Definiciones para la participación electoral
Más allá de la categórica definición del electorado en torno a la opción de rechazar la propuesta elaborada por la Convención Constituyente, una de las principales características del plebiscito constitucional realizado hace justo una semana fue la alta participación de la ciudadanía, que en la Región del Biobío alcanzó el 88% del padrón electoral, es decir, un millón 184.062 personas confirmadas por el sistema de estadísticas del Servicio Electoral.
Comparado con la participación voluntaria que se tuvo en el plebiscito constitucional de entrada, en octubre de 2020, que fue de 634.724 votantes, el último proceso registró un aumento del 86%, con el crecimiento más evidente a nivel local en las provincias de Biobío y Arauco. Se trató de un resultado sin precedentes, ya que a diferencia de otros procesos electorales realizados cuando todavía el sufragio era obligatorio, en esos años la inscripción era voluntaria, por lo tanto, de todas formas, había quienes no se registraban y por lo tanto no tenían la obligación de participar.
Especialistas del área han señalado que el alto interés por participar fue impulsado, en parte, por los mecanismos puestos en marcha para el proceso, entre los que sin dudas se cuenta el voto obligatorio, pero también la georreferenciación de los locales de votación respecto del último domicilio registrado por los votantes, los servicios de transporte público gratuitos que fueron puestos a disposición y sobre todo que se tratara de una decisión electoral marcada por su amplia importancia, sin personalismos de por medio.
Esto significó que se movilizaran hacia las urnas grupos de diversos niveles socioeconómicos y que por lo tanto esta participación no se arraigara solo en aquellos de más ingresos. Desde el Observatorio de Políticas Regional Observa Biobío, se afirmó que es importante considerar que en el plebiscito de entrada si bien la participación fue voluntaria, estudios posteriores revelaron que los electores se concentraron en las ciudades y comunas urbanas, más que en las zonas rurales, lo que, según afirmaron, tuvo relación con que los hechos ocurridos a partir de octubre de 2019 fueron un fenómeno de características urbanas, que no logró permear a las comunas más alejadas, pero el panorama fue diferente esta vez.
De acuerdo a los datos entregados por el Servicio Electoral de manera preliminar luego del plebiscito, la comparativa de participación entre los procesos electorales de 2020 y 2022 demostró que en la Provincia de Concepción solo tres comunas lograron doblar la cantidad de votantes durante la jornada, siendo Florida (161%), Santa Juana (128%) y Hualqui (101%). Distinta es la situación registrada en las comunas de la Provincia de Biobío, donde solo dos comunas no alcanzaron a doblar la cantidad de votantes, en este caso Laja y San Rosendo, y la cordillerana zona de Alto Biobío llegó a un 164%, seguida por Quilleco con un aumento de 157%, ambas comunas con los mayores porcentajes al alza.
En tanto, en Provincia de Arauco, los municipios de Arauco y Curanilahue registraron casi el doble de votantes y el resto de las comunas lo superaron ampliamente, llegando incluso hasta un 152% más de participación en Tirúa, en comparación al plebiscito 2020.
Pese a esta alta convocatoria, varios especialistas coinciden en que, incluso si vuelve el voto obligatorio como lo han propuesto varios parlamentarios desde hace años, es probable que las próximas elecciones no logren generar el alto interés que llevó a que 13 millones de chilenos acudieran a emitir su sufragio hace una semana. Incluso, se ha llegado a plantear que tal vez esta cifra, histórica desde todo punto de vista, podría ser el techo de participación ciudadana en Chile, es decir, el 86% del padrón sería el máximo al que se podría aspirar en futuros proceso.
La discusión, una vez más, quedará en manos del Congreso, que tiene proyectos de ley que han sido presentados para retomar, por ejemplo, el voto obligatorio, pero que no tienen avance. Además, hay que recordar que esta vez hubo inscripción automática para los mayores de 18 años, pero también se deberá analizar si incluir en la discusión a quienes legítimamente no quieren participar de los procesos, entonces tal vez una opción sería que no rigiera para todas las elecciones e incluir la definición de la modalidad del voto, porque el padrón cambia y si hay más posibilidades para sufragar es posible que también se amplíe el interés por participar.
Hay que recordar que las zonas rurales siempre se han movilizado en elecciones más cercanas o más locales, como son las municipales, y esta vez la ciudadanía de esas comunas respondió más bien a la obligatoriedad, por lo que seguir trabajando en la búsqueda del perfeccionamiento del sistema electoral es un camino relevante, sobre todo por el actual proceso de negociación que se está viviendo en el Congreso ante un eventual nuevo intento constituyente que requerirá, como nunca, participación y amplia validación si logra afianzarse.
Varios especialistas coinciden en que, incluso si vuelve el voto obligatorio como lo han propuesto varios parlamentarios desde hace años, es probable que las próximas elecciones no logren generar el alto interés que llevó a que 13 millones de chilenos acudieran a emitir su sufragio.