Investigador de la UdeC detalla trabajo que derivó en el mejor paper del año
El doctor Rodrigo Reeves, de Astronomía, junto a expertos de distintas entidades de Estados Unidos, desarrollaron una fuente de calibración con precisión y control sin precedentes, cuyos resultados publicaron en el galardonado artículo.
Corrían los primeros meses de 2020 cuando un equipo de expertos interdisciplinario, interinstitucional e internacional recibió una noticia: el paper en el que plasmaron los resultados de su extenso trabajo había sido elegido como el mejor del año 2019 por la IEEE, la sociedad profesional-técnica más grande del mundo.
El reconocimiento llamado "IEEE MTT-S 2020 THz Science and Technology Best Paper Award" llegó para enorgullecer al Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción (UdeC), pues en el destacado grupo está su docente e investigador doctor Rodrigo Reeves Díaz, director del Laboratorio de Instrumentación Astronómica SEPIA.
El artículo plasma el desarrollo de una fuente de calibración para instrumentos de detección de señales cósmicas muy débiles y que operan a temperaturas criogénicas (en extremo bajas), que son las que usan en el campo de la radioastronomía milimétrica y submilimétrica. "La fuente de calibración es programable, miniaturizada, muy ágil en su respuesta temporal, logrando cambiar y controlar su temperatura física en cosa de segundos", detalla Reeves.
Y procurando no entrar en grandes detalles técnicos, que pueden ser en extremo especializados, no se puede dejar de relevar que el desarrollo diseñado logra algo que no había sido logrado previamente a temperaturas criogénicas: permite presentar a receptores de ondas como los radiotelescopios de ALMA (ubicado en el norte chileno) una fuente radiativa de cuerpo negro muy variable en temperatura sin impactar en las condiciones del instrumento a caracterizar.
VALORAR CALIDAD
Un notable resultado con sello nacional y con una trascendencia que va mucho más allá de ser el mejor paper del año, y para Reeves este premio resalta el valor del progreso científico-tecnológico que implica, distinguiendo el esfuerzo de varios años de trabajo para llegar a ello, pues precisa que "el desarrollo de este dispositivo comenzó cerca del 2012, pudiendo hacer las pruebas finales el 2014", tiempo en el que estaba en Estados Unidos desempeñándose en el Caltech (Instituto de Tecnología de California, en español); en adelante, con él ya en Astronomía UdeC, vino un proceso de análisis y desarrollo, mientras que el artículo salió a la luz pública en 2018.
Al respecto, explica que a la hora de desarrollar el magno proyecto que derivó en la publicación recibir este galardón no era una meta en particular ni es que el impulso para avanzar en ciencia y tecnología sea recibirlos, pero no desconoce que cuando se obtienen "sí entregan motivación", por lo que aunque no sea buscado "recibir un reconocimiento siempre es una buena noticia y siempre es una bonita sorpresa que se reconozca el valor y calidad del trabajo que uno realiza", asevera.
Para el investigador, que este premio recayera en ellos significa que hay reconocimiento a los trabajos de largo plazo, esos que no suelen traducirse en rápidas y numerosas publicaciones y para llegar a éstas hay atrás un largo, lo que parecería desafiar ciertas usanzas. "Hoy la forma en la que se evalúa el rendimiento académico en investigación es a partir del número de papers publicados y eso, inevitablemente, hace que haya una tendencia a publicar por sumar y sumar. Entonces, este tipo de reconocimientos privilegia la calidad que la cantidad, que es lo que creo que debería ser, porque la contribución a la ciencia y la tecnología no está en los números, sino en la calidad de los trabajos", reflexiona el doctor Reeves.
EL TRABAJO
Hace casi una década el doctor Rodrigo Reeves llegó al laboratorio de Instrumentación Astronómica del Caltech, que trabaja estrechamente junto al JPL, un centro de la NASA. Fue así que se unió al equipo de expertos con los que dio vida a este proyecto que define como "un desarrollo bastante bonito respecto del resultado y tecnológicamente bien complejo".
La investigación y diseño de detectores de señales cósmicas era el gran desafío que tenían, recuerda, "porque éstas son extremadamente débiles y por eso se requieren dispositivos especiales y muy sensibles para detectarlos, y las tecnologías e instrumentos convencionales y comerciales no sirven para ello".
Pero, para tener estos ultra sensibles detectores debían tener también unos muy precisos instrumentos para probar su funcionamiento en un telescopio, es decir, fuentes de calibración, porque son los que permiten caracterizar y avanzar en los procesos de mejoramiento y optimización de la tecnología, y lo que existía era lento de usar. "Por ejemplo, para probar un sensor necesitábamos procesos de prueba que pueden durar un día y eso es extremadamente lento si uno piensa que va a poner miles de detectores dentro de un receptor de astronomía. Se necesitaba algo que fuera mucho más rápido y eficiente", comenta el investigador.
Así, desarrollar una fuente de calibración que les permitiera caracterizar los sensores fue la aventura, una nada fácil, porque además de la complejidad intrínseca del proceso de desarrollar ciencia y tecnología, el doctor Reeves enfatiza que para este proyecto "se necesitó de capacidades constructivas que usualmente no están a mano en los laboratorios universitarios. Por ello, se tuvo que contar con expertise y capacidades técnicas de diversos profesionales y laboratorios para poder desarrollar esto"; y en la Universidad de Virginia (Estados Unidos) estaba aquel donde se desarrollaron unos chips especiales para utilizar como fuente de calibración.
IMPACTO Y PROYECCIÓN
El esfuerzo, el trabajo de largo aliento, enorgullece a Reeves y con certeza a todo el grupo de expertos, porque este progreso tecnológico tiene una clara aplicación en los instrumentos que hacen posible los estudios y avances en el conocimiento de astronomía, como en el vanguardista desarrollo de nanosatélites, pero en muchos otros campos que pueden ser muy distintos a esta disciplina.
Sobre esto, el investigador aclara que muchos de los avances científicos y tecnológicos astronómicos, a lo largo de la historia, luego han sido utilizados en otros ámbitos muy distintos como la medicina, por lo que el progreso en astronomía que es en sí mismo un avance para la humanidad tiene otras contribuciones para el bienestar de las personas. Y cree que este eficiente y preciso calibrador no sería una excepción, pues podría permitir que "instrumentos que se desarrollan ahora en un montón de otras disciplinas puedan tener calibraciones que sean mucho más certeras y creíbles", sostiene.
El potencial ya lo ha visto, pues asegura que este desarrollo ha llamado la atención de distintos grupos de científicos e investigadores, no todos del campo astronómico, que han vislumbrado o quieren integrarlo en sus trabajos. "Por tanto, el impacto y proyección de éste es amplio, lo que es bien bonito", concluye.