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Vecinos y autoridades comunales de Florida y Santa Juana plantean sus visiones

Parcelas en áreas rurales, un auge que inquieta en la Región

Aunque en algunos casos el valor del suelo se ha más que duplicado en relación a los últimos años, según constatan los municipios, la llegada de familias desde zonas urbanas sigue a un ritmo frenético.
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nicolas.alvarez@diarioelsur.cl

Corría el año 1993 y Brunilda Gutiérrez llegaba junto a su esposo y su hijo de dos años al sector rural de San Juana, en la comuna de Florida. Se trasladaron desde Concepción para heredar una tierra y construir ahí la que actualmente es su casa. En aquel entonces los cerros que la rodeaban eran, en su mayoría, espacios vírgenes y solitarios que gozaban de la inexistencia del hombre. Los vecinos más cercanos, campesinos todos, vivían en rincones inhóspitos a varios metros de distancia. Algunos, incluso, a kilómetros.

A casi 30 años de su llegada -o retorno al campo, como ella prefiere aclarar-, Brunilda observa cómo el cerro solitario que custodia su patio trasero ha comenzado a poblarse. Advierte que este fenómeno se notó en los primeros meses de pandemia, cuando el ruido del motor de máquinas retroexcavadoras y la música a volumen alto puesta por sus nuevos vecinos en medio de la noche se dejaron sentir con fuerza.

Su desesperanza es mayor cuando mira el sitio que colinda con su hogar. Hace ya un año un plano de media hectárea espera la llegada de nuevos moradores. Si eso ocurre, dice, es posible que la tranquilidad que ha mantenido durante la mitad de su vida se esfume para siempre.

"Estamos muy preocupados por la llegada masiva que ha tenido la gente, pues ya no existe la privacidad en el campo. Y para qué hablar de la seguridad… no se pueden dejar las casas solas (por el problema de la delincuencia que viene aparejado). Temo, además, que al otro lado de mi cerco llegue alguien, porque yo no quiero cambiar mi estilo de vida", reconoce Brunilda Gutiérrez.

El relato de esta floridana es una muestra del auge que ha tenido la venta de parcelas en áreas rurales de la Región del Biobío. Comunas como Florida o Santa Juana, por ejemplo, se han convertido en sitios ideales para que familias venidas de sectores urbanos instalen primeras o segundas viviendas. El fenómeno, precisan los alcaldes de estas dos ciudades, se comenzó a ver de manera más nítida a partir del terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010, punto de inflexión que llevó a muchas personas a buscar aires más tranquilos.

A eso agregan el factor pandemia que motivó una explosión demográfica debido al interés de familias del Gran Concepción por aislarse de la ciudad y la enfermedad.

EL LADO NEGATIVO

Aunque dice que en Santa Juana no tienen problemas con la gente que se va a vivir al campo, la alcaldesa Ana Albornoz precisa que el fenómeno ha derivado en una serie de inconvenientes que ha evidenciado la dificultad de los municipios más pequeños para ejecutar acciones de regulación. Comenta, entre otras cosas, que con los años se ha notado una mayor acumulación de basura y complejidades al momento de atacar incendios forestales. El establecimiento de caminos rurales y servidumbres de solo tres metros impiden hoy el ingreso de vehículos de emergencia.

"Viene mucha gente de otras comunas a vivir a Santa Juana y nosotros tenemos que darle salud, acceso a los caminos rurales, conectividad, educación, pero no damos abasto. Todo eso no se regula, por lo que se permite que se instalen en cualquier lugar. Asimismo, lo que más anticipo es el tema del agua, la desregulación de las servidumbres, que ya es tierra de nadie, porque se producen muchos problemas vecinales, corridas de cercos o procesos judiciales", comenta la jefa comunal

Este auge, incluso, se da pese al incremento en el precio del valor del suelo. Hace tres años, por ejemplo, 2,5 hectáreas en el sector Tanahuellin de Santa Juana se vendían a $18 millones, pero hoy ese valor asciende a $52 millones, lo que representa un aumento de 189% y un interés manifiesto de los compradores por obtener un terreno al precio que sea.

