Higiene de ambientes y artículos es también de importancia vital
Limpieza y desinfección son clave para prevenir el riesgo de covid-19. Y aunque es primordial extremar los cuidados en tiempos de pandemia, su impacto directo en la salud es siempre y el ahínco en las acciones no debe terminar junto a la crisis.
Según lo que se sabe, el SARS-CoV-2 que causa la enfermedad de covid-19 se transmite tras ser expulsado en las microgotas de un sujeto infectado cuando tose, estornuda e incluso habla y que luego aspira alguien sano. Algo que no siempre es por un contacto persona-persona, muchas veces ocurre porque estas minúsculas gotas respiratorias quedan en superficies o elementos que pueden ser tocadas y al llevar las manos a la cara también llega el patógeno y su inminente contagio. De hecho, una investigación publicada durante marzo en la "New England Journal of Medicine" halló que el patógeno puede sobrevivir hasta por tres días en materiales como el acero inoxidable y el plástico. La dinámica es igual con múltiples otros patógenos, como los que causan las afecciones respiratorias de invierno.
De ahí que el lavado profuso y constante de manos con agua y jabón (o alcohol gel cuando no hay acceso inmediato a ello), sea una medida básica para proteger la salud, en tanto es una simple acción que elimina los microorganismos que en éstas pueden estar presentes tras el contacto con una persona, superficie u objeto. En efecto, que aquello que puede ser manipulado o tocado esté libre de patógenos es también esencial para la salud, según sostiene la doctora Tamara Pérez, médico inmunóloga de la Clínica Biobío.
Esto explica que limpieza, desinfección y sanitización sean conceptos especialmente protagonistas en los últimos meses, tanto en el diálogo como en las acciones, ya que aunque aclara que son palabras que aluden a procesos diferentes aplicados a los ambientes o artículos, todos tienen el objetivo de eliminar organismos dañinos como virus, bacterias, hongos y parásitos, y evitar o disminuir su propagación y así el riesgo a contraer las enfermedades que pueden causar.
LOS MÁS RIESGOSOS
Los ambientes y objetos limpios y desinfectados siempre son un factor de impacto directo en la salud, por lo que no se pueden obviar en ningún momento, enfatiza. No obstante, en situaciones epidemiológicas como la mayor presencia de virus respiratorios y sobre todo en tiempos de pandemia provocado por un agente altamente propagable, contagioso y potencialmente letal, es una cuestión vital tener "medidas mucho más estrictas y frecuentes en todos los ambientes", asevera la especialista.
Y donde afirma que se debe poner el ahínco en cuanto a los cuidados y regularidad es en aquello que es tocado frecuentemente por las personas, porque advierte que "representan mayor riesgo" de presencia de microorganismos patógenos y, en consecuencia, de ser vectores de enfermedades.
En este grupo menciona mesas, manijas de puertas o ventanas, teclados, teléfonos fijos y móviles, dispositivos táctiles como tablets, barandales, interruptores, escritorios, inodoros, juguetes y grifos, recalcando que "la frecuencia de limpieza y/o desinfección dependerá de cuán usados son estos artículos y por cuántas personas". Así, en algunos casos como las manijas de puertas, mesas o barandales, sobre todo de sitios como oficinas u otros de uso público, deben ser acciones muy continuas, que deberán repetirse muchas veces e incluso cada vez tras ser manipulados u ocupados por una persona diferente; pero puede ser "más alejado si es un uso personal controlado", apunta.
LOS PROCESOS
Pero, ¿cómo hacerlo de forma adecuada? La inmunóloga destaca que "siempre debe iniciarse con el proceso de limpieza y luego con los otros si son necesarios".
Al respecto, Tamara Pérez explica que "la limpieza consiste en eliminar la suciedad visible a través de métodos simples como el uso de agua, jabón y/o barrido, logrando con esto disminución de microorganismos y basuras". La desinfección, en tanto, generalmente tiene que ver con eliminar aquello que no es evidente a la vista, ya sea en ambientes, superficies o artículos, y se hace empleando "productos químicos no dañinos para el ser humano cuando son usados en condiciones seguras", dice. Sobre la sanitización, que también se realiza mediante la aplicación de métodos químicos y también físicos, si bien apunta a combatir los microorganismos contaminantes y dañinos, en su definición estricta, a diferencia de desinfectar, su objeto es reducir la cantidad presente. Además, limpieza en combinación con el proceso de desinfección dan vida al concepto de "higienizado".
Para estos fines, pueden usarse desde el agua y el jabón, hasta detergentes de distinto tipo o productos con cloro y/ alcohol. En cuanto a la aplicación, comenta que puede ser tan simple como usar un paño, esponjas no absorbentes, cepillos u otros de dispersión. Añade que "hay también procesos de limpieza en seco, pero en general es relevante el uso de agua, detergente y enjuague".
Por lo expuesto, la doctora Tamara Pérez asegura que si bien "en los procesos de limpieza prácticamente no existen riesgos", en el sentido de exponerse a algo nocivo, sí pueden haber peligros cuando se trata de desinfección o sanitización, ya que "generalmente se utilizan productos químicos que pueden causar daños a la salud si no son usados de manera correcta", advierte. Esto no significa omitir la necesidad de ejecutar estos procesos, sino estar consciente de que "los problemas pueden presentarse por contacto, inhalación o ingestión del producto", advierte, por lo que en el mismo sentido se deben tomar todos los resguardos (ver recuadro).