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Desde el 10 de abril

BAJ Biobío iniciará su temporada de talleres bajo el alero de la Unesco

La iniciativa está orientada a jóvenes entre los 15 y 29 años, y se busca ampliar la participación de mujeres, disidencias de género, pueblos originarios y migrantes.
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Por Nicolás Martínez Ramírez

Desde su llegada a Lota en 1998 y luego a Concepción, desde 2005, Balmaceda Arte Joven Biobío se ha caracterizado como un espacio integrador y que busca ser un aporte tanto para el sector donde está emplazado como para toda la Región.

Año a año, la entidad ofrece una variada oferta de talleres e iniciativas abiertas a la comunidad. Es así que, en el marco de la iniciativa "Fomento de la diversidad cultural a través del empoderamiento de las y los jóvenes", BAJ se adjudicó el "Fondo Internacional para la Diversidad Cultural" que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

"Este proyecto obedece a una línea que Unesco quiere reforzar en respeto a la diversidad como un valor, especialmente entre los jóvenes. De ahí que los talleres de esta temporada tendrán ese sello", señaló el director regional del espacio cultural, Pablo Gaete.

Diversidad

Esta iniciativa, firmada como un acuerdo nacional de Balmaceda Arte Joven con la Unesco, propone aumentar la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de la diversidad como un valor por parte de jóvenes activos y empoderados.

Es así que se busca contar con la participación de un grupo diverso de jóvenes entre los 15 y 29 años, compuesto por un 50% de mujeres y disidencias de género, un 20% de integrantes de pueblos originarios, y un 20% de migrantes.

No obstante, no se excluye a quienes no formen parte de este grupo, manteniéndose la convocatoria como una invitación abierta a toda la comunidad interesada.

En este nuevo ciclo, BAJ Biobío ofrecerá dos talleres presenciales en su sede y cuatro en colegios, en las disciplinas de fotografía, performance, artes visuales y música, junto a artistas locales, los que se desarrollarán desde el 10 de abril.

"Algunos de los artistas educadores participaron de una metodología especial Unesco, que refuerza la diversidad cultural. Hay todo un enfoque y un respeto a la diversidad como valor", destacó Gaete.

Las inscripciones para los talleres que tendrán lugar en la sede del centro cultural ubicado en Colo Colo 1855, están abiertas en las mismas instalaciones hasta las 19 horas del jueves 6 de abril.

En paralelo y en el mismo lugar, están disponibles también las inscripciones a los talleres que serán efectuados en los colegios Rebeca Matte, de Concepción, y el Liceo Cardenal Samoré, de Santa Bárbara.

"Este vínculo tiene una tremenda importancia, porque la Unesco es el organismo mundial que orienta las políticas públicas de todos los países de la ONU. Es el referente mundial en cultura y no siempre se tiene contacto con ellos. Es un orgullo haber ganado este fondo y aplicarlo en nuestros talleres, es todo un desafío", destacó.

El músico, productor y gestor cultural Cristian Reinas será el encargado del taller "Creación sonora y contingencia", donde se revisarán las bases teóricas y prácticas para la creación sonora: la voz y la palabra, instrumentos acústicos y electrónicos, grabaciones ambientales y procesamiento en software libre.

También se explorará la capacidad expresiva de las herramientas y habilidades que los participantes conozcan, con las que se realizarán creaciones sonoras individuales y colectivas que conecten con la contingencia. Todo con un cupo para 15 estudiantes.

Con el mismo número de vacantes, el poeta y fotógrafo mapuche Wenuan Escalona dictará el taller "Autorretrato: un diálogo entre palabra y fotografía".

Esta será una instancia para reflexionar, expresar y auto-conocerse, mediante la exploración de la poesía y fotografía como lenguajes artísticos. Todo, indagando en los antecedentes del autorretrato por medio de trabajos prácticos de escritura, fotografía y diálogos grupales, donde los aspectos biográficos, territoriales y sus propios intereses serán los ejes principales.

