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Ubicado a 20 kilómetros de Washington

Viaje al corazón de la Nasa, el lugar donde ocurren los hitos de la exploración espacial

Científicos que trabajan en el Centro de Vuelo Espacial Goddard cuentan lo que ocurre en esta discreta base.
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Por Agencias

Desde la preparación y gestión de lanzamientos hasta la fabricación de telescopios o el estudio de los asteroides: en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA ocurre la verdadera magia de los hitos de la exploración del espacio.

A menos de veinte kilómetros de Washington está este enorme recinto, el más grande de los diez que la NASA tiene en el país, que acoge todo tipo de programas -y aventuras- de los científicos que trabajan para la agencia estadounidense.

Aquí sucede, por ejemplo, "lo que se ve normalmente en las noticias cuando hay un gran lanzamiento" y el equipo lo celebra entre vítores, cuenta el español Víctor Ruiz, que lleva más de una década trabajando para la agencia, en una visita de la prensa al Goddard.

Este ingeniero aeroespacial forma parte del equipo de la misión PACE, que se lanzará el próximo 9 de enero.

Si todo sale bien, el equipo celebrará el éxito del lanzamiento en una "sala de control" de este centro, donde las cámaras están prohibidas para proteger los datos y desde la que actualmente se está estudiando cómo se va a controlar esta nave espacial en órbita.

"Estamos realizando todas las maniobras y recopilando los datos durante las 24 horas del día de los siete días de la semana. No me gusta porque me tengo que quedar a trabajar por la noche", explica entre risas el ingeniero aeroespacial.

La misión pace

PACE observará el color de los océanos, algo que "puede dar mucha información" sobre qué tipo de plantas hay en el mar, explicó el experto, quien recordó que el color viene dado por la interacción de la luz solar con partículas como la clorofila, un pigmento verde presente en la mayoría de las especies de fitoplancton.

Hace poco PACE superó la prueba de sonido que se lleva a cabo en una "cámara de vibración" del mismo edificio, donde se comprueba que las naves soportan el ruido de lanzamiento antes de enviarlas al espacio.

De hecho, la Banda de los Marines de EE.UU. fue invitada este mes por el Centro Goddard para ver si podían igualar el volumen de una nave en el momento de su lanzamiento y "se quedaron bien cortos", cuenta el director de ecología marina y puertorriqueño, Carlos del Castillo.

Lo bueno es que los músicos compusieron una fanfarria para el envío al espacio de PACE este enero.

Telescopio nancy grace

En este centro también se están construyendo las piezas del telescopio Nancy Grace Roman, el primero con nombre de mujer y llamado así por la primera astrónoma jefe de la NASA.

El Roman, que será lanzado en 2026, puede hacer una foto cien veces mayor que otros telescopios como el Hubble o el James Webb, asegura Begoña Vila, cuyo trabajo como ingeniera de sistemas ha sido indispensable tanto para este aparato como para el Webb.

Este nuevo telescopio -que hace honor a su nombre al contar con un número notable de mujeres en su equipo- permitirá "encontrar más planetas, más galaxias y dar datos de lo que puede ser la materia oscura", dijo Vila.

A un par de edificios de donde se construye el Roman, trabaja el astroquímico peruano José Aponte, que lleva más de diez años en la NASA estudiando muestras de asteroides más viejos que la propia Tierra.

Aponte está especialmente "emocionado" por la llegada de la sonda espacial OSIRIS-REx el próximo 24 de septiembre, porque traerá fragmentos de un asteroide que ayudarán a comprender el origen de la vida en el planeta, algo inédito para Estados Unidos.

"Hemos estado desarrollando esta misión por más de 14 años así que esa es una motivación muy importante", bromea Aponte mientras enseña algunas "muestras extraterrestres" en el mismo laboratorio al que acude cada día.

Lo cierto es que las operaciones de este centro se caracterizan por que científicos e ingenieros trabajan de la mano, algo que no pasa en ningún otro centro de la NASA. "Aquí se piensa y se construye la misión", describe Teresa Nieves-Chinchilla sobre el lugar que pisó por primera vez hace 17 años.

Esta española dirige el proyecto Solar Orbiter, una colaboración de la NASA con la Agencia Espacial Europea. La misión ahora "se está acercando mucho al Sol", a un 30% de la distancia entre la Tierra y el astro. Con Solar Orbiter se podrán ver por primera vez los polos del Sol, para así poder predecir mejor los ciclos solares.

Para todos ellos, la verdadera "misión" ya lograda fue conseguir trabajar para la NASA.

La ingeniera peruana Rosa Ávalos-Warren recuerda que de pequeña le gustaban mucho las matemáticas y la ciencia, y ya quería formar parte de esta agencia espacial.

Ahora lidera las comunicaciones y navegaciones del proyecto Artemis -que volverá a mandar al hombre a la Luna- y asegura que le encanta dar charlas para "fomentar la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas" y "empoderar así a las generaciones" que vendrán tras ella.

