En un reciente trabajo académico, tomamos todas las noticias y notas de prensa sobre protestas en Concepción en los diez años que precedieron el estallido social (2010-2019) y las caracterizamos y georreferenciamos. Nuestros resultados, por una parte, exponen un significativo crecimiento en las movilizaciones con demandas incrustadas en una narrativa de búsqueda por un reconocimiento que, considerado justo, ha sido históricamente negado por las hegemonías imperantes. Y por otra, como este nuevo eje de demandas se escenificó en nuevos espacios urbanos, que se sobreponen a los tradicionales espacios públicos, reconfigurado la geografía de la protesta urbana.
Un ejemplo de este reordenamiento es la Rotonda de Paicaví, espacio concebido bajo el moderno y nihilista ideario de la movilidad como fin primordial, clave en la cotidianidad de la comuna y metrópolis, el cual fue performativamente subvertido, resignificado y transformado en símbolos de ese colectivo cambio en la narrativa de la protesta y sus demandas.
La ahora "Rotonda de la Resistencia" fue lugar de múltiples escenificaciones públicas, dramaturgias coreográficas co-producidas por concurrentes que, extraños entre sí, se vuelven semejantes, en tanto todos, de una forma u otra, están disconformes con las hegemonías y jerarquías valóricas imperantes, por ejemplo, el patriarcado. Pero también, y he aquí la personal búsqueda de redención, disconformes con la vida cotidiana que este espacio representa, y de la que no solo participan, sino que, en su abúlico e inerme transcurrir, legitiman de facto.
Al examinar este cambio narrativo y espacial no extraña que la salida política al estallido social fuese el acuerdo por una nueva Constitución, es decir, un acuerdo por redistribuir el poder constituyente que da por legítimo o ilegítimos a determinados sujetos, conocimientos y valores.
En este sentido, la "Rotonda de la Resistencia" nos dice que el interpretar de forma unívoca el estallido social, como una reyerta contra el modelo económico, parece tan parcial como entender la nueva Constitución, como su desarme. Y en parte en esto último puede estribar el rechazo ciudadano al primer intento de nueva Constitución.
Ya sea porque fuese efectivamente un desmonte del modelo económico, y muy especialmente, porque así fue presentado por la prensa, es imposible desconocer el papel de los medios de difusión masiva en los resultados de la consulta, como tampoco obviar la fuerte afección ciudadana por las así percibidas bondades del modelo económico.
Entonces, en esta segunda oportunidad para una nueva Constitución, una de las claves pueda estar en entender lo que nos dice la "Rotonda de la Resistencia" en los términos que he comentado, haciendo y comunicando con claridad cómo esta nueva Constitución, al tiempo que proyecta y perfecciona las bondades del modelo económico, desmonta las hegemonías culturales y valóricas que nos han gobernado no solo en las últimas décadas, sino que buena parte del siglo XX y más.