El hijo memorioso de una madre que olvidó todo
La novela gráfica "Mamá, yo te recuerdo", es la carta de amor escrita por un hombre cuya madre lentamente es arrasada por el Alzheimer. El periodista Emiliano Valenzuela aportó la historia y la dibujante Consuelo Terra puso en viñetas este trance.
Por Amelia Carvallo
Hace diez años, Consuelo Terra y Emiliano Valenzuela se conocieron en la Plaza de Armas cuando ella andaba detrás de historias para la revista Paula. Por esos días Emiliano había mostrado su trabajo en el taller de fotografía que impartía Miguel Ángel Felipe. Eran fotos que le había hecho a su mamá, quien estaba con los primeros síntomas de Alzheimer. Consuelo fue la encargada de entrevistar a Emiliano para que su relato saliera en el Día de la Madre junto a las fotos: la publicación causó tanto emoción que ese año ganó un premio al mejor fotoreportaje.
"Como todo el proceso de la enfermedad de mi mamá fue lento y bien duro, decidí complementar las fotos con textos. Quise escribir en un principio un libro sobre ella. Y un día, no sé cómo, le mostré los textos a Consuelo Terra que en ese instante estaba explorando su lado de dibujante, tomando talleres. Ella se llevó los escritos y unos días después me planteó la idea de que hiciéramos este cómic", explica Emiliano.
Emiliano, paralelamente y para lidiar con el proceso con su mamá escribió en su blog unos textos.
"Un día leí uno que escribió sobre su mamá y Allende. La escena era tan poderosa, tan conmovedora, que la vi en mi cabeza dibujada como un cómic", cuenta Consuelo, periodista- gráfica que trabajó las primeras páginas de este libro en el taller de cómics de la artista nacional Marcela Trujillo.
Emiliano, por su parte, también se iba conmoviendo con los croquis de Consuelo: "a medida que ella me iba mostrando dibujos yo iba reconociendo, de nuevo, la nitidez del pasado y todos sus dolores y apegos, o su amor. En verdad Consuelo tiene el talento de ver en lo profundo del corazón de las personas y dibujar las cosas tal como fueron, añadiendo humor y un inmenso compromiso en la tarea. Así nos fuimos conociendo y queriendo, confiando el uno en el otro pequeñas selecciones de nuestra memoria que nos contábamos en conversaciones o en el compartir textos y dibujos. Ella no sólo es una gran artista si no una mujer increíble, sencilla, una confidente entrañable, una socia total", relata Emiliano.
Las reuniones entre Consuelo y Emiliano se sucedieron según recolectaban fotografías, anotaban recuerdos y ocurrían sucesos importantes, como el nacimientos de la hija de Emiliano o las visitas a ver a su madre. Así pasaron cuatro años de acopio que les hace sentir que este cómic está marcado por el paso del tiempo.
Emiliano dice que "en ese conocernos yo fui recordando y ella haciendo dibujos. Los dibujos empujaban al pasado ya que al verlos daban ganas de recordar más, de buscar más en la memoria. De seleccionar con ahínco, con acuciosidad los momentos. Todo fue cobrando un olor, el sabor del pasado, la silueta de las personas amadas, enmarcadas en la historia de este país con sus derrotas pero también con su valentía, generosidad y optimismo. En 'Mamá, yo te recuerdo', están los valores que me enseñó mi madre, lo que ella construyó en nuestra pobreza y en nuestro abandono. Con amor y optimismo".
RUTAS QUE SE JUNTARON
Emiliano Valenzuela recuerda que creció en Santiago, en "una casa vieja donde llegaban estudiantes, artistas pobres y caballeros solos, con la radio prendida todo el santo día".
Consuelo Terra llegó al mundo en el hospital donde estaba estudiando su mamá, días después de dar su último examen. Ambos estudiaron periodismo.
Ella, porque al salir del colegio "no tenía muy claro qué hacer". Y él "para aprender a sacar lo que tenía adentro". Emiliano ganó una beca del taller Pablo Neruda. Con la plata se compró libros y un par de zapatos. Pronto se hizo de una pequeña cámara digital y se arrojó a las calles a buscar lo que con las palabras no podía expresar. Trabajó en La Nación Domingo como cronista y luego se dedicó a la fotografía: "Hubo un tiempo en que con mis amigos fotógrafos salíamos a diario a la calle. Caminábamos por horas y horas por el centro, Mapocho, Carrascal, Independencia o tomábamos un bus y partíamos a Cartagena o Valparaíso".
Para Consuelo el dibujo siempre estuvo en su vida. "Desde niña dibujaba a los personajes de Barrabases y los recortaba, para jugar". Con el periodismo el dibujo quedó sepultado pero reflotó pronto con bitácoras de viaje y talleres que tomó. Consuelo cuenta que sus historietas están inspiradas en la realidad y en lo que ve.
"También tengo otra línea de cómics contingentes, con una mirada personal y subjetiva sobre temas urgentes de Chile y el mundo. Por ejemplo, la represión durante la revuelta social chilena, la crisis humanitaria de migrantes cruzando por el desierto la frontera de México y Estados Unidos y la defensa de la machi Millaray Huichalaf del río sagrado Pilmaiken en el sur de Chile."
- Consuelo, ¿cuál es tu reflexión sobre el poder de la memoria y cómo recordamos y olvidamos?
-El origen de la palabra "recordar" es "volver a pasar por el corazón", esa es quizás una de las mejores definiciones de la memoria. Revivir y emocionarse con lo que ya fue, lo que amamos y atesoramos en el corazón. Igual, por algún motivo, siempre seguimos soñando con la casa de la infancia o con personas que perdimos. Este libro, "Mamá, yo te
"Por algún motivo, siempre seguimos soñando con la casa de la infancia o con personas que perdimos".