"Estamos trabajando para que el liceo sea plurigenérico desde 2024"
En la semana que el histórico recinto educativo cumplió 199, su máxima autoridad analiza los desafíos con foco en la recuperación histórica.
Este lunes, el Liceo Enrique Molina Garmendia de Concepción celebró en una emotiva ceremonia su aniversario número 199, recordando parte de su historia, e inició el camino para celebrar su bicentenario en 2023.
El emblemático recinto que ha sido formador de miles de hombres a lo largo de las distintas décadas -entre ellos autoridades políticas, líderes de opinión y sociales- inicia el camino a su tercer siglo de existencia con un objetivo ambicioso: después de 200 años de historia, trabaja para convertirse en un liceo plurigenérico desde 2024.
El rector Julio González asume que la decisión representa un cambio histórico, por lo que "queremos trabajar con prudencia, sin ser atolondrados, con reflexión y un sustento teórico. Nos hemos documentado, hemos tenido lectura, estamos en contacto con la directora de Género de la Universidad de Concepción, Lucía Saldaña, para que no sea algo cosmético, sino que esté enraizado y haya un cambio de mentalidad. Como liceo progresista, debe dar el ancho y estar a la altura desde la reflexión y la documentación".
-¿Como surgió la idea de que el liceo pase a ser plurigenérico?
-En una actividad que realizamos con los docentes, una comisión encabezada por profesoras planteó que una opción para recuperar matrícula es transitar hacia lo mixto, así como otros planteaban que era una buena idea optar por la educación básica y preescolar, como se ha hecho en otros establecimientos. Luego, esa idea de ser mixto fue madurando, y tomamos contacto con el Pilar de Género de la U. de Chile, también con personas para documentarnos y fue madurando la idea, para ir hacia ser un liceo plurigenérico.
Hicimos una consulta con los integrantes de la comunidad y los exalumnos, donde se manifestó un apoyo mayoritario, y ahora hay que hacer una votación. Se hizo una socialización con todos los estamentos, para hacerlo de frente a toda la comunidad.
-¿Qué pasos vienen para que el liceo realice esta transición? El proceso de admisión 2023 comenzó esta semana y solo se ofertaron vacantes para varones.
-Vienen ajustes del tipo de infraestructura como la habilitación de baños y otros espacios, y también administrativos para declarar en que cursos dispondremos vacantes, ya que no en todos porque debe ser gradual, se puedan declarar vacantes, pensando que el 2024 el liceo sea plurigenérico. Hay que adecuar el currículum, el lenguaje, las prácticas educativas, seleccionar lectura domiciliaria que ponga en relevancia a la mujer y los distintos géneros, que nuestra comunidad lo entienda y convivamos.
Ahí viene otro desafío que es el de convivir, y eso viene de la mano con que somos un liceo progresista, que es un sello del liceo, pero tenemos que darles las herramientas a los estudiantes para que puedan plantearse y manifestar sus opiniones. Tenemos el apoyo del Servicio Local de Educación, hay una comisión trabajando la infraestructura respecto a lo que pide la normativa.
Recuperación histórica
A la hora de abordar el valor histórico que tiene la llegada al bicentenario del Liceo Enrique Molina Garmendia, su rector Julio González establece dos dimensiones para comprender el rol del recinto.
Por un lado, expone que "que uno asume y toma la posta de una tremenda cantidad de sueños, recuerdos, anécdotas, experiencias y familias que formaron y educaron a sus hijos en el liceo, por lo que tenemos una cantidad inconmensurable de exalumnos. Ese es el pasado, el recuerdo que nos da fuerza para vivir el presente y proyectarnos hacia el futuro".
Junto con ello, indica que existe el desafío de la Educación Pública "respecto de la educación de los estudiantes más vulnerables, que es distinto e igual de válido que haber educado a la elite intelectual del sur de Chile, en las generaciones pasadas cuando no todos los niños llegaban al liceo. Hoy el desafío es instalar la esperanza de que la educación da movilidad social. Muchos estudiantes quieren solamente egresar de cuarto medio para incorporarse al mundo laboral y aportar a su familia, o contar con los recursos para apegarse al estereotipo de las personas más consumidoras, y no un ciudadano, integrante de un barrio o de un proyecto colectivo. Se perdió y hay que recuperar esa proyección para desarrollarnos y aportar a la sociedad".
-¿La formación educativa debe intentar generar un cambio en esta expectativa de los jóvenes o acompañar el cambio generacional, en el entendido que como usted señala, los intereses cambiaron respecto a 30 o 40 años atrás?
-Se deben acompañar estos cambios, y darle sustento a los estudiantes para que puedan tener una posición activa, crítica y protagónica de los cambios que se están viviendo, que tengan un lenguaje adecuado, una conceptualización adecuada con argumentos, una manera de expresarse que vaya más allá del lugar de origen para que puedan aportar en igualdad de condiciones.
No se trata de techos intelectuales, sino de la búsqueda de oportunidades y dignificar el espacio. Ahí, es donde se vuelve necesario el vínculo con el pasado para que el estudiante del presente sea incorporado al liceo. Tenemos claro que nunca más vamos a tener los dos mil estudiantes que había cuando también funcionaba el internado, buscamos llegar a cerca de 450. Las capacidades de las salas cambiaron y la complejidad social e incluso de salud mental, requiere menos estudiantes por sala para contar con más equipos y atender esas preocupaciones y falencias que tienen.
En ese punto, el rector González pone en valor el sentido que ha tenido la recuperación de espacios, producto del deterioro con paso de los años, que incluso motivaron movilizaciones exigiendo mejoras: "Se reforzó la idea de que somos una comunidad, y desde allí y las decisiones tomadas en colectivo, podemos darle gobernabilidad al liceo. Eso implica conversar con los estudiantes, decirles que son válidas sus demandas y que busquemos otras alternativas para hacerlas saber, porque el costo que ha pagado el liceo es mucho. La gente después de un proceso de toma que podría beneficiar a muchas personas, le da la espalda al liceo cuando decide dónde poner a sus hijos"
"Por otro lado -añade-, hemos ido abriendo espacios de dignidad. Por ejemplo, los instrumentos para los estudiantes que tienen sus bandas o la calefacción para cada una de las salas. Nosotros hemos ido haciendo un recorrido para ir transparentando el uso de los recursos, mostrando el nuevo mobiliario con las reparaciones a la biblioteca, al comedor estudiantil, la reparación del gimnasio, y los aportes que realiza toda la comunidad".
-¿Cree usted que el establecimiento sufrió en algún momento un abandono emocional, más allá del deterioro en la infraestructura?
-Nunca se llegó a eso porque ha existido la intención de las direcciones de poner en valor al liceo. Quizás con diferentes sellos, algunos centrados en el rector con lo que yo no estoy de acuerdo. Siempre se debe poner el foco en la institución para los estudiantes, porque uno está al servicio de la institución y no para servirse.
-¿De qué forma le gustaría a usted que se posicionara el Liceo Enrique Molina en los próximos 30 o 40 años? Usted completará su periodo justo un mes antes del bicentenario del establecimiento.
-Lo veo como un espacio con una infraestructura adecuada, que sigan optimizándose, y que cuente con los equipos humanos que le de atención al estudiante que no puede aprender bien, que tiene bajas expectativas y que las familias encuentren aquí la posibilidad de que sus hijos se desarrollen en plenitud. Este debe ser un espacio que de oportunidades.