Diego Herrera: una promesa penquista que siguió su pasión por la música
La muerte del reconocido DJ dejó a sus 27 años una marca en la bohemia penquista, pero también a su hijo de 5 años como un regalo a su familia.
A temprana edad, Diego Herrera (27) mostró su interés por el mundo de la música y sus padres, emocionados por ello, lo acercaron a toda experiencia que lo potenciara y que lo hiciera feliz. Con solo 3 años recibió su primer equipo de batería, luego aprendió a tocar la guitarra y así continuó hasta probar diversos instrumentos, mostrando lo aprendido en festivales y concursos.
Transformarse en DJ no fue inmediato y estaba recién en su etapa de consolidación cuando la madrugada del 21 de julio fue asesinado de un disparo, a las afueras de un pub donde se encontraba poniendo música. Su muerte no dejó indiferente a sus compañeros de rubro, quienes lamentaron la pérdida no solo por su talento, sino por el hijo de 5 años que dejó.
Oído musical
La influencia del arte musical era tan preponderante en su vida que sus padres intentaron calmar esa pasión para que se enfocara en sus estudios. Sin embargo, pese a cambiarlo de liceo, él les demostró que no importaba a donde fuera, porque la música continuaba siendo su destino. Dejando la banda que había formado con compañeros en el Liceo La Asunción, al llegar al Colegio Concepción se unió a los grupos de canto y teatro.
"Después entró a la universidad a estudiar ingeniería porque nosotros como padres queríamos. Él quería estudiar música. No alcanzó a terminar su carrera porque se dio cuenta de que no era feliz con eso y que quería dedicarse a la música en serio", relata su madre, Verónica Chamorro con los ojos cerrados y con notable emoción.
Artista nato
A los 23 años Diego dejó Concepción para irse a estudiar música a Santiago, pero fue precisamente allí, en compañía de su hermano mayor y DJ, Andrés, que comenzó a aprender sobre música electrónica y a acompañarlo a eventos para probarse también en la tornamesa. Así, por un año estuvo tocando en Viña del Mar, Santiago, Concepción y al rededores, dándose a conocer en el rubro y mundo nocturno.
En 2019 volvió a Concepción y comenzó a trabajar de forma regular en locales de la zona, hasta que la pandemia hizo que llevara la música desde su casa a todas partes a través del streaming, y hace unos meses retomó la presencialidad y proyectos.
"Debía moverse mucho como DJ, pero viajar al extranjero eran sus pretensiones, salir al mundo, porque tenía proyectos hechos y todo el año tomado con presentaciones. A veces estaba en tres pub en una noche, después en el after. Estaba trabajando como DJ en Almacenes París y hasta iba a tener un contrato con L'Oreal", relata su madre sobre el futuro que vislumbraban.
Un legado
Con un cigarrillo en la mano y también con los ojos cerrados, Carlos Herrera intenta sonreír mientras recuerda a su hijo, con quien compartían gustos y experiencias, pero sobre todo el amor por el fútbol y su equipo favorito, Huachipato.
Al llegar a la casa tras ir al estadio donde el cuadro acerero perdió, a sus 20 años Diego y su polola le contaron a Carlos que serían papás. "En ese entonces lloré porque se supone que tenía que terminar su carrera, pero para nosotros la llegada de Benjamín fue una alegría enorme, igual que cuando Diego llegó a este mundo", relató Verónica.
Carlos explicó que a Benjamín de 5 años le dijeron que su padre había muerto en un accidente, pero pese a entender que ya no volverá aún está afectado. "Él pide que su papá lo vaya a buscar al colegio, que lo llame a diario, que le dé las buenas noches. Nosotros no tenemos las herramientas o cómo explicarle, todo es complicado", agregó.
Mientras continúan con fe a la espera de que la justicia actúe con rigor contra el responsable de su muerte -que ya se encuentra imputado por homicidio-, sus padres y familia se encuentran en pleno proceso de duelo. Su madre relata que a toda hora su música y grabaciones resuenan por la casa y que los amigos y conocidos continúan enviándoles videos de su hijo.
En estos días la habitación de Diego es el único espacio que les da tranquilidad y aunque aseguran que cada despertar les hace sentir el vacío de su presencia, el hecho de que su hijo hubiese dejado una marca en este mundo y que fuese una persona querida les da fortaleza.