Prevenir el cáncer de piel
Las altas temperaturas y los días soleados del verano motivan a realizar actividades al aire libre, visita a las playas y buscar el bronceado ideal. Sin embargo, podría tener consecuencias extremas si no se toman adecuadas medidas de prevención, debido al riesgo de la radiación solar, que puede traer enfermedades como el cáncer de piel.
En el mundo, cada año se diagnostican más de dos millones de casos de cáncer de piel. Es el tipo más común de esta patología (uno de cada tres), y se divide en melanoma y no melanoma. El primero es más agresivo, y afecta a las capas más profundas de la piel.
La Corporación Nacional del Cáncer (Conac) ha llamado a prevenirlo mediante una actitud responsable, incentivando a las personas a disfrutar del sol este verano, pero adoptando las necesarias medidas de precaución, como exposición mínima, el uso de protectores solares y concurrir al dermatólogo cuando perciban cambios importantes en la piel.
El cáncer de piel es el tercero más común en Chile, luego del de estómago en hombres y el de mama y de vesícula biliar en mujeres. Según la Organización Mundial de la Salud, en cinco años su tasa de ocurrencia ha crecido de 20 a 25 casos por cada 100.000 habitantes. De acuerdo con datos de la Sociedad Chilena de Dermatología, en la última década se ha incrementado el número de personas fallecidas como consecuencia de la enfermedad, llegando a más de cuatro mil, de las cuales el 54% eran hombres, en su mayoría sobre los 71 años, mientras en el caso de las mujeres, la enfermedad se presentó en edades más avanzadas.
El fenómeno del cambio climático ha traído, entre otras consecuencias, la disminución de la capa de ozono y el incremento de la radiación ultravioleta solar efectiva que llega a la superficie terrestre. De ahí vienen el calentamiento de la tierra, la desertificación y la deforestación. El ozono es la pantalla protectora del planeta. Absorbe muchas radiaciones perjudiciales de la luz ultravioleta. Si disminuye, esa función no es cumplida a cabalidad y esas radiaciones perjudiciales llegan al suelo y a las personas, actuando como un co-carcinógeno y un agente inmunosupresor. En los años 90 ya había una mayor conciencia respecto a los peligros de la exposición prolongada al sol sin protección, que hoy es la base para las campañas preventivas e incluso, se crearon normas que buscan proteger especialmente a los trabajadores que pasan largas horas bajo los rayos solares.
La Conac ha recomendado -entre otras medidas- evitar exponerse al sol en las horas de máxima radiación, que ocurre entre las 10 y las 16 horas; cubrir las zonas sensibles con ropa adecuada y sombreros; preferir siempre la sombra y utilizar sombrillas o mallas de protección; usar anteojos de sol oscuros, con protección UV; evitar exponerse al sol con la piel húmeda, y usar protector solar a diario, incluso en los días nublados. Sobre todo, se sugiere el cuidado extremo de los niños.
Una proyección del Instituto Nacional del Cáncer revela que en nuestro país una de cada diez personas desarrollará algún tipo de esta enfermedad a la piel, un riesgo que está presente en todo el territorio nacional, siendo uno de los grupos más expuestos el de los trabajadores agrícolas, quienes se someten a largas jornadas bajo el sol. Por eso, es necesario que las personas sean especialmente cuidadosas y aprovechen de examinarse la piel.
Es por eso que en verano hay que extremar la prevención de las enfermedades a la piel y trabajar en una cultura de la protección solar. En estos días de verano se acentúan las campañas, ya que se conocen los dañinos efectos de la exposición prolongada al sol. Por eso, es necesario que las personas sean especialmente cuidadosas, sobre todo al salir de vacaciones y exponerse a los rayos solares en las playas y piscinas.
Una proyección del Instituto Nacional del Cáncer revela que en nuestro país una de cada diez personas desarrollará algún tipo de esta enfermedad a la piel, un riesgo que está presente en todo el territorio.