La experiencia de la pequeña escuela rural de Florida que retomó sus clases presenciales
El recinto educacional Peninhueque, ubicado en el sector del mismo nombre, es unidocente y tiene un total de siete alumnos, pero sólo cuatro volvieron a las aulas. Las apoderadas revelan que la poca cantidad de estudiantes, la baja tasa de contagios en la comuna y la necesidad de que sus hijos compartieran en otros espacios determinaron su decisión de volver.
PorLesly Zurita Arriagada
"Cuando suspendieron las clases, ya no saqué a ninguna de mis dos hijas a ni un lado. En un principio se lo tomaron más o menos, pero la profesora venía siempre a dejarles las tareas. Hasta que en julio falleció su papá, le dio un derrame cerebral y por eso decidí mandarlas al colegio apenas me dijeron que existía la posibilidad de volver y les ha hecho súper bien cambiar de aire", cuenta Denice Carrera Sanhueza (41) una de las apoderadas que se sumó a otras tres madres en aceptar el retorno a las clases presenciales de sus hijos en la Escuela Peninhueque de Florida.
El recinto escolar es el único de la Provincia de Concepción que retomó la enseñanza presencial el pasado 26 de octubre y están ad portas de cumplir un mes en esta nueva modalidad. La Escuela Peninhueque tiene como particularidad no sólo ser un establecimiento rural, sino que también es unidocente, es decir, tiene una sola profesora y es ella la encargada de impartir las clases a sus estudiantes de primero a sexto básico, todos en la misma sala.
Además, la escuela tiene en total sólo siete alumnos y de ellos son cuatro los que retomaron sus clases presenciales. La decisión se tomó previa conversación del equipo administrativo con los apoderados y, además, con el Servicio Local de Educación Andalién Sur, entidad que es sostenedor de todos los colegios municipales de las comunas de Concepción, Chiguayante, Hualqui y Florida.
Cada uno de los cuatro estudiantes que retornaron a sus clases, viven a poco más de un kilómetro del establecimiento, en el sector rural que tiene el mismo nombre que la escuela: Peninhueque. El traslado lo hacen a pie o, en la mayoría de los casos, la propia profesora es quien pasa a buscarlos y a dejarlos en su automóvil.
Tras las primeras tres semanas en esta nueva modalidad de estudio, las madres de los estudiantes reconocen un cambio en el ánimo y en el aprendizaje de sus hijos. Eso sí, recalcan que la decisión de volver sólo la tomaron porque Florida es una comuna que ha mantenido escasos contagios de covid-19 y nunca ha estado en cuarentena.
DISTANCIA TECNOLÓGICA Y SOCIAL
Ivonne Ormeño tiene 33 años y tres hijos: Hugo de 5, Cristóbal de 9 y Damián de 13. Relata que en estos meses su hijo mayor ha tenido clases online y que gracias a un plan que contrató para su teléfono pueden tener internet y así hacer las tareas.
"No hemos tenido problemas para conectarnos a las clases, excepto cuando se corta la luz. Y eso a veces pasa porque se cortan los cables o porque se cae un árbol", cuenta con naturalidad.
Sobre la rutina que han llevado estos meses, Ivonne relata que "después de las clases online del mayor, hacían las tareas los tres juntos. A Damián le regalaron un computador cuando estaba en séptimo básico y ese nos ha servido harto este año para poder sacar información para todos".
La lejanía con sus compañeros no ha sido complicada para los hijos de Ivonne, que al ser tres se acompañan en los juegos y aprovechan el gran espacio que tienen en su casa en el campo para salir a andar en bicicleta por los alrededores. A ratos extrañan a los amigos.
Pero no es lo mismo para Yerom Fréderic, de 8 años, quien tiene Asperger. Su madre, Jacqueline Fernández (40) reconoce que, desde marzo a octubre, fue complicado que el niño no tuviera clases en la escuela.
"Además del Asperger, tiene falta de concentración, entonces son dos cosas complicadas y fue difícil en primera instancia, pero tuvimos harto apoyo de la profesora. Nosotros acá no tenemos internet y lo que no sabía lo tenía que buscar Yerum en los libros y la profesora nos ayudó con las llamadas telefónicas", precisa Jacqueline.
Yerum es experto en la pandemia del covid-19 y podría dar una cátedra de la enfermedad, además de ser un niño muy informado sobre el acontecer local y nacional. Sin embargo, su madre indica que "lo más difícil fue no poder socializar con más personas y tener que estar solo en la casa y hacerlo para evitar los contagios. Él tiene claro ese panorama y las medidas de cuidado, pero como es un niño le entra el aburrimiento y las clases con guías no se le hacían interesantes".
Denice Carrera, en tanto, madre de Yanara Matamala (10) y Yaritza Matamala (6) recuerda que sus hijas estuvieron en contacto con la profesora por teléfono y por WhatsApp, todo a través de su propio celular. "Ellas echaban de menos a sus compañeros, aunque se comunicaban igual por el teléfono y teníamos horarios para que cada uno lo ocupara".
Ella también tiene un hijo mayor que se encuentra en cuarto medio y que tiene 18 años, Dionisio Villalobos. Denice siente que él ha sido el más afectado por la suspensión de clases, "para él ha sido súper difícil, le mandaban las clases en carpetas y de acá teníamos que ir a dejarlas al liceo y ya las entregó todas".
Ahora espera poder egresar de cuarto medio y piensa en trabajar, ya que con la muerte del esposo de Denice, necesitan un sustento para el hogar. Mientras, se dedica a hacer astillas y venderlas.
"Él es bien inteligente, pero quiere trabajar porque ya no está mi marido. No va a dar la prueba y no sabemos nada sobre cómo será la ceremonia de egreso de cuarto medio, no nos han dicho nada de nada", sentencia su madre.
Antes de volver, la profesora Yolanda Letelier acudía cada 15 días a entregar guías y canastas de alimentación. La comunicación era por teléfono o WhatsApp si tenían internet.