De acuerdo al director regional, "Balmaceda tiene este sello de institución vinculada a la formación y educación artística, por lo que los talleres siempre tienen ahí un rol destacado, pero también tenemos actividades de difusión de las artes".

Es aquí donde iniciativas como la Galería Balmaceda, actividades de mediación con los artistas que son parte del programa Galería Activa, los ya tradicionales festivales de música de Balmapop y Balmarock, encuentros de ilustradores y el punto lector "Archivo Musical Biobío" serán los principales ejes de la temporada 2023 del espacio, que será presentada prontamente.

Comentario de danza

"El padre de las aves": las piedras que cargamos

Se trata de la nueva coproducción de compañías escénicas de la región junto al Teatro Biobío, que tuvo su función inédita en las inmediaciones de esta institución.
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Por Alejandra Herrera Mora

¿Qué compone una obra dirigida a las infancias? ¿Es acaso la inocencia de su trama? ¿Lo llamativo de su sonoridad y colores? ¿Qué la diferencia de una propuesta para adultos? ¿Desde qué mirada contemplamos estos espectáculos?

Esas son algunas de las interrogantes que emergieron al ser testigo del estreno de "El padre de las aves", en la Sala de Cámara del Teatro Biobío. Una temporada de tres funciones en la última parte del mes de marzo y que debería volver al mismo escenario.

La invitación fue retornar a lo esencial. ¿Qué somos sino seres nómades inmersos en un espacio, donde convivimos otros elementos (inertes y sintientes) que son propios del entorno?

Así, es posible escuchar estímulos sonoros vinculados a esta reflexión, tal como el sonido de las ventiscas, el rumor de las hojas o el murmullo de los cursos del agua. Atmósfera también impregnada de un aroma amaderado y acompañado por el relato de las expresivas voces narradoras.

El movimiento en la obra es un punto decisivo en la evolución (no sólo humana), expresado a través de este viaje simbólico protagonizado por los tres bailarines en escena: Francisco Carvajal, Maiza Czischke y Camilo Morales.

Para profundizar en ello, el montaje -desarrollado por Teatro El Rostro y la compañía de danza Cuerpo Imaginario- estableció de objeto conductor una roca triangular ubicada en el suelo, dispuesta frente al público antes de iniciar la obra. En su simpleza e irrelevancia, este artefacto se convierte en el punto de confluencia de los intérpretes y sus experiencias sensitivas.

Lo simbólico

"Las piedras que traigo, ¿cuándo dejan de pesar?, ¿cuándo se transforman en el camino?", son algunas de las frases relatadas en los 30 minutos de performance. Los integrantes del elenco trasladan esta pieza, la lanzan y la llevan consigo: la sostienen en sus manos, en sus brazos y en el torso.

¿Cuál es el simbolismo de aquella roca? ¿Qué connotaciones y formas adquiere? ¿Cuánto es su peso y donde lo cargamos durante el andar? Encontrar cada una de estas respuestas es una incursión personal, que sugiero experimentar gracias a esta obra dirigida por Álvaro Sáez y Sandra Vargas.

La contemplación profunda de las personas adultas en contraste al júbilo del público infantil, con rítmicos aplausos al compás de la música con tintes palestinos, invita a ahondar en las posibles lecturas de esta creación para los más jóvenes y abandonar el prejuicio que puede existir en este tipo de obras.

La metamorfosis de la propuesta, desde el radioteatro hasta su despliegue escénico, permite aunar de forma innovadora e interesante los soportes sonoros, corporales, materiales y audiovisuales, cuyo resultado se traduce a una sugerente experiencia inmersiva.

La versatilidad y expresividad de los bailarines se traduce en movimientos vertiginosos, un importante trabajo gestual -facial y corporal- y la composición de una arquitectura humana. Ello, junto a la sensible dramaturgia de María Fernanda Carrasco, conjugan un potente mensaje, que tras su desenlace deja el andar ligero.

El montaje surgió para desafiar a la juventud sobre la migración, pero tiene la gracia de ir un poco más allá de lo literal.