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Una cuadra más allá hay otro vecino que dice estar preocupado. Edgardo Orellana atiende un pequeño negocio en plena esquina de Los Carrera y Tucapel y muestra total sorpresa ante los nuevos planes que se tienen para el espacio que en antaño mantuvo a una farmacia Cruz Verde y a un servicentro Petrobras. En efecto, en aquel lugar se concedió un permiso de edificación el 17 de marzo de 2021 para que la firma Liucura Desarrollo S.A.P. levante una obra de 19 pisos con foco en la vivienda colectiva en altura, aunque también en comercio. En total, habrá 297 departamentos, 221 bodegas, 159 estacionamientos vehiculares y 80 de bicicleta, y 11 establecimientos comerciales en el paño de 2.931,21 m2.
"Yo no tengo nada contra las inmobiliarias, ya que hay que construir cosas para mejorar Concepción. El tema es que los nuevos edificios que se están haciendo son muy altos y muy delgados. Esa es mi preocupación. A mi negocio llega mucha gente y me dicen lo mismo, sobre todo quienes viven alrededor. Pienso que falta una mejor fiscalización y hacer las cosas bien para seguir avanzando en esta ciudad, porque las construcciones están mal hechas" puntualiza Orellana.
Al igual que Ricardo Teran, cree que la recuperación de los espacios privados que se vieron afectados tras el estallido debió enfocarse en la implementación de establecimientos de servicio como farmacias o bombas de bencina "para que vuelva la iluminación, el comercio y la gente, pues esas son cosas que hacen falta en la comuna y que se echan de menos".
Años de historia
La estructura que sigue en pie en la esquina de San Martín y Orompello tiene historia. Por más de 60 años funcionó allí uno de los servicentros más antiguos de la ciudad. La última empresa que lo gestionó, Petrobras, se vio obligada a abandonar las instalaciones debido a la serie de saqueos y el incendio que protagonizaron encapuchados en pleno estallido social.
Desde el municipio precisan que el 22 de marzo de 2021 se le concedió un nuevo permiso a Liucura Desarrollo S.A.P. La idea de la compañía es posicionar un edificio colectivo en altura, es decir, instalar en cerca de 1.065,14 m2 una torre de 20 plazas, con 187 viviendas, 65 estacionamientos vehiculares y 37 de bicicleta, 58 bodegas y seis locales comerciales que, en suma, amenazan con dañar el patrimonio de la emblemática Diagonal.
Ante el eventual impacto al valor cívico-patrimonial del sector, parte de los vecinos que allí habitan presentaron hace algunas semanas un recurso de protección en contra de la empresa que lidera la iniciativa. El encargado de la comisión de Territorio y Seguridad de la Junta de Vecinos Plaza Perú-Diagonal, Fernando Delgado, recuerda que esta acción fue aceptada por la Corte de Apelaciones y ratificada por la Corte Suprema, lo que llevaría a que por intermedio del municipio penquista la firma realice mitigaciones.
"Ya mandamos la carta a la Municipalidad para pedir, fundamentalmente, que se acojan al plan regulador hoy existente, es decir, bajar la altura de lo que ellos presentaron, además de un pedido de pertinencia al SEA", cuenta Delgado.
A diferencia de estos sitios, los vestigios de la que fuese hasta hace algunos años la pizzería Telepizza siguen y seguirán en pie durante un buen tiempo. Desde la administración penquista indican que a la fecha no hay un nuevo anteproyecto o proyecto aprobado por la Dirección de Obras Municipales.
Visión de los profesionales
Leonel Pérez, decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la Universidad de Concepción, plantea que lo esperable es que en aquellos terrenos privados afectados en el estallido exista una planificación que acoja algunos de los puntos que señaló la ciudadanía en la última modificación del plan regulador. "Estamos desfasados, porque se están otorgando permisos legales, por cierto, pero con una norma anterior, y eso no puede ser visto como un ideal, ya que estamos operando con base a un proyecto que cumple con una normativa que es antigua", remarca el docente.
Según Pérez, en casos de este tipo es recomendable buscar puntos de consenso y apelar a la responsabilidad social empresarial en torno a un cambio en los planes de altura propuestos, así como lograr un rol más activo de la administración pública para hacer de nexo entre las comunidades y las empresas. Con eso, añade, es posible discutir una eventual baja de alturas o establecer otro tipo de iniciativas
"Hay que adelantarse a una potencial situación de conflicto y generar mesas de trabajo respecto a lugares que son emblemáticos para analizar las legítimas expectativas de los dueños de los terrenos y de la comunidad. La referencia debe ser la 15° modificación del plan regulador para intentar que los proyectos rebajen sus alturas o anticiparse", puntualiza el decano.
Desde la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo, sede Concepción, el académico Andrés Utz advierte que antes de generar algún diagnóstico es vital conocer todas las miradas que están presentes en el proceso: vecinos, autoridades y también el sector privado.
El profesor remarca este último punto porque la llegada de proyectos inmobiliarios de este tipo traen también, a su juicio, elementos que podrían ser positivos para quienes viven en las cercanías, y no solo externalidades negativas como las que se comentan en parte de este reportaje.
"Por un lado está la modificación del plan regulador, la opinión de los vecinos y las posibilidades que traen las nuevas inversiones y los nuevos proyectos, entendiendo a cualquier inversión privada o pública como una oportunidad para detonar otras cosas, ya que la ciudad es para eso", enfatiza Utz.
Aunque a primera vista planes inmobiliarios de esta magnitud puedan parecer negativos, dice que la evaluación y en el desarrollo formal final "siempre habrán oportunidades para mejorar la urbe (...) Por lo general, la opinión de los vecinos es desde el punto de vista de la infraestructura sanitaria que se pone en aprietos y que tiende a colapsar, pero esas son cosas que se podrían solucionar".
Respecto al tema del asoleamiento, sostiene que siempre existirá un margen asociado a la fisionomía de las edificaciones, en donde los diseñadores tendrán que entregar una respuesta que genere la menor sombra posible al resto de viviendas.
Desde la Municipalidad de Concepción comentan que todo proyecto tiene impactos en su entorno, ya sea en el paisaje urbano, ambiental o vial. Y, si bien existen normas para mitigación, advierten que también hay que considerar que la existencia de terrenos con estructuras abandonadas o sin construir genera un impacto negativo, riesgos de incivilidades y un deterioro a la imagen del sector.
"Lo que ha hecho el municipio es normar para poder promover una densificacion equilibrada con construcción en altura, de acuerdo a las características de cada zona para que haya un desarrollo armónico y que se aproveche la red de servicios instalados, como también impulsar proyectos de conectividad, por ejemplo, aunque sean iniciativas de mediano y largo plazo (...) El punto es que se pueda conjugar la visión de ciudad compartida con la comunidad", enfatizan.