Protección de los humedales
Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Humedales Urbanos, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, ha lanzado el Programa de Reconocimiento de 33 ecosistemas, para protegerlos, ya que son áreas que atenúan los efectos del cambio climático. En esta fecha se recuerda la firma del Convenio sobre los Humedales, en Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971, que fue el primer tratado en el mundo relativo a la conservación y el uso racional de esos espacios.
Los humedales urbanos contribuyen a moderar los efectos de crecidas de ríos, dado que almacenan el agua y luego la liberan lentamente a los cauces. Además, sus bosques, la vegetación y las raíces de las plantas típicas reducen la velocidad de las inundaciones, controlando los deslizamientos de tierra generados por eventos climáticos extremos.
El Ministerio de Medio Ambiente definió cuarenta áreas prioritarias en las que se aplica el plan de protección de humedales, en el período 2018-2022. De ellos, siete correspondieron a la Región del Biobío y tres a la de Ñuble. La decisión se fundamenta en que esos ecosistemas tienen un gran valor medioambiental, por lo cual deben quedar protegidos. En nuestra zona, el plan incorporó entonces los humedales Desembocadura del Biobío, Boca Maule (Coronel), Tubul-Raqui, lagunas y humedales de la provincia de Arauco, la desembocadura del río Carampangue, el humedal Vasco da Gama (Hualpén), y el humedal Los Batros (San Pedro). Para su definición, se evaluó que fuesen sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad, que constituyan hábitat para especies flora o fauna clasificadas en categoría de amenaza para especies endémicas o migratorias y que exista factibilidad real de protección, como disponibilidad de terrenos fiscales y la voluntad de los propietarios.
El Ministerio del Medio Ambiente, busca asegurar la protección de estos ecosistemas reconocidos, que se encuentren total o parcialmente dentro del límite urbano, declarados bajo la figura de "humedal urbano", de oficio o a petición de los municipios. Asimismo, la ley entrega a las municipalidades herramientas concretas que permiten proteger esos espacios, a través de la elaboración de ordenanzas generales para la protección y la postergación de permisos de subdivisión predial, loteo, urbanización y de construcciones. Los 33 humedales urbanos que ahora se reconocieron en este primer proceso, entre los que se encuentran Cuatro Tubos, de Cañete, Laguna Rayencura, de Hualqui, y El Avellano, de Los Ángeles, fueron seleccionados por factores ambientales y sociales, porque presentan altos niveles de amenazas al ecosistema, son hábitat de especies de flora y fauna amenazadas, o tienen relevancia cultural, social y turística para la comunidad local. "Esto permitirá que estos humedales no sólo sean protegidos, sino que también permitan convivir de manera armónica y sustentable con las comunidades, haciendo de mitigadores de eventos climáticos extremos por el calentamiento global", ha señalado la ministra del Medio Ambiente.
El Gran Concepción ha tenido un acelerado despegue inmobiliario, sobre todo después del terremoto de 2010, pero en algunos casos este proceso se ha realizado a costa del relleno de humedales. Hay consenso de que esto genera una serie de problemas, que al final pasan la cuenta a la civilización, como es el anegamiento de barrios durante las lluvias invernales. Cuando se pierden esos espacios, también desaparece el hábitat para la flora y fauna que vive en ellos. En Concepción, Talcahuano y San Pedro de la Paz han desaparecido áreas en las últimas décadas debido principalmente a la ocupación inmobiliaria. Por ello, en el último tiempo ha tomado fuerza el debate sobre el uso del suelo y la conservación de esos recursos, que cumplen una vital función en la regulación de los regímenes hidrológicos, que resulta una tarea fundamental en una zona como la nuestra, propensa a las frecuentes inundaciones en invierno.
Los humedales urbanos contribuyen a moderar los efectos de crecidas de ríos, dado que almacenan el agua y luego la liberan lentamente a los cauces. Además, sus bosques, la vegetación y las raíces de las plantas típicas reducen la velocidad de las inundaciones, controlando los deslizamientos de tierra.