"Compartir con las familias de víctimas fue muy duro, absolutamente difícil"
El ingeniero comercial de 41 años que el viernes dejó la jefatura del Gobierno Regional describe que la violencia en Arauco y los ataques en medio de la crisis de octubre de 2019 fueron lo más difícil que le tocó vivir en el cargo.
Un año, siete meses y cinco días fue el tiempo exacto en que Sergio Giacaman García estuvo al frente de la Intendencia de la Región del Biobío. En ese periodo le tocó enfrentar una serie de contingencias, como los tornados de fines de mayo, la crisis social a partir de octubre, los episodios de extrema violencia en Arauco y el manejo de la pandemia desde marzo de este año, con sus complejas consecuencias sanitarias y económicas.
El viernes último -jornada en que el ingeniero comercial de 41 años, militante de la UDI, concretó su renuncia y entregó el mando del Gobierno Regional a su correligionario Patricio Kuhn- el ahora "ciudadano Giacaman" profundizó con EL SUR en las razones de su alejamiento del cargo, la evaluación de su gestión y su futuro político, lo más probable, como candidato a diputado por el distrito 20.
LA DECISIÓN
-El 21 de octubre de 2019, ante la opción de renunciar para iniciar una candidatura como gobernador regional, usted dijo que se quedaba en el cargo porque se ponía "al servicio de la Región". ¿Qué circunstancias cambiaron para que decidiera dar un paso al costado pese a que igualmente se vive un periodo complejo en la zona?
-Lo que dije esa mañana fue que me quedaba porque creía que hacerlo era importante para enfrentar el peor momento de la Región. Y efectivamente esos fueron los peores días: el 12 de noviembre nos quemaron la Gobernación y la Seremi de Educación. Para mí ese proceso terminó el 25 de octubre, donde vivimos una jornada electoral bastante lúcida en términos de participación. Y si bien se inicia otro proceso que también genera incertidumbre, es en un nivel distinto a lo que estábamos viviendo en noviembre del año pasado. También hay temas personales: el próximo año se cumplen 20 años desde que mi mamá falleció -parte importante de mi vocación es por ella, porque era matrona y hacía talleres de educación sexual en las poblaciones de Talcahuano- y una de las cosas que queremos hacer con mis hermanos es de alguna manera rendirle tributo creando una fundación que se dedique a fortalecer el liderazgo de las mujeres en los barrios. Por supuesto, en la decisión está también el deseo de poder estar más tiempo con la familia.
-Pero obviamente se suma el desafío de una candidatura parlamentaria. Deja su labor en la fecha límite para la renuncia de las autoridades que opten a esos cargos y así se planteó incluso en el comunicado oficial del Gobierno.
-Sería mentira no decir que si renuncio hoy (el viernes) es porque me pongo a disposición de mi partido, pero no hay una decisión de un cargo u otro, ya que es algo que hay que conversar en su momento. Esa es además una determinación colectiva.
-¿Lo ocurrido en Talcahuano con el baleo de dos menores por parte de Carabineros -hecho que ha tenido profundas repercusiones nacionales como la salida del director general de la institución- no pesó a la hora de replantear su decisión en las horas previas?
-Es que ahí lo que tiene que pasar es que funcione la institucionalidad. Vino la directora nacional del Sename, el ministro del Interior, se generaron cambios importantes al interior de Carabineros. Creo que es muy distinto a lo que ocurrió el 21 de octubre del año pasado, donde había mucho en lo que yo sí podía influir.
-Hubo un llamado de la Agrupación de Organizaciones Productivas del Biobío a que no hubiera cambios en la Intendencia, un emplazamiento directo a usted para que no dejara su rol. ¿Cómo tomó esa declaración?
-La agradezco, porque lo veo como un reconocimiento a la gestión, pero acá hay un equipo de trabajo y yo era parte de él. De hecho, ellos participan en la Mesa de Reactivación de la Región con los seremis de Hacienda, Economía, Obras Públicas y Vivienda. O sea, un equipo que está funcionando perfectamente y que ya ha tenido 11 sesiones. En este caso, se trata de una decisión personal y también voy a seguir apoyando desde la plataforma en la que esté.
-¿Ante quién oficializó su renuncia al cargo?
-Ante el Presidente, con quien conversé hace un tiempo atrás al respecto. Y cuando vino a la Región (el 11 de noviembre pasado), pudimos conversar más en detalle.
-¿Le pidió el Presidente que reconsiderara su decisión?
-Él me dio las gracias por el trabajo y me dijo "adelante nomás".
-¿Pudo ser su determinación distinta si se mantenía como ministro del Interior Víctor Pérez, con quien usted tenía una relación cercana?
-Con todo el afecto que le tengo a Víctor, creo que no. No era un factor que influyera en la decisión.
HITOS DE LA GESTIÓN
Durante el periodo en que Sergio Giacaman ocupó el cargo de intendente de Biobío los hechos de violencia no mermaron en la Provincia de Arauco e incluso se vivieron gravísimos episodios como el crimen del joven Moisés Orellana, la quema de tres escuelas y atentados incendiarios que afectaron a contratistas forestales y viviendas particulares.
-¿Pudo hacer más desde su cargo para enfrentar un escenario tan complejo como que vive la Provincia de Arauco?
-Lo que se está planteando desde el Gobierno, que es fortalecer el rol del coordinador de la macrozona, sin duda que es un aporte. Nosotros este año, con el coordinador, tuvimos a lo menos cinco operativos policiales exitosos, donde se pudo aprehender a personas con órdenes de detención pendientes, o casos de homicidios frustrados y otros por homicidios. Creo que es una fórmula que resulta, no obstante, nos falta fortalecer el trabajo con la Fiscalía y policías, para que haya mayor sincronía y podamos ser más operativos. Y también está pendiente fortalecer las leyes, para que las policías tengan más herramientas. Creo que claramente es un desafío donde el Estado está al debe y lo que