Notoria por su larga historia ligada a la explotación industrial de carbón y estrechamente vinculada al desarrollo del movimiento obrero en Chile, Lota alberga una riquísima herencia cultural. Concentrando uno de los mayores volúmenes de Monumentos Históricos en la Región del Biobío y siendo hogar de un abundante patrimonio inmaterial, ha dado lugar a un paisaje cultural único en nuestro país. Es fruto de actividades productivas de su vasto complejo industrial y de modos particulares de relacionarse con el entorno, que fueron moldeando el paisaje costero. Dada su importancia y singularidad, el conjunto minero de Lota fue ingresado por el Estado chileno en la lista tentativa para ser postulado como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Sus orígenes se remontan a poco después de la independencia, con la recolección artesanal de carbón en diversos puntos del litoral penquista. Comenzando la extracción industrial de carbón en Lota en 1852, ésta se mantendría en actividad por más de un siglo y medio hasta su cierre definitivo, en 1997. Los mineros del carbón debieron soportar duras condiciones de trabajo, vivían junto a sus familias en sencillos pabellones que ni siquiera contaban con baño, al interior del recinto minero. Ese lugar con el tiempo daría origen a la actual Zona Típica de Lota Alto y donde las mujeres del Carbón, en torno a los hornos de pan y lavaderos comunitarios, amasarían fuertes lazos de reciprocidad, sentido de comunidad, de fraternidad, que perduran hasta hoy.
La perspectiva de reconocer a Lota como Patrimonio de la Humanidad constituye una oportunidad única para recuperar inmuebles y bienes culturales irremplazables que se deterioran día tras día; para apuntalar al alicaído sector productivo lotino que arrastra una decadencia de varias décadas; o para pensar estrategias de desarrollo participativas que apunten al mejoramiento del medio ambiente urbano y de las condiciones de vida de la población. Además, es sobre todo un acto de justicia. Un mínimo y necesario acto de reparación por décadas de maltrato y abandono de parte del Estado. Una forma de reconocer a la población de Lota el valor de su cultura local, de su historia, de sus sacrificios y de sus luchas por mejores condiciones de vida. Una posibilidad de visibilizar tanto el aporte de los mineros del carbón, como de las mujeres que cargaron sobre sus hombros las labores reproductivas que hicieron que fuera posible la existencia del poblado. Pero también es una oportunidad de ofrecer un futuro a las nuevas generaciones, con identidad y pertenencia cultural.
Por todo esto, resultan imprescindibles el involucramiento y participación de la población para aprovechar una oportunidad irrepetible que no habría que pasar por alto, ya que reúne valores históricos referidos a la extracción e industria del carbón que posibilitó el desarrollo económico de la comuna y el país. Valores arquitectónicos y constructivos referidos a la infraestructura construida desde el siglo XIX para la puesta en marcha del proceso de extracción carbonífera subterránea que implicó la construcción de piques y galerías, además del desarrollo de tecnologías y valores sociales referido a las condiciones de trabajo extremas que implicaba la extracción del carbón para sus obreros y los movimientos sindicales. Estas cualidades definen hoy la relevancia del sector no solo para su comuna, sino para el país y la historia mundial de la extracción minera del carbón. La singularidad de este proceso, en Lota, es lo que la enaltece y posibilita su postulación a Patrimonio de la Humanidad.