Ciclo electoral, redes sociales y polarización
Con la publicación de las resoluciones de aceptación o rechazo por parte del Servicio Electoral (Servel) de las candidaturas a las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales -proceso que se encuentra en etapa de apelación ante la Justicia Electoral- se da un nuevo paso hacia un hito político que esta vez se concretará con las votaciones generales del domingo 21 de noviembre.
En esta etapa -controvertida y marcada por un avance de la utilización de las redes sociales por parte de partidarios e impulsores de campañas- nuevamente se observa cómo estas plataformas se convierten en un escenario habitual de una "batalla" que, lamentablemente, no suele estar vinculada a las ideas y propuestas de mejora que se comprometen por parte de los candidatos, sino más bien a la circulación de ataques y la "viralización" de la información falsa o, al menos, distorsionada.
Se trata de un fenómeno ya fuertemente instalado en el país, pese a que su origen es relativamente reciente a nivel global.
El concepto de "fake news" (noticias falsas) es el preferido para resumir esta temática, que se ha expresado a nivel global en distintos episodios como la crisis de refugiados europea de 2015 y las elecciones presidenciales de Estados Unidos, o el referéndum conocido como Brexit en Reino Unido, a partir de 2016.
A nivel nacional, también se han registrado episodios recientes donde la desinformación ha primado en los mensajes promovidos con fines espurios y desde el más amplio espectro político y social, como ocurrió especialmente a partir del denominado "estallido social" de octubre de 2019, donde se difundieron una serie de afirmaciones falsas que apelaban especialmente a activar emociones, prejuicios y hasta fomentar sentimientos de odio que parecían desterrados de nuestra sociedad.
En la Región también hay periodos en que se ha observado una especial proliferación, a través de plataformas sociales, de información falsa. Uno de los más significativos fueron los incendios forestales de enero y febrero de 2017, donde circularon las más afiebradas teorías sobre el origen de las emergencias e incluso se culpó del inicio del fuego a personas que precisamente trabajaban en la extinción de las llamas.
Dentro de este escenario, un fenómeno que se asocia específicamente a la actividad política sobre el cual hay cada vez más evidencias científicas dice relación con la forma en que las redes sociales contribuyen significativamente a la generación de un mayor grado de polarización política en los países.
Un reciente experimento -cuyos resultados fueron publicados en la revista American Economic Review 2021- mostró cómo Facebook contribuye a aumentar la polarización en Estados Unidos.
Su autor, Ro'ee Levy realizó un estudio de campo en ese país, donde asignó a individuos de diferentes ideologías suscripciones a noticias contrarias. Es decir, a los conservadores les dio acceso a noticias de liberales y viceversa. Lo que sucedió fue que los individuos expuestos a noticias de actitud contraria disminuyen la polarización afectiva. Es decir, al mirar las noticias de que consideran del "otro lado", del espectro ideológico, expresan un menor nivel de rechazo hacia las personas que siguen esas ideas. En cambio, la sola exposición a noticias de la misma ideología a la que se adscribe, aumenta la polarización afectiva y la hostilidad. Pues bien, la investigación determinó que el algoritmo con que opera Facebook fomenta la exposición a noticias pro-actitudinales (de la misma ideología). Y aunque la gente se suscriba a medios "opuestos", el algoritmo filtra las publicaciones de actitud contraria y es menos probable que las muestre, contribuyendo de esa forma a mantener la división y el clima de polarización, ya que se generan
La personalización automatizada del contenido de noticias que reciben los usuarios a través de la forma en que operan las "líneas de tiempo" puede tener un impacto más fuerte en el futuro, debido al crecimiento del consumo de noticias en línea y los avances en el aprendizaje automático de los algoritmos.
Otro artículo, entre cuyos firmantes figura el reconocida economista Daron Acemoglu (coautor del best seller "Por qué fracasan los países") sostiene que una plataforma que desea maximizar su contenido -en forma de suma de clicks- propagará artículos radicales entre sus usuarios más extremistas. La razón es que cuando la plataforma recomienda contenido al grupo con más probabilidades de estar de acuerdo con ese material, es más probable que éste se reciba de manera positiva y menos probable que se verifique y se descarte (cuando contiene información errónea), lo que aumenta la participación.
De esta forma, se propician las "burbujas de filtro", que evitan que el contenido se extienda más allá de su grupo demográfico extremista, creando "cámaras de eco" en las que circula con facilidad información errónea que no suele ser chequeada.
Es innegable que los sucesivos ciclos electorales hacen que este tipo de fenómenos se intensifiquen, por lo que un mayor nivel de conocimiento y reflexión sobre el impacto que esto tiene en la calidad del debate público es algo necesario para la Región y el país.
En esta etapa -controvertida y marcada por un avance de la utilización de las redes sociales por parte de partidarios e impulsores de campañas- nuevamente se observa cómo estas plataformas se convierten en un escenario habitual de una "batalla" que, lamentablemente, no suele estar vinculada a las ideas y propuestas, sino más bien a la circulación de ataques y la "viralización" de información falsa o, al menos, distorsionada.