Factores para tener ciudades más "saludables"
Un estudio del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) -descrito en la edición del domingo último de El Sur- revela los puntos de vulnerabilidad que ha desnudado la pandemia del coronavirus y que aleja a la mayoría de los centros urbanos de nuestra Región y país de la categoría de "ciudades saludables".
Se trata de diversas dimensiones -como la segregación socioeconómica, el grado de movilidad y el déficit habitacional- que hacen que habitar una determinada zona nos haga más o menos vulnerables a enfermarnos, en este caso particular con covid-19.
Según precisó el presidente del CNDU, el arquitecto y académico de la Universidad del Bío-Bío Sergio Baeriswyl, "la pandemia evidenció la vulnerabilidad de las ciudades y algunos grupos sociales, por lo que hay muchas dimensiones en las que se tiene que trabajar para transformarse en ciudades saludables".
Uno de los indicadores más relevantes es el de "segregación socioeconómica". Este revela, para cada comuna, el porcentaje de unidades vecinales integradas residencialmente. Se entiende por integración residencial cuando en una unidad vecinal existe como mínimo un 20% y como máximo un 60% de población vulnerable, correspondiente a los dos quintiles de menores ingresos. A nivel comunal, el CNDU propone como estándar que el 100% de las unidades vecinales de una comuna tengan dicha composición. Así, las comunas que presentan una mayor brecha o distanciamiento a la relación 20/60 poseen una mayor brecha de integración residencial entre distintos grupos socioeconómicos y pueden provocar condiciones para la segregación social, ya sea por una concentración de familias de bajos ingresos, como por la concentración de familias de altos ingresos.
En el caso de las comunas del Gran Concepción, se encuentran de la mitad hacia abajo en el listado. Penco tiene un 23,07% de integración social, San Pedro de la Paz un 30,76% y Coronel un 37,50%. En el caso de Concepción, cuenta con un 53,19%.
Otro indicador importante es la movilidad, clave para tener acceso a los servicios urbanos y que se encuentra asociado al sistema de transporte público. La movilidad es sustancial y condición básica para una mayor integración funcional de la ciudad, pero en situaciones como la pandemia que estamos viviendo puede también constituir un agente de exposición y mayor vulnerabilidad sanitaria, cuando se encuentran asociadas a niveles de congestión críticos.
Por eso es tan importante enfatizar la necesidad que -en el marco de la convicción de que habrá que convivir por mucho tiempo con esta enfermedad, antes de que se concrete un proceso de vacunación masiva de la población- se siga fortaleciendo la educación para poder contar con un transporte público seguro. Esto, porque en algunos casos estos desplazamientos pueden estar asociados a factores como prolongados tiempos de viaje y concentración en horas punta, lo que implica una mayor exposición a posibles contagios, si no se toman las medidas de protección adecuadas.
Entre las condiciones para un confinamiento saludable, el informe del CNDU destaca también que frente a condiciones de riesgo sanitario, el distanciamiento y el encierro son recomendados para reducir la exposición a posibles contagios. Pero el poder cumplir con esta recomendación depende de varios factores sociales, económicos y características de la vivienda, pero también de la posibilidad de realizar teletrabajo y conectividad.
En este sentido, según consigna el documento, la ausencia de una vivienda representa una condición de vulnerabilidad significativa para enfrentar la actual crisis sanitaria, en consideración que, este déficit lleva a los hogares a enfrentar condiciones obligadas de allegamiento, hacinamiento o permanecer en campamentos precarios, limitando las posibilidades de higiene, distanciamiento y autocuidado necesarios para evitar contagios.
Avanzar en todas estas materias debería ser una preocupación concreta y permanente en la agenda pública, si lo que se quiere es realmente avanzar hacia contar con ciudades mucho más "saludables".
La integración socioeconómica, una movilidad segura y el acceso a una vivienda son elementos fundamentales para que los centros urbanos pueden ser espacios más seguros para la comunidad. Algo que se hace mucho más importante cuando se deben enfrentar momentos tan complejos como una pandemia.