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La noche de este jueves el buque que fabrica Asmar será lanzado al mar

Rompehielos Almirante Viel, un hito de construcción naval que se erige en la Región

De una eslora de 111 metros y unas seis toneladas de peso completo, la nave se consagra como la más grande construida en el país y Sudamérica. Prestará servicios científicos en la Antártica, pero también busca consolidar la soberanía nacional en el continente polar.
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Por Nicolás Álvarez Arrau / nicolas.alvarez@diarioelsur.cl

A eso de las 21:30 horas de este jueves será lanzado al mar el buque Almirante Viel, un rompehielos imponente que construye Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) y que finalizada su construcción se embarcará a las gélidas aguas de la Antártica chilena para apoyar en investigación científica "y hacer patria", como dicen parte de los trabajadores que participan de este hito. El proyecto "Antártica I" representa un desafío enorme, según recalcan. Nunca antes esta empresa autónoma del Estado había liderado la construcción de una nave de tales magnitudes: 111 metros de eslora, 21 metros de manga y 7,2 metros de calado. De hecho, Almirante Viel es cuatro o cinco veces más grande que las embarcaciones que normalmente fabrican en el astillero y será el rompehielos más grande de Sudamérica.

El buque está bautizado en honor al contraalmirante Óscar Viel Toro, quien prestó servicios a la Armada de Chile, incluyendo su participación en el traslado de la corbeta Esmeralda desde Inglaterra al territorio nacional, en 1856. También luchó en las guerras contra España y del Pacífico, y fue gobernador de Magallanes y comandante general de la Marina. Murió el 1 de septiembre de 1892, en París, lugar al que llegó exiliado tras la derrota sufrida por el bando del Presidente José Manuel Balmaceda que él apoyo.

Características de la nave

Los profesionales detrás de este proyecto, cuyo proceso constructivo en grada inició en 2018, cuentan que el buque que construyen tendrá características especiales, pues podrá operar a una temperatura de -30°C, así como quebrar capas de hielo de un metro de espesor, de un año de antigüedad y cubiertas hasta con 20 centímetros de nieve. A una velocidad de tres nudos mientras concreta este proceso -la velocidad máxima es de 15 nudos-, tendrá la posibilidad de adentrarse a rincones más inhóspitos del continente blanco. Arriba, 34 científicos se sumarán a los 86 tripulantes, quienes tendrán la oportunidad de navegar por 60 días, autonomía máxima del barco. Su alcance es de 14 mil millas náuticas.

Contará, además, con cubierta de vuelo y hangar. Los científicos dispondrán de ecosondas, sonares, perfilador de fondo, perfilador de corrientes y posicionador acústico de alta precisión para desarrollar estudios de oceanografía física, química, geológica y geofísica. El buque tendrá laboratorios microbiológicos, macrobiológicos y químicos, como también elementos para la recolección, almacenamiento y conservación de muestras del mar y del fondo submarino en cámaras frigoríficas. Asimismo, se podrán ejecutar misiones de búsqueda y rescate en caso de siniestros marítimos, aéreos o terrestres en la Antártica, empleando para ello helicópteros embarcados, botes de rescate y una enfermería con capacidad quirúrgica.

"Nos encontramos en cerca de un 70% de construcción, pero tenemos que seguir cerrando compartimientos, terminando la habitabilidad, viendo los últimos detalles de terminación, con la finalidad de que en el próximo año y medio se termine esta nave y se hagan todas las pruebas necesarias, de mar, en muelle o puertos. Así podremos entregarlo a la Armada a mediados de 2024", plantea Domingo Fuentealba, jefe de Buque del proyecto. En concreto, durante el período que se aproxima se pretende finiquitar una serie de trabajos a flote en el sector de habitabilidad y detalles como alineamiento de líneas de ejes, timones y maquinaria. Además, se esperan nuevas entradas a dique para la instalación del sistema acústico, pero lo principal es un cúmulo de testeos de puerto desde abril del próximo año hasta 2024. En ese último año se realizarán las pruebas de mar para terminar el buque con los retoques finales de pintura, habitabilidad y corrección de observaciones.

En el corto plazo, ya de cara al proceso de "botadura", es decir, cuando el buque se lance al agua, el mayor desafío pasa por la respuesta de esta mole marina de seis mil toneladas. El sargento primero Horacio Valenzuela, preparador de ATA del taller de Acero y Estructura, y Gabriel Parra, jefe de la Sección de Aceros y Misceláneos Construcción Naval, explican que para evitar inconvenientes la noche del jueves -evento al que asistiría el Presidente Gabriel Boric- se debió instalar en popa una estructura para soportar el impacto que generará la caída al mar, de tal forma de proteger el casco y la estructura. "Tenemos fe en Dios de que esto saldrá correctamente, porque se ha trabajado con el grupo de ingenieros y el Departamento de Arquitectura Naval, que ven toda la parte técnica y simulan la caída en distintos programas. En relación a otros buques, acá hubo un cambio en la forma de construir, ya que se van mucho más integrados, así que habrá que estabilizarlo de la mejor forma posible para que no se escore o ladee. Es un trabajo complejo en donde hay que calcular muchas cosas", sostienen.

Empleo y productividad regional

Desde Asmar precisan que la construcción del nuevo buque polar, además de mejorar la conectividad y potenciar la presencia nacional en la Antártica, trae asociada inversión, conocimiento, investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento para el país y la Región, ya que el 52% de los componentes y materiales que se requieren para su fabricación y operatividad han sido adquiridos a empresas del mercado nacional, abarcando áreas como contrato de mano de obra, subcontrato de servicios para implementar los sistemas de comunicaciones integrado, tableros eléctricos, suministros de soldaduras, consumibles, pinturas, materiales, equipos y elementos de protección personal.

Los muebles de acero inoxidable que se instalarán en la cocina o laboratorio del buque, por ejemplo, fueron obtenidos de un emprendimiento penquista llamado Estrella del Sur. María Eugenia Vega, proyectista de Diseño Construcción Naval, cuenta que el trabajo con este empresario local ha sido una muy buena experiencia y, por lo mismo, "tratamos en lo posible de darle mucho trabajo a gente de la Región, pues hay muchas tareas en proyectos de este tipo, especialmente cuando son pequeñas o repetitivas y requieren gente".

El proyecto Antártica I ha demandado, aproximadamente, 3.300.000 horas/hombre en conjunto con empresas y pymes que prestan servicios. En promedio, el plan genera empleo a 600 personas en forma directa, donde aproximadamente el 20% de ellas son mano de obra eventual y de empresas externas asociadas.