Pese a la lluvia sigue el déficit hídrico
El Gobierno, a través de la Dirección General de Aguas, ha señalado que pese a las lluvias y nieve caída en los últimos días, nuestro país sigue con déficit hídrico y que el racionamiento es una eventual medida que se podría aplicar durante el verano próximo en las zonas donde sea necesario.
El ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, ha expresado que los últimos sistemas frontales han sido muy positivos en el marco de la crisis hídrica, pero "no hemos podido aún revertir el déficit hídrico de más de una década. Si bien hemos acortado brechas, aún tenemos regiones como Valparaíso, Metropolitana, O'Higgins, Maule y Magallanes con déficit de lluvias respecto del promedio histórico y nueve embalses aún están críticos y tienen menos del 20% de su capacidad".
No obstante, las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos tienen superávit de lluvia respecto del promedio histórico, salvo algunas estaciones donde aún hay cifras levemente inferiores. Es así que la estación Concepción presenta un 13,3% de déficit, la estación Pucón un 4% de déficit y la estación Puerto Montt en Los Lagos, un 4% de déficit. Asimismo, Las regiones de Maule, Ñuble y Bío Bío tienen superávit de altura de nieve, siendo la más destacada la de la cuenca del Itata con 160%.
La prolongada sequía que ha afectado al país desde hace trece años, ha generado una situación muy complicada, especialmente en las zonas agrícolas. De hecho, 2019 fue el año más seco del que se tenga registro, y en la actualidad, pese al invierno, los caudales de los ríos no se han recuperado totalmente respecto de lo que se consideran años normales, por lo que se prevé que las malas condiciones se sigan acentuando, aunque sus efectos se notan con más fuerza cada verano y en especial en las zonas rurales.
Chile experimenta una de las mayores sequías de su historia, que se ha manifestado de manera distinta a lo largo del país, pero que ha afectado mayormente a las zonas rurales comprendidas entre las regiones de Coquimbo a Los Lagos, donde la escasez de agua dificulta el desarrollo de la agricultura y la ganadería, además del propio consumo humano.
Es probable que los habitantes de los centros urbanos no alcancen a dimensionar esta situación, a menos que vean cómo se estrechan los caudales de los ríos y esteros. Sin embargo, en las comunas rurales esto se traduce en que las napas se están secando paulatinamente, lo que afecta a miles de personas, que no cuentan con un buen suministro de agua para enfrentar sus necesidades diarias y para regar sus cultivos en verano. Los suelos cultivables se afectan a causa de las bajas precipitaciones y de las sequías prolongadas en el tiempo, que no solo repercute en los cultivos y en la ganadería, sino también en las condiciones de vida de las personas que habitan estos lugares. Asimismo, ha habido en los últimos años un cambio en el régimen de lluvias, porque cuando caen precipitaciones fuertes, se concentran en muy poco tiempo, por lo que el agua escurre superficialmente y no se infiltra para recargar los acuíferos.
Eso parece explicar los problemas que hay en la captación de aguas subterráneas cada verano, cuando en los últimos años se ha debido repartir el recurso en camiones aljibes a los habitantes de zonas rurales, para satisfacer sus necesidades elementales. Los gobiernos han desarrollado planes de ayuda con subsidios a los sistemas de agua potable rural, administrados por comités de los propios vecinos, y que han beneficiado a hogares que tienen dificultades para pagar sus cuentas, aun teniendo limitaciones de suministro. Hay que considerar que el agua es un elemento importante en el bienestar de la población y tiene un impacto positivo en la vida de las personas, al incidir en la seguridad alimentaria y energética, la salud y el medio ambiente. El cambio climático es una realidad, y paralelamente, está la creciente necesidad de agua que tienen la agricultura, la industria y las ciudades.
El ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, ha expresado que los últimos sistemas frontales han sido muy positivos, pero "no hemos podido aún revertir el déficit hídrico de más de una década".