, entre ellos la reciente apertura de un centro de ayuda a víctimas en el centro de Concepción (Orompello 236) como también con el inicio de un estudio sobre violencia de género en la Región, ambos proyectos financiados por el Gobierno Regional.
"No puedo estar más agradecida, porque uno a veces se cansa de pedir, de tocar puertas, de que seamos un centro donde nos envían muchos casos de otros lugares. Y ahí uno dice, cómo sí se dan cuenta ayudamos a descomprimir el sistema, no se dan cuenta que necesitamos plata para esto. Que el Gobierno Regional nos haya abierto las puertas es algo muy satisfactorio", dice, para enumerar durante la charla una serie de objetivos que se pone junto a su equipo: dar charlas sobre violencia de género a hombres, abrir el camino para ser una Empresa B y entregar servicios de gasfitería, cerrajería o pintura desarrollados por y para mujeres, y avanzar en la labor educacional.
Todo de la mano con el equipo de siete trabajadores de la fundación y el apoyo que llega a 55 voluntarios que desde mediados de 2017 han apuntalado el crecimiento del espacio de ayuda.
"Cuando puedo les agradezco, porque esto lo tenemos por ellos. Hoy les puedo pagar, pero estos seis años he trabajado con gente que tiene la convicción de que este es el camino para tener una sociedad libre de violencia. Me parecía ilógico que tuviese que buscar profesionales fuera de la fundación si como voluntarios me han apoyado tanto tiempo", dice.
Es jueves en las oficinas del centro de ayuda, y Consuelo Hermosilla cuenta que desde su apertura han ingresado casi 60 personas para ser atendidas por sicólogos, abogados y trabajadores sociales a raíz de distintos hechos de violencia: "Muchas llegan de forma directa, van pasando por acá, ven el letrero afuera y entran a pedir ayuda. Antes nos contactaban por las redes sociales o por mail, pero ahora llega gente directo y eso me llama la atención".
-¿Por qué cree que ocurre eso?
-Porque uno a veces piensa que la gente ubica la fundación, pero si uno piensa en el día a día de las personas es lógico que no sea así. Van al trabajo, estudian y están todo el día ocupados. Hay desconocimiento, pero sí conocen el nombre porque se confunde con el de Antonia Barra, pero saben que entregamos ayuda y se atreven a pedirla.
-Uno pensaría que responde a la dificultad de encontrar soluciones para quienes viven al interior del espiral de la violencia de pareja...
-Nos ha pasado, y sobre todo hay gente que está pasando por un momento de crisis y ve ese rayito de luz para decir es ahora o nunca. Por eso para nosotros es tan importante que si viene alguien lo atendamos al tiro y no tramitarlo. Debemos diferenciarnos, y hoy tenemos la capacidad de atender 18 personas al día, ya que tenemos tres sicólogos que atienden a seis personas al día; ahí son capaces de hacer un buen trabajo, que sepan quién viene, conozcan su historia y no estén apurados con la hora.
Es importante que sean bien atendidas las personas porque esta fundación nace de los errores que vi en la atención a mi hija. No quiero que se repita y si de mi depende, quiero que sea la mejor atención que van a recibir.
Educación y apoyo
Consuelo Hermosilla reconoce que hablar de violencia en cualquier contexto, pero sobre todo en las relaciones de pareja, sigue siendo un tema tabú y apunta a la educación como un eje central de la labor que debe tener la fundación en el futuro.
"Debemos tener educación, políticas públicas y leyes alineadas para avanzar. Mientras no tengamos educación a través de las emociones, los jóvenes no saben lo que sienten. A ti como hombre se te permite socialmente sentir rabia en esta época, y a las mujeres la pena. No sé de educación, pero puedo ver que, si no eres capaz de enseñarle a los niños desde kínder qué sienten, que sepan distinguir, tienes adolescentes que no saben qué sienten y adultos con relaciones fracasadas al no saber cómo expresar lo que sientes", dice, para luego enfatizar que "los adultos debemos tener claro que se debe poner en la mesa, conversarlo con los hijos. Si no eres capaz de traspasarles esto, lo van a hablar con sus pares que tienen la misma cantidad de dudas de los chicos. A la gente de mi edad o la tuya no le gusta hablarlo, pero hay que hacerlo porque debemos sacarnos la caricatura de la violencia: esto le pasa a todo el mundo".
