"Si hay éxito en la persecución penal, se podría pensar en retirar el estado de excepción"
En su última visita a la zona, el representante de Interior abordó los alcances de su cargo y la crisis de violencia rural que vive la Macrozona Sur, la cual conoce tras realizar parte de su vida y haber sido diputado.
Manuel Monsalve cuenta que en el momento en que recibió el llamado de Giorgio Jackson en enero para asumir como subsecretario del Interior, su idea era dejar la actividad política pública por un tiempo.
"Había comunicado al Partido Socialista que no colocara mi nombre en nada. De hecho, ya había iniciado procesos de reconversión laboral y, por lo tanto, estaba como resuelto que iba a salir por un tiempo de la actividad política pública. No pensé que sería así; este fue un contacto que se hizo cuando el Gobierno se instaló en La Moneda chica. Me tomé un día para pensarlo y, obviamente, contesté que sí", cuenta, para luego reconocer que "era difícil negarse a un proceso que para mí es muy importante, un proceso de transformaciones que vive el país".
De esta forma, el exdiputado del distrito 21, oriundo de Coronel y que además fuera director del Servicio de Salud Arauco, cuenta cómo inició su andar en la posición de liderazgo más influyente de un político de la zona en el gobierno del Presidente Gabriel Boric.
Mandatario con el que asegura habla bastante seguido -"ha ido una o dos veces a mi oficina, y en otras oportunidades el Presidente me ha llamado para informarse de algunas situaciones"-, en una administración en la que ha jugado un rol decisivo en materia de conflictos, donde varios hablan incluso de que ha sido una especie de "bombero", apagando incendios en un complejo andar.
De paso por Concepción, y luego de una intensa semana en Santiago y Arica, aborda junto a Diario EL SUR sus primeros meses como subsecretario. Fundamenta que siempre ha sido relevante el cargo por la misión de abordar temas de seguridad pública y conflictos de todo orden, pero que "la tarea de gobernar se ha vuelto más compleja, es más difícil. No es lo mismo gobernar hoy que en el período de Lagos, no es el mismo Congreso ni son los mismos problemas de la sociedad. Es más complejo gobernar, y eso hace que haya más conflictividad y también que la Subsecretaría tenga más visibilidad respecto a esa conflictividad".
"Qué duda cabe que el subsecretario del Interior que tenía el gobierno de Lagos, en una época donde la seguridad pública no estaba dentro de las primeras preocupaciones de la ciudadanía, es completamente distinto al del gobierno del Presidente Boric, donde viene instalándose como una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. Siempre ha sido un cargo relevante, pero en el contexto que vive el país implica abordar temas contingentes con alta visibilidad pública y muy importantes para las personas", añade.
-¿Le ha servido al Gobierno su experiencia en el servicio público y en el espacio político como parlamentario? Una de las críticas que ha recibido la actual administración es la escasa trayectoria de varios en la labor pública; se habla mucho de "otra cosa es con guitarra".
-Gobernar requiere una serie de habilidades o de competencias, no una sola. La primera de éstas es gobernar en equipo, no con individualidades. Lo segundo es que los gobiernos requieren capital político, técnico, en término de redes sociales y políticas. Si me preguntas desde esa perspectiva, llevo acumulado un capital en términos de conocimientos, por ejemplo, habiendo estado ocho años en la comisión de Hacienda de la Cámara Baja, que es por donde pasa toda discusión legislativa del Congreso y permite tener una visión más general del debate público. Tengo 16 años en el Congreso y muchas veces me ha tocado negociar, llegar a acuerdos y relacionarme con distintos actores de la sociedad.
Monsalve toma algunos segundos para reflexionar su análisis e indica que "los gobiernos juntan capital, y ese capital debe ver si se puede articular bien para resolver los problemas de la gente. Ha habido otros gobiernos que han tenido mucha experiencia y si uno lo piensa, podría haber esperado que esa experiencia se tradujera en un gran gobierno, bien evaluado por la ciudadanía, y eso no ha ocurrido".
"Un buen gobierno debe ser una mezcla adecuada de capitales, y yo aporto una parte de ese capital, pero hay otros capitales que son indispensables para gobernar bien", complementa, para al cierre de esta conversación indicar, en al menos dos ocasiones, que su intención es cumplir la labor de subsecretario del Interior, pese a la buena evaluación que ha tenido su conducción en conflictos: "En cuatro o cinco meses hemos logrado habitar el cargo, como dice el Presidente, uno complejo. Si me preguntas por el futuro, me veo aportando al Gobierno desde la Subsecretaría del Interior, un cargo muy relevante y, si funciona bien, es una gran contribución a la tarea del Gobierno".
Violencia en arauco
Durante más de tres décadas Manuel Monsalve desarrolló una parte importante de su vida política y personal en la Provincia de Arauco.
Apelando a esa experiencia, explica que el cambio central en materia de violencia es que la vida de las personas está hoy cada vez más en riesgo. "Hubo mucho tiempo donde había conflicto, pero no estaba en riesgo la vida de las personas, y en algún momento eso se quebró. Ese es el cambio central y el carácter del conflicto, si mira los últimos 10 o 15 años. ¿Qué ocurrió? Cuando se llega a ese nivel, uno podría decir dos cosas. Primero, que el movimiento se radicalizó y hay que preguntarse el porqué. Después de 30 años sin lograrse el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, después de un Estado que responde a la demanda de recuperación de tierras -a lo que más le da importancia el pueblo mapuche, según la última encuesta CEP- de forma tardía demorando 20 o 25 años, uno puede encontrar motivos radicados en la conducta del Estado que pudieron determinar una radicalización del conflicto".
