El independiente que suma apoyo desde la coalición opositora
Rodrigo Díaz se desempeñó durante los cuatro años que duró el segundo mandato de Michelle Bachelet como intendente de la Región del Biobío, desde ahí que su nombre siempre fuera bien visto por los partidos -de la entonces Nueva Mayoría- como una carta de consenso para optar al nuevo cargo que se estaba configurado por esa fecha y a quien todos estaban dispuestos a apoyar.
Tras su salida del Gobierno Regional, el entonces militante demócratacristiano dejó la puerta abierta, sin confirmar ni descartar intenciones hasta que en agosto del año pasado anunció su renuncia a la DC, partido en el que militó por 36 años. Las razones estaban fundamentadas en el funcionamiento de las lógicas partidistas y que el proceso para escoger candidato al cargo de gobernador regional estaría concentrado en ir pasando etapas internas -incluyendo primarias- y no en una discusión de fondo. Por lo que tendrá que enfrentarse al candidato de su excoalición.
Durante un año Díaz no cerró la puerta a ser carta e incluso se habló de que podría ir con apoyo de Evópoli, partido que veía con buenos ojos su nombre como carta y tendría el respaldo de un partido ya constituido. Sin embargo, nada se concretó hasta que a mediados de septiembre confirmó su opción, pero como independiente.
Lo anterior significa que tiene que reunir un número mínimo de firmas que lo apoyen que sea igual o superior al 0,5% de los que sufragaron en la elección parlamentaria del 2017 a nivel regional. Lo que él calculó en aproximadamente 4 mil firmas.
Como exintendente y exdemócratacristiano, recibió el apoyo de 10 alcaldes de la ex Nueva Mayoría, lo que ha tensionado la interna del nuevo pacto Unidad Constituyente, quienes criticaron dichos apoyos en desmedro de los candidatos propios que se enfrentarán en primarias. Esto deja latente que la figura del independiente Díaz tendrá votos desde ese sector y complicará las opciones de exconglomerado.
Sobre la forma en que llevará a cabo su campaña, lo define como "un desafío complejo" desde el punto de vista de tener que explicar cómo es el funcionamiento interno del Gobierno Regional y los cambios implican este nuevo cargo.
Agrega que "lo vamos a tener que hacer de manera remota, porque estamos en una situación totalmente anormal, y el desafío es a la inteligencia para la vez pedir apoyo a las personas y dar claridad de para qué estamos pidiendo ese apoyo".
Debido a lo anterior, y a que la candidatura debe ser presentada con un programa y que su plazo termina el 11 de enero, se comprometió a presentar el grueso de su proyecto a las personas que les solicitará su apoyo mediante firma. "De manera que los ciudadanos sepan qué es lo que se puede y lo que no se puede hacer, por ejemplo, el orden público no le corresponderá al gobernador regional", indica y espera hacerlo de la forma más pedagógica posible.
Cree tener ventaja al haber sido intendente por conocer el ámbito que dirigiría eventualmente y que con la elección de este cargo cada cuatro años "creo que los gobiernos regionales se van a parecer mucho más a los municipios, a una elección mucho menos politizada de los grandes pactos nacionales que existen".
Asimismo, cree que el escenario de politización en abril será alto porque la elección de gobernador regional se realizará en conjunto con las municipales y, además, él cree que con la elección de constituyentes por un eventual triunfo de la opción Apruebo en el plebiscito. Eso ayudaría a la participación electoral.
Le interesaría pedir atribuciones en materia de transporte porque siente que el Ministerio sólo se focaliza en el Transantiago y no en las regiones. Sumaría competencias en fomento productivo, donde buscará recrear instituciones como Innova Biobío, además de lo relacionado con patrimonio. Eso sí, cree que el foco debe estar puesto en la reactivación del empleo.