Avances en el acceso a Internet
La crisis por la pandemia ha permitido valorar la importancia de Internet en el teletrabajo y el teleestudio, que habían tenido un lento avance en el mundo, pero que con la emergencia permitió a los trabajadores y estudiantes desarrollar sus labores a distancia.
El trabajo no presencial ha implicado el uso frecuente de métodos de procesamiento electrónico de información y algún medio de telecomunicación para el contacto entre el empleado y la empresa. Del mismo modo, permitió que en colegios y universidades hayan continuado las clases a distancia.
La irrupción de Internet en todo el mundo se ha transformado en un punto de inflexión para el ser humano, especialmente en términos de comunicaciones y relaciones con su entorno. Los cambios han sido profundos y vertiginosos. En sólo dos décadas, el mundo virtual se ha instalado paralelamente junto a la vida real y cotidiana.
La Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) dio a conocer esta semana que con datos a septiembre de 2021, hubo un importante incremento de las redes de alta velocidad, las que son demandadas cada vez más por los usuarios del país. Así, el 67,4% de los hogares chilenos cuentan con una conexión de Internet fija, cifra que supera con creces el 48% que se registraba en el año 2018. Las redes de Internet fija de alta velocidad son las que lideraron en la preferencia de los usuarios. Sumando las de fibra óptica y de HFC, estas totalizan el 91,8% del total de conexiones.
La ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, ha señalado que los usuarios demandan conexiones de alta velocidad y de gran capacidad que les permitan estar conectados en todo momento. Por esta razón, vemos que los servicios de alta velocidad crecen en sus cifras, situación que seguirá ocurriendo. Ese Ministerio ha impulsado iniciativas de conectividad rápida como las nuevas redes 5G y las redes de fibra óptica como los proyectos Fibra Óptica Nacional, Fibra Óptica Austral, y Cable Humboldt, entre otros, que apuntan a mejorar la calidad de la conectividad de los usuarios de todo el país.
Esas conexiones han significado que el concepto de distancia se haya relativizado, y puede decirse que desde su aparición, el mundo está a un solo click, desde donde el usuario lo esté operando. Del mismo modo, aparecieron las redes sociales, que se han transformado en una poderosa herramienta comunicacional y en una de las alternativas válidas para informarse y hasta para ser parte de la sociedad. Su fácil acceso y masiva interconexión les ha permitido, gracias a Internet, por ejemplo, ser uno de los medios usados para informar en las primeras horas de catástrofes, como terremotos, inundaciones o incendios forestales, aunque también su mal uso puede generar daños a la imagen y a la honra de las personas. No obstante, bien utilizadas permiten estrechar lazos entre familias, con la comunidad e informar de manera masiva temas que sean de interés general. Tanto el tráfico como las conexiones fijas a Internet aumentaron por la situación sanitaria, los confinamientos y el despegue del trabajo y la educación a distancia. Esto sentó nuevas dinámicas digitales para las personas, las instituciones académicas y las empresas, por lo que se proyecta que esta alza de conexiones seguirá aumentando, lo que exige robustecer la infraestructura digital del país.
Las autoridades del sector han señalado que Chile podrá transitar hacia una sociedad más digital sólo si cuenta con sólidas redes de alta velocidad que permitan el intercambio de altos volúmenes de datos, lo que requiere que se fortalezcan las redes y se generen las condiciones para que los usuarios puedan acceder a los beneficios de la nueva economía digital. Durante la pandemia, Internet ha tenido una prueba de fuego y ha cumplido, al mantener conectadas a las familias, a los trabajadores con sus empresas, a los estudiantes con sus colegios y universidades, a los usuarios con los servicios públicos y la banca, y al mundo en general.
Chile puede transitar hacia una sociedad más digital si cuenta con sólidas redes de alta velocidad que permitan el intercambio de altos volúmenes de datos, lo que requiere que se fortalezcan las redes y se generen las condiciones para que los usuarios puedan acceder a los beneficios de la economía digital.