En su experiencia reciente, la directora de la Fundación Antonia ha recorrido distintas partes del mundo contando su experiencia. Experiencia que le ha permitido generar alianzas, por ejemplo con Yves Saint Laurent, -"una empresa que uno no creería que se haga cargo de estos temas"- y donde dice que "cuando doy las charlas con ellos, conversamos que no es un tema bonito y valoro que se hagan cargo de este tema con una campaña para los más jóvenes para que lo piensen y analicen".
O un viaje realizado en octubre a Ciudad del Cabo, Sudáfrica para participar de un programa norteamericano que trabaja con fundaciones que combaten la violencia (Vital Voices): "Éramos diez organizaciones, la única de América del Sur, y cuando te juntas te das cuenta de que todas funcionan igual, solo que en otras partes tienen más apoyo. Nosotros éramos la única que no recibía ningún apoyo estatal, los demás tenían subvenciones durante años".
Por ello, lamenta que su fundación carezca de apoyo estatal y apunta a que todo es un tema de voluntades. "¿Cómo entiendes que este gobierno que dice ser feminista y esté tan comprometido con estos temas, pero que recorte plata a programas y planes para las mujeres, como Sernameg o Prodemu? Uno debe tener medios para moverse", reflexiona.
Todas son antonia
Es el cierre de la conversación y Consuelo Hermosilla dedica varios minutos a recordar a su hija Antonia, su crianza y el último año de su vida en que vivió una espiral de violencia por parte de su pareja. Cuestiona el actuar de los profesionales que la atendieron -"la llevé al psicólogo y psiquiatra, pero no quisieron ir más allá o escuchar a la otra parte. A mí, la vez que me recibió su psiquiatra me dijo "por si acaso esta chiquilla no va a terminar con el pololo". ¿Qué profesional hace eso?"- pero también se lamenta no haber sido más dura.
"Al ver todo esto, tenía dos alternativas y tengo otra hija, la Rosario. A mí se me fue la mitad de mi vida, pero tengo a mi otra mitad de la que soy responsable. Si no hubiese tenido la fundación, no sé qué hubiese hecho. Quiero honrar su memoria, que todo el mundo sepa cómo comenzó, incluso cuando doy sus características doy la de todas las víctimas de violencia, con diferentes caras o cuerpos, pero todas actúan de la misma manera", dice.
Junto a ello, confidencia a este medio lo que vivió tras la muerte de Antonia el 7 de febrero: "La gente se pregunta mucho por mi duelo, y en lo único que me enfoco es en que la Antonia dejó de sufrir. Cada cosa que recibió en silencio tiene que haber sido tan humillante y dolorosa; cuando me metí en su computador y algunas cosas que dejó abiertas, me di cuenta de que se había hecho un aborto y lo único que quería era tener familia. Entonces, me queda súper claro que si se hizo un aborto fue porque la otra persona se lo exigió. Lo debió haber pasado tan mal".
Por ello, vuelve al rol que tiene hoy su fundación y cuenta que "en cada persona veo a la Antonia, es la misma historia, y cuando hago las primeras acogidas veo lo mismo, pese a que ahora hago menos. Hasta soy capaz de terminar las oraciones, ninguna ha sido diferente".
-¿Estaría contenta Antonia de ver todo lo que se ha hecho?
-No puede estar más creída. Es famosa (ríe), tiene todo bonito, imagínate que ella usaba el Parisienne de YSL. Debe encontrar que todo está tal como ella quiere.