Las alianzas, hitos y polémicas que marcaron a la Convención Constitucional
Han pasado dos meses desde que el órgano que redactó el texto constitucional entregó la propuesta que se vota hoy, pero la forma en que trabajó, las estrategias para lograr los dos tercios del pleno y las actuaciones de algunos convencionales durante doce meses siguieron impactando la recta final del plebiscito.
Equipo de Crónica Constitucional
"Todos juntos vamos a refundar Chile", expresó Elisa Loncon el 4 de julio de 2021 luego de ser elegida presidenta de la Convención Constitucional. En sus manos sostenía una bandera mapuche y un pañuelo verde símbolo de la demanda del aborto libre.
La escena fue la antesala de lo que ocurriría en la Convención, donde se instalaron distintas posturas identitarias. Además de las demandas indígenas apoyadas por la izquierda y centroizquierda, se formó un grupo feminista, coordinado por WhatsApp para ingresar iniciativas. Lo mismo ocurrió con los "ecoconstituyentes", quienes buscaron establecer una Constitución ecológica.
El Acuerdo por la paz de noviembre de 2019 y las posteriores reformas constitucionales viabilizaron una Convención con una configuración inédita en el país y en el mundo. Los 155 miembros elegidos de manera paritaria, con listas de independientes y escaños reservados para pueblos originarios mostraron una forma distinta de hacer política donde pueblos originarios fueron los grandes protagonistas del texto a votar.
Constantes divisiones
La distribución tradicional del Congreso se replicó en la Convención. A las semanas distritales se les denominó territoriales y las bancadas fueron reemplazadas por colectivos. Sin embargo, el centro político tradicional se desplazó hacia la izquierda.
Con el pasar de los días, la conformación política original del órgano cambió: Christian Viera, electo con la Democracia Cristiana, se fue al Frente Amplio, mismo destino de Jorge Baradit, quien al inicio estuvo con los socialistas. Bessy Gallardo, en tanto, pasó del Colectivo del Apruebo a Chile Digno.
En paralelo, la Lista del Pueblo se desintegró. La primera en irse de la colectividad fue Loreto Vidal, seguida por Elisa Giustinianovich. Posteriormente, otros 17 convencionales, incluido Rojas Vade, integraron Pueblo Constituyente para distanciarse de los dirigentes de la Lista del Pueblo que intentaban levantar una campaña presidencial.
Estas divisiones también o-currieron con los representantes de los pueblos originarios. Si bien los 17 escaños reservados votaban la mayoría de las normas como un solo bloque y desde el inicio tuvieron el apoyo del PC, estratégicamente algunos se unieron a Pueblo Constituyente y formaron la Coordinadora Plurinacional, mientras el resto se mantuvo fuera de los colectivos pero buscó alianzas con socialistas y frenteamplistas.
La derecha también tuvo su propia división. Los 37 convencionales de Vamos por Chile se redistribuyeron en Un Chile Unido, Chile Libre, Unidos por Chile e Independientes-RN-Evópoli. Estos últimos se subdividieron hacia el final del proceso, pues seis de ellos crearon Somos Región. Durante este tiempo, desde la derecha acusaron que el resto de la Convención no los consideró en la redacción y les rechazaron propuestas solo por venir de ese sector, como la de una defensoría de las víctimas, explicitar el derecho preferente de los padres para educar a sus hijos y el derecho a la fertilización asistida. Incluso gestos como una carta de un sector de la derecha hacia los pueblos originarios fueron mirados con escepticismo por el resto de la Convención.
Medición de fuerzas
A los dos meses de iniciado el proceso se produjo la primera gran disputa política. Chile Digno y en ese entonces Pueblo Constituyente, y algunos escaños reservados, no estaban de acuerdo con respetar el artículo 133 de la actual Constitución que establecía que las normas constitucionales debían ser aprobadas por dos tercios. Sin embargo, la idea del grupo liderado por Marcos Barraza (PC) fracasó ante al Frente Amplio, el Colectivo Socialista, Independientes No Neutrales y el Colectivo del Apruebo.
La segunda ocurrió con la elección de las coordinaciones de las comisiones, proceso en el que el Frente Amplio y el Colectivo Socialista se quedaron con la mayoría de los cargos. Pero el liderazgo del Frente Amplio duraría solo los primeros seis meses.
El 4 de enero, tras una extensa jornada hasta pasado las cuatro de la madrugada y que debió ser retomada al día siguiente, María Elisa Quinteros (Mov. Sociales Constituyentes) y Gaspar Domínguez (INN) fueron electos como presidenta y vicepresidente, respectivamente, relevando el poder de los independientes.
De ahí en adelante, las jornadas de trabajo hasta altas horas de la madrugada serían pan de cada día junto con las disputadas negociaciones. En sistema político, por ejemplo, la idea de plasmar un Congreso unicameral no tenía los dos tercios del pleno y las fuerzas de izquierda tuvieron que llegar a acuerdo en dos ocasiones. La idea del Colectivo Socialista, que buscó más atribuciones a la Cámara de las Regiones, se impuso, aunque este órgano igualmente tiene menos atribuciones que el Senado.
En esa misma comisión, otro de los enfrentamientos se produjo para definir un sistema de partidos. Mientras los independientes buscaban establecer listas como ocurrió en la elección de convencionales, los partidos se negaron e incluso Barraza señaló que no firmaría con un acuerdo el fin de su partido.
Posiblemente los mayores desencuentros ocurrieron en la comisión de Medio ambiente, donde predominaban los independientes ambientalistas quienes no dudaron criticar públicamente a los socialistas por rechazar sus normas en el pleno.
Con el gobierno de Gabriel Boric ya instalado, Frente Amplio, socialistas, Chile Digno y parte de Independientes No Neutrales se aliaron. En ese entonces, a la existencia de los colectivos se sumó una supradivisión: al grupo liderado por el Frente Amplio se les denominó el Bloque Oficialista, y en paralelo, los escaños reservados, Pueblo Constituyente, Mov. Sociales Constituyentes y la Coord. Plurinacional hicieron una alianza -denominada Bloque Popular- para negociar de mejor forma. Fue tal la división, que al final del proceso no hubo foto oficial de la Convención.