Elon Musk sustituirá el pajarito azul de Twitter por una X

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El logotipo del pajarito azul que ha identificado a Twitter por años pronto pasará a ser historia, de acuerdo con el propietario de la plataforma, Elon Musk, que planea identificarlo simplemente con una "X".

El empresario recurrió, como suele hacer, a tuits para dejar saber sus planes y ayer no fue la excepción, sorprendiendo a millones de usuarios que por años se han familiarizado con el pajarito azul.

"Y pronto diremos adiós a la marca Twitter y, poco a poco, a todos los pajaritos", señaló en un mensaje y agregó que "si esta noche se publica un logotipo X lo bastante bueno", mañana lo pondrán "en directo en todo el mundo".

También publicó varias fotos. En una aparece una X en movimiento con un fondo negro y, en otra, el empresario está con sus manos cruzadas en forma de X.

También publicó una foto del pajarito en blanco con fondo negro acompañado por el mensaje: "Así, pero X".

"Si X es lo más parecido en estilo a algo, debería ser, por supuesto, Art Deco", afirma.

Musk puso en marcha este año una compañía de inteligencia artificial para la que también usó la letra x al llamarla "xAI" y hace unos meses cambió el nombre a la empresa, que compró el año pasado por 44.000 millones de dólares, por una X.

El también dueño de Tesla, del programa espacial SpaceX y Neuralink, hace este anuncio después de que hace una semana naciera "Threads", la nueva red social de Meta que busca competir con Twitter. La letra X ha estado presente en los negocios y la vida de Musk: X.com era el nombre original de Paypal y está en su empresa SpaceX, pero también en el nombre de su hijo que nació en 2020. Quiere que la X sea una aplicación para todo.

Respecto a si le gusta o no un alimento

Identifican 500 genes que influyen en lo que comemos

Investigadora cree que se podría adaptar el perfil de una dieta y mejorarla.
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Los alimentos que elegimos están influenciados, en gran medida, por factores culturales, socioeconómicos o de accesibilidad. Sin embargo, hay casi 500 genes relacionados con la dieta y que parecen influir directamente en lo que comemos.

Así lo indica un estudio de la Universidad de Colorado (EE.UU.) que será presentado en Nutrition, la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Nutrición, en Boston. Los hallazgos son un paso hacia el uso de la genética de una persona para desarrollar estrategias de nutrición de precisión que ayuden a mejorar la salud o prevenir enfermedades.

"Algunos de los genes que identificamos están relacionados con las vías sensoriales -incluidas las del gusto, el olfato y la textura- y también pueden aumentar la respuesta de recompensa en el cerebro", explicó Joanne Cole, coordinadora de la investigación.

Como algunos de estos genes "pueden tener vías claras para influir en si a alguien le gusta o no un alimento, podrían utilizarse potencialmente para crear perfiles genéticos sensoriales que afinen las recomendaciones dietéticas de una persona en función de los alimentos que le gusta comer", agregó.

El análisis reveló unos 300 genes directamente asociados al consumo de alimentos específicos y casi 200 vinculados a patrones dietéticos que agrupan varios alimentos, por ejemplo, la ingesta general de pescado o el consumo de fruta.

El equipo empleó registros del Biobanco del Reino Unido, que contiene datos genéticos, socioeconómicos y de salud de 500.000 personas, para hacer un estudio de asociación de todo el fenotipo (PheWAS).

Un desafío en la identificación de genes relacionados con la dieta es que lo que la gente come se correlaciona con muchos otros factores, incluidos de salud como el colesterol alto o el peso corporal e incluso el estado socioeconómico.

Los investigadores aplicaron métodos computacionales para descubrir los efectos directos de las variantes genéticas que afectan la dieta y separarlos de otros indirectos, como aquellos en los que un gen afecta a la diabetes, lo que requiere que una persona coma menos azúcar.

El estudio demostró, según Cole, que los patrones dietéticos "tienden a tener efectos genéticos más indirectos, lo que significa que estaban correlacionados con muchos otros factores".

El equipo estudia ahora los genes recién identificados relacionados con la dieta para comprender mejor su función y trabaja para identificar más que influyan directamente en las preferencias alimentarias.

Cole quiere investigar el posible uso de la genética de una persona para adaptar el perfil de sabor de una dieta diseñada para perder peso, podría mejorar la adherencia.

También se podría utilizar estos nuevos conocimientos para adaptar los alimentos a la predisposición genética de una persona. "Si sabemos que un gen que codifica un receptor olfativo en la nariz aumenta el gusto por la fruta y potencia la respuesta de recompensa en el cerebro, los estudios moleculares de este receptor podrían utilizarse para identificar compuestos naturales o sintéticos que se unan a él", explica Cole.

Entonces, -agregó- podría explorarse si añadir uno de esos compuestos a alimentos saludables hace que sean más apetecibles para esa persona.