El alcalde de Florida, Jorge Roa, advierte que en su comuna las alzas han tenido un comportamiento similar, aunque explica que eso depende de la ubicación en donde se encuentren las parcelas. Así, explica que estas tendrán más valor si están más cerca de la zona urbana, si cuentan con buenos caminos o mejor factibilidad de luz y agua.

"Antes de 2010 uno podía comprar una o media hectárea entre $1 millón y $2 millones, pero hoy hablamos de que la media hectárea más barata puede bordear los $7 millones o$9 millones, hasta llegar a los $30 millones, dependiendo de su emplazamiento", grafica Roa.

A fin de evitar una agudización por el arribo excesivo de personas, en Santa Juana comenzaron a exigir a los vecinos que venden sus terrenos que cumplan con la Ley de Urbanismo para ampliar el ancho de los caminos -situación que desmotiva la venta-, o a las familias que vienen de afuera que regularicen la construcción de inmuebles con un arquitecto. A eso se agrega la solicitud hecha a la Asociación de Municipalidades de la Región del Biobío para conformar una instancia que ayude a los municipios pequeños a resolver puntos asociados a esta materia, "porque no podemos hacernos cargo de toda la basura y el agua de las personas que están llegando", según Albornoz.

De acuerdo al último Censo, la población de Santa Juana se estimó en más de 13 mil habitantes. Eso sí, los datos de su sistema de salud indican que existen 16 mil usuarios inscritos, lo que demuestra cómo esta ciudad ha crecido con los años.

MAYOR DESARROLLO URBANO

A juicio de Jorge Roa, el auge de compra y venta de parcelas rurales, en su mayoría de media hectárea, "ha sido enorme". El jefe comunal, sin embargo, plantea que desde su administración "reciben con mucho agrado el que habitantes de otras partes del país elijan a Florida por su buen clima y la calidad de su gente", aunque reconoce que son muchos quienes desatienden los resguardos para cerciorarse de la factibilidad de luz y agua en los terrenos, escenario que implica tener presente nuevos presupuestos para la obtención de estos servicios.

Independiente de lo anterior, cuenta que todo este panorama ha servido para revitalizar el comercio que hay en Florida, "que se ha visto altamente favorecido", en especial el rubro de las ferreterías que venden como pan caliente materiales de construcción. Los maestros y los dueños de máquinas retroexcavadoras también se han visto beneficiados.

"Nosotros no tenemos grandes inconvenientes en que llegue gente a nuestra comuna, gente buena que contribuya al avance y al progreso. La idea es que si vienen a una primera vivienda se puedan sumar a las instituciones del pueblo, como juntas de vecinos o colegios. Esta es una gran oportunidad que puede tener Florida para surgir", remarca Roa.

Virginia Osbén llegó a instalarse a uno de los sectores rurales de Florida a fines de 2016. Durante toda su vida vivió en el centro de Concepción, pero el gusto por la naturaleza la obligó de alguna forma a buscar un lugar campestre que le brindara una nueva forma de vida.

Asegura que al dar con el sitio puso atención a distintas condiciones, "porque era clave que tuviera buen camino, que estuviese cerca de Concepción, que no fuera un terreno forestado y que tuviese un poco de bosque nativo. Además, me preocupaba mucho el tema del agua", recuerda.

A diferencia de Virginia Osbén, hay quienes no realizan un adecuado proceso antes de comprar una parcela. Es más, al ver el terreno pagan de inmediato, sin definir algunos aspectos básicos.

Por lo mismo, desde el Ministerio de Bienes Nacionales llaman a la ciudadanía a no caer en los denominados loteos irregulares o "brujos", es decir, aquellos terrenos de menos de 5 mil metros cuadrados que se venden en zonas rurales bajo la figura de acciones y derechos.

"Hay que fijarse que la superficie sea de más de 5 mil metros cuadrados. Al firmar las escrituras hay que cerciorarse que se trate de una compra venta propiamente tal, con una superficie radicada y no bajo el título de acciones y derechos. Además, debe tener un rol de propiedad asociado a la misma superficie. También es importante corroborar que estén garantizados los servicios básicos como agua y luz", subrayan.