Danny Trejo se vuelca a luchar por la salud mental tras la pandemia
Es uno de los rostros latinos más populares en Hollywood y dedica tiempo a la acción real en las calles.
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A los ocho años, el pequeño Danny fumó por primera vez marihuana; a los 12 no pensaba en juguetes sino en papelillos y heroína; y a los 16, varios robos a mano armada le llevaron a la cárcel, donde milagrosamente acabó reconvertido en actor de cine.
Cuando en la década de los sesenta la policía de Los Ángeles se afanaba en detener al ladronzuelo Danny Trejo (hoy de 78 años), la cara de este hijo de obreros mexicanos estaba muy lejos de terminar estampada en los carteles de las películas que empapelan las calles en las que entonces delinquía.
Trejo acumula casi 40 años ligado al cine desde que en 1985 se presentó en el set de "Runaway Train", de Andrey Konchalovskiy, y su desparpajo y pasado penitenciario le abrieron las puertas para el papel que mejor podría hacer: un convicto. Luego vinieron apariciones en películas como "Desperado", la trilogía "From Dusk Till Dawn", "Spy Kids" o "Machete", y en series como "Breaking Bad" o "Sons of Anarchy".
Por la salud mental
Más allá de su éxito, Trejo sigue preocupado por los problemas sociales de la gente que vive en suburbios como en el que creció y cuenta que tras la pandemia presta especial atención a la salud mental.
"Algunas personas sin techo ni siquiera saben que no tienen hogar. En Estados Unidos hay un problema con la salud mental, los gobiernos han dejado que estas personas sigan en la calle y no hay nada que las proteja", explica mientras sube el tono de voz.
Desde que en los ochenta abandonó definitivamente la cárcel, Trejo se ha involucrado con personas en riesgo o exclusión social a través de programas de reorientación, reinserción y desintoxicación de drogas, sobre todo con los más jóvenes.
El actor no cree que la situación sea peor ahora que cuando él vagaba por las calles de Los Ángeles pensando en el próximo lanzazo para pagar su dosis de heroína, aunque "hay teléfonos para filmarlo" y, según él, esto parece agravar la realidad ante los ojos de la sociedad. "Hay un problema con la criminalidad, debido a la falta de trabajo y a las pandillas, mezclado con la cuestión de la salud mental", remarca en espanglish.
En 2019 estrenó el documental "Inmate #1: The Rise of Danny Trejo", en el que narró su proceso de rehabilitación, cómo consiguió salir de la espiral de violencia y las drogas, y puso de relieve las deplorables condiciones de los reos en cárceles estadounidenses.
Trabajar en los niños
Para él, la clave está en concientizar a los niños de que no prueben el alcohol ni las drogas, porque todo empieza con "es solo una cerveza o es solo un pito" y te acabas convirtiendo en "alguien que realmente no eres".
A Trejo, cuyo torso se ha visto al descubierto en multitud de películas y está custodiado por el enorme tatuaje de una vaquera con sombrero mexicano, le gusta dirigirse específicamente a quienes van de México al norte: "EE.UU. es la tierra de la libertad y tenemos sitio para todos, también para los inmigrantes del otro lado de la frontera".
Trejo trabaja en múltiples ámbitos: su libro "My Life of Crime, Redemption, and Hollywood" se ha convertido en líder de ventas y va por su segunda edición; la cadena de taquerías que porta su nombre abrió su cuarta franquicia; y ha sido "feliz" actuando bajo la dirección de su hijo, Gilbert Trejo, y de su primo Robert Rodríguez.
De hecho, recién estrenó la película "Green Ghost", una aventura cómica y repleta de acción en la que interpreta a Master Gin, un personaje que enseñará a luchar al antihéroe Charlie, al que se le ha encomendado salvar el mundo y pasar de "gringo" a "Green Ghost".