Paladares Bakery: la repostería que fusiona sabores chilenos y venezolanos
La maestra panadera contó cómo tuvo que adaptar su recetario a los gustos locales y que está integrando a sus productos pasteles típicos de otros países.
Golfeados, tequeños y tunjtas son, entre varios productos más, algunas de las delicias venezolanas que prepara Erika Jiménez para sus comensales en pleno centro de Concepción desde que arribó a Chile.
La maestra panadera egresada del IEPAN en Venezuela comenzó su aventura luego de llegar al país en febrero del 2018 junto a su familia y un sueño, lograr llevar a la mesa de cada familia alguno de sus dulces con sello propio.
Desde que llegó a Concepción contó haber participado de festividades y eventos en colegios exhibiendo sus productos para lograr establecer su marca, una que después de 4 años en el mercado panadero ya ha logrado afianzarse y destacarse en la comunidad.
"Acá el mercado es muy competitivo, pero también muy amplio, ya que la panadería y repostería en Chile tiene relevancia en la economía del país. No en vano están dentro del segundo consumidor de pan en el mundo", contó Erika, dueña del emprendimiento Paladares Bakery.
Diferencias
Un mercado al que se ha tenido que adaptar para surgir, ya que el paladar chileno dista bastante del venezolano en cuanto a lo dulce y a lo salado.
"En Venezuela nosotros somos de tortas con menos cubierta y menos cantidad de relleno. Las tortas se asemejan más a un queque, pero decoradas. Si se rellena se hace con una sola capa de manjar o chocolate y el toque de dulce siempre está a la raya, uno trata de que sea dulce pero que no embriague de azúcar", detalló.
Muy distintas a cómo suele ser la presentación de una torta chilena ya que estas cuentan con una gran cantidad de crema, chocolate, capas de relleno y por, sobre todo, son bastante húmedas.
"La torta chilena utiliza mucha crema chantilly y son demasiado mojadas. Me costó llegar al punto exacto de humedad, pero gracias a la retroalimentación que me dan los clientes pude ir logrando llegar a la presentación perfecta para el paladar chileno", explicó.
Pero Erika no solo se limita a la pastelería y panadería de estos países, en los últimos años también ha estudiado la producción de dulces argentinos, estadounidenses y demás países del mundo para lograr traer un dulce que se acomode a los gustos chilenos y venezolanos.
"Entre los chilenos, los rollos de canela han sido un éxito con su glaseado de queso crema, es uno de los productos que más piden junto con el golfeado, aunque este último de forma más puntual", contó.
"El golfeado es un rollo especiado y rellenado con un queso salado tipo venezolano que se baña en chancaca y que se le pone un poco más de queso rallado sobre él cuando es retirado del horno. Es una combinación entre lo dulce y lo salado que se ha vuelto popular por su sabor único", agregó la repostera.
Precios personalizados
En cuanto a precios, Erika señaló que estos varían dependiendo de las necesidades del cliente ya que todo es personalizado. "Por ejemplo, un cachito relleno de jamón de tamaño grande en un formato individual que puede servir perfectamente como un desayuno está en 2 mil pesos. Mientras que, si se desea compartir, se pueden adaptar para una coctelería y una bandeja de 12 unidades cuesta 9 mil pesos", detalló.
En el caso de las tortas, estas varían mucho más ya que dependerán de los ingredientes que quiera el cliente. Según Erika, estos pueden aumentar su valor en gran medida si se utilizan coberturas de chocolate, por ejemplo, que su valor ha ido al alza.
"En el caso de que sea una torta para 25 personas y sin chocolate su valor en promedio está en 30 mil pesos", dijo.
A la fecha, Erika se mantiene realizando sus creaciones en su mismo departamento ya que si bien las ganancias han ido en aumento, no son las suficientes como para dar el gran paso y arrendar un local, es por esto que sus esfuerzos son en promocionar aún más su tienda, llegar a más clientes y afianzarse como una fusión de sabores en Concepción.
"A futuro me gustaría tener un local que sea modesto pero lindo, donde las personas se sientan bien atendidas y satisfechas con el producto, que siempre se conserve la línea de productos frescos y artesanal y donde también pueda ir incorporando más variedad de dulces a mi tienda", concluyó Erika.