Los avances y desafíos de Concepción
Concepción celebra 471 años, desde que fue fundada por Pedro de Valdivia, el 5 de octubre de 1550, primero en lo que hoy es Penco, y dos siglos más tarde - destruida por un tsunami- tuvo que trasladar su emplazamiento al Valle de la Mocha, junto al río Biobío. El asentamiento inicial fue reconocido como ciudad a través de una real cédula del rey Carlos I de España, y dos años más tarde le otorgaba un escudo de armas, vigente en la actualidad.
A raíz de la crisis económica de los años 1929 y 1930, Latinoamérica y Chile en particular sufrieron la depresión y los gobiernos decidieron intervenir para que el Estado generara un desarrollo hacia el interior, cerrando sus economías. En ese ámbito, la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) cumplió un rol relevante, cuando se instaló la Compañía Siderúrgica Huachipato, que marcó el inicio del proceso de industrialización de la zona. Luego se levantó la Refinería Enap y en torno a ellas se construyeron diversas empresas transformadoras, como Inchalam y las industrias petroquímicas.
El núcleo Concepción-Talcahuano se transformó en un atractivo ocupacional, con la llegada de miles de familias provenientes de comunas cercanas y de zonas rurales, lo que obligó a expandir la construcción habitacional para dar viviendas a esos trabajadores, primero ocupando los alrededores del radio urbano histórico de la ciudad, y luego con la aparición de poblaciones como Lorenzo Arenas, Hualpencillo, Laguna Redonda y Villa San Pedro, entre otras. También se desarrollaron los puertos que permitieron la salida de los productos elaborados en el sector industrial y se construyeron carreteras para mejorar la conectividad entre esos terminales y Santiago.
Guerras, terremotos y tsunamis, entre otras catástrofes, han ocurrido a lo largo de su historia, pero no han doblegado el ánimo de los habitantes ni su destino. Con la misma fe de antaño, los penquistas continúan trabajando para alcanzar su progreso. Esta es la oportunidad propicia para evocar su dilatado y glorioso pasado, y para meditar sobre su presente y futuro.
En las últimas décadas, la ciudad ha tenido un gran crecimiento demográfico y la intercomuna ha enfrentado el despegue inmobiliario, algo que se ha hecho especialmente notorio tras los terremotos de 1960 y 2010. Para algunos, ese crecimiento se ha manifestado en forma desordenada, con poca planificación y con demasiados edificios de gran altura, que afectan la calidad de vida de las personas. De ahí que han surgido voces pidiendo limitar los permisos de torres inmobiliarias. Tal vez la comuna se han quedado atrás los servicios de apoyo, que no se han desarrollado al mismo ritmo del despegue demográfico e inmobiliario. Desde luego, la locomoción colectiva no está a la altura de la segunda ciudad de Chile. Las calles se hacen insuficientes para enfrentar el crecimiento del parque automotor y se traducen en congestión, de manera que hay sectores que quedan estrangulados, como es el caso de San Pedro de la Paz y Las Lomas, entre otros. Asimismo, los penquistas anotan como uno de los principales problemas, la ocupación de las veredas por parte de un comercio ambulante que ya por años se vuelve casi incontrolable.
Pero también hay que mencionar entre los problemas urbanos la ocupación habitacional de muchos humedales, que al final pasan la cuenta a la civilización, con el anegamiento de barrios durante el crudo invierno. Al igual que en el mundo entero, el Gran Concepción ha enfrentado las consecuencias de la pandemia de covid-19, que se ha traducido en una crisis económica, con cierre de empresas, caída en la producción y más desempleo. Pero, sin duda, la actividad económica comienza a recuperarse desde hace unos meses. Y cuanto vuelva la normalidad, nuestra zona saldrá fortalecida. Porque el Gran Concepción es para quedarse a vivir. La actividad universitaria e industrial se transforma en un atractivo para que cada vez lleguen más habitantes, en busca de un lugar de estudio, de trabajo y para emprender nuevos negocios.
Al igual que en el mundo entero, la ciudad ha enfrentado las consecuencias de la pandemia de covid-19, que se ha traducido en una crisis económica, con cierre de empresas, caída en la producción y más desempleo. Pero, sin duda, la actividad comienza a recuperarse desde hace unos meses.