Violencia contra la mujer: la pandemia que no cesa
Tammy Pustilnick Arditi, Socia, Corporación Descentralizadas,
¿Conocen alguna mujer que nunca ha sufrido algún tipo de violencia en el transcurso de su vida? Esa es la pregunta que muchas veces hago a mis amistades, familiares, estudiantes o en charlas profesionales. Y es desolador ver la mirada de frustración en sus ojos mientras niegan con la cabeza. La cruda realidad es que es muy difícil encontrar una mujer que no haya sufrido algún tipo de violencia física, sexual, psicológica, económica, laboral o callejera a lo largo de su vida. Mientras escribo esta columna recuerdo fácilmente 3 episodios que me ocurrieron a mí el último año.
"Asfixia por estrangulación y signos de violencia sexual"; "impacto de bala"; "golpeada con un objeto contundente, para luego asfixiarla"; "tendida en el piso con heridas corto punzantes en distintas partes de su cuerpo"; "agredida en plena vía pública con un cuchillo, causándole una grave lesión en el abdomen". Estas son las descripciones de algunos de los 41 femicidios consumados del año 2022. Cuarenta y una mujeres que perdieron su vida y otras 168 que casi la pierden en femicidios frustrados.
Si comparamos esta cifra con años previos, vemos que los números se mantienen lamentablemente estables: año 2021, 44 femicidios consumados; año 2020, 43; año 2019, 46; año 2018, 42; año 2017, 44 y la pregunta lógica que surge es ¿por qué los números no descienden drásticamente? Es indudable y constatable que los movimientos feministas han tenido gran impacto los últimos años a nivel mundial y nacional, pero aun así, nos siguen matando.
El femicidio es la manifestación más extrema de violencia de género; es el resultado final de instancias de violencia y agresiones previas. Por ende, el gran desafío para atacar la raíz de esta gran pandemia, es erradicar la cultura naturalizada de las diversas manifestaciones de violencia toleradas y aceptadas. Y para erradicarlas, debemos ser capaces de identificarla, pues cuando la sancionamos (¡que por supuesto es intransable!), ya hemos llegado tarde.
Llevamos pocos días de este 2023 y ya se ha consumado el primer femicidio en Chile. Es urgente que sigamos con pasos concretos para erradicar la violencia de género pandémica, y para ello, el llamado no es a "cuidarnos", pues la responsabilidad nunca recae en nosotras (como tantas veces nos dijeron - o siguen diciendo), sino a educar y concientizar, a tener estas conversaciones en familia y amistades, y visibilizar que muchos actos que realizan son en realidad manifestaciones de violencia que no deben naturalizarse y menos seguir reproduciéndose.
La violencia de género está arraigada en actitudes ampliamente aceptadas sobre la autoridad de los hombres y el uso de la violencia para ejercer control sobre las mujeres, y es ahí donde debemos atacar la pandemia. La invitación entonces es comenzar este 2023 con la pregunta del inicio, y de ahí, continuar el año identificando, concientizando y erradicando aquellas conductas que surjan de dicha conversación.