"Lo segundo -añade- es que hay actividad delictual organizada, hay robo de madera con personas detenidas y procesadas, hay presencia y tenencia ilegal de armas. Ambas cosas produjeron este quiebre, y hoy tenemos una situación que el Gobierno considera grave al estar en riesgo la vida de las personas. Entendemos este problema complejo, con distintas aristas, y si uno se pone como objetivo la paz y la convivencia pacífica, uno debe llegar a decir que la paz se consigue con acuerdos políticos".
-¿Hasta cuándo se prorrogará el estado de excepción? ¿Existe algún indicador o situación que incida en esa decisión?
-Se tiende a evaluar el estado de excepción respecto a cuánto han disminuido los hechos de violencia rural. Entonces, se dice que disminuyeron un 30% o un 40% y se ve que tiene un efecto. Si uno mira la Provincia de Arauco y la Región de La Araucanía, salvo lo que ocurrió entre marzo y mayo, si llegamos a mayo será prácticamente un año con esta medida.
Ahora, la pregunta que nos debemos hacer es cómo evaluamos el estado de excepción para ver cuándo lo retiramos. Creo que, en ese sentido, lo más importante son algunas materias como avanzar sostenidamente en tener un acuerdo político, avanzar en la política de recuperación de tierras y desarticular a las organizaciones criminales en la provincia, con resultado en la persecución penal.
Esto último es clave, porque si los que cometen delitos usan armas y colocan en riesgo la vida de las personas y no son detenidos, procesados y sancionados, entonces como criterio es difícil retirar las medidas de seguridad, porque los que cometen los delitos siguen ahí. Aquel que ha disparado tiene que estar en la cárcel, aquel que ha lesionado gravemente o asesinado a una persona debe estar en la cárcel; en la medida que haya éxito en la persecución penal y se desbaraten las organizaciones que cometen delitos en la Macrozona Sur, uno podría pensar en retirar el estado de excepción.
-Sin embargo, las medidas que usted ha indicado demoran un tiempo en implementarse. No es un trabajo de uno o dos meses.
-No tengo la pretensión de instalar la idea de que esto es un conflicto que resolveremos en un plazo corto. Lo que sí puedo decir es que justamente, teniendo en nuestra vista la responsabilidad que tenemos de construir las condiciones para vivir en un país en paz, lo que tenemos que garantizar es que estamos tomando y garantizando las decisiones que permitan alcanzar ese objetivo. Será el trayecto el que permita evaluar si tuvimos éxito o no.
Creo que, de buena fe, gobiernos anteriores lo intentaron; no dudo de la buena fe del gobierno de la Presidenta Bachelet de buscar condiciones, acuerdo político y paz social, tampoco evalúo de mala fe el gobierno del Presidente Piñera que buscó alcanzar condiciones de convivencia pacífica. Lo concreto es que han fracasado, y nosotros esperamos no fracasar, pero no tenemos la arrogancia de pensar que tenemos la respuesta a un problema complejo y somos prudentes, pero entendemos esto como un problema con diversas respuestas, y si todas se implementan, tendrá resultado.
-Usted dijo que quien haya disparado debe ir a la cárcel. ¿Su afirmación contempla también a los militares que han actuado en enfrentamientos con comuneros fuera de lo que indica la ley?
-Se discute mucho respecto al respaldo que tiene Carabineros y las Fuerzas Armadas que colaboran en el estado de excepción. Nosotros las respaldamos, de hecho, estamos fortaleciendo sus facultades y aumentando sus recursos. Lo que no podemos respaldar es que nadie está al margen de la ley y, por lo tanto, respaldamos su labor, pero si una institución en un hecho determinado traspasa lo que la ley le permite, evidentemente tiene responsabilidades.
-En entrevista con este medio, el ministro Giorgio Jackson reconoció que hubo un cambio en cómo se afronta el conflicto de violencia rural. ¿Ese cambio en la estrategia responde a una convicción del Gobierno, o a las presiones políticas del Congreso o de líderes como el caso de Héctor Llaitul, que habló de un sabotaje al gobierno?
-Lo que no se esperaban los chilenos, o el escepticismo que había era de que si el Presidente Boric era capaz de decretar un estado de excepción. Desde un principio dijo que ocuparía todas las herramientas que están en el marco del Estado de Derecho. ¿Alguien quiere decretar un estado de excepción? Por supuesto que no, y hubo una ventana en que el Gobierno esperó que las estrategias que se iban a desplegar en la Macrozona Sur tuvieran un efecto en disminuir los hechos de violencia sin decretar el estado de excepción.
El punto clave es que no se puede permitir colocar en riesgo la vida de las personas, y se esperaba que las estrategias sin estado de excepción avanzaran en garantizar esa situación. Se demostró que no eran suficientes y no estaba puesto en la mente tener que decretar estado de excepción, pero la convicción del Gobierno respecto a resguardar la vida de las personas es una convicción profunda.