Impacto de los fármacos en el gasto familiar
Un reciente estudio de Chiledeudas.cl dio a conocer que el 33% de la población beneficiaria del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en la Región del Biobío lo está destinando a gastos vitales como alimentación y compra de medicamentos. Es evidente que los chilenos en general deben gastar un porcentaje de sus recursos a la compra de medicinas.
Previo a la pandemia, la Encuesta Nacional de Salud que elabora la Universidad Andrés Bello en conjunto con la consultora Ipsos, determinó que una familia promedio gastaba al mes 59 mil pesos mensuales en medicamentos, considerando el desembolso que no es cubierto por seguros, Isapres o Fonasa.
Es evidente que el aumento en la esperanza de vida ha traído también como consecuencia un mayor gasto en las atenciones médicas para hacer frente a enfermedades crónicas, y el consumo constante de fármacos. La encuesta universitaria -que se realizó de forma presencial a jefes de hogar de todos los grupos socioeconómicos en las regiones Metropolitana, de Valparaíso y del Biobío- estimó que el gasto en medicinas representaba entonces entre el 7 y el 13% del presupuesto de una familia promedio. Es indudable que este impacto es más significativo entre los adultos mayores, que tienen ingresos deprimidos, como consecuencia de las pensiones escuálidas.
Chile es un país que envejece a pasos agigantados y no parece estar muy preparado para enfrentar en buena forma una realidad tan compleja. En muchos casos, llegar a la vejez no es precisamente sinónimo de años dorados. La falta de inclusión, las bajas pensiones, el olvido social y hasta familiar, como también las enfermedades asociadas a los años se transforman en una serie de problemas con los que deben lidiar las personas de avanzada edad. Es claro que la esperanza de vida ha aumentado, haciendo que Chile se convierta en el segundo país más longevo de Sudamérica. Sin embargo, esta realidad no es asumida por la sociedad y el Estado en términos prácticos y especialmente útiles para los mayores.
Por ejemplo, un estudio de la Universidad San Sebastián y Equifax mostró que la cifra de morosidad ha bajado este año en todos los segmentos etarios, a excepción del grupo de 70 años y más, donde se evidenció un incremento del 3,3% entre junio de 2020 e igual mes de 2021. Parte importante de los gastos de los más adultos se concentran en la salud, no sólo en consultas, sino que también en compra de medicamentos, tratamientos y hospitalizaciones, debido a problemas propios de la edad.
Por otra parte, hay que considerar también los altos precios que alcanzan los fármacos en Chile. Un estudio de IMS Health, reveló que los medicamentos originales comercializados en Chile son los más caros de Latinoamérica, con un valor promedio de 28,5 dólares el envase, lo que supera un 38% a la media del precio venta del resto del continente. El informe de esta compañía estadounidense que brinda información, servicios y tecnología para la industria de la salud señala que, no obstante, estos precios se suavizan con los de los fármacos genéricos, cuyos índices promedian 17 dólares por envase. Los países que le siguen a Chile en el ránking de los costos más altos en fármacos son México (28 dólares), Perú (17,8 dólares), Argentina (17,6 dólares), Colombia (17,2) y Brasil (14,5). El estudio de IMS Health indicó que los medicamentos más vendidos en nuestro país son los genéricos.
Desde hace años que se trata de encontrar explicaciones en nuestro país acerca de las razones de que los fármacos sean tan caros y los diversos sectores participantes se culpan mutuamente. Según los laboratorios, son las farmacias las que suben los precios, mientras éstas culpan a los distribuidores. Lo cierto es que falta transparencia en la cadena del mercado, y son finalmente las familias las que deben pagar estos altos costos, que afectan sobre todo a las personas adultas mayores.
El 33% de la población beneficiaria del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en la Región del Biobío lo está destinando a gastos vitales como alimentación y compra de medicamentos. Es evidente que los chilenos en general deben gastar un porcentaje de sus recursos a la compra de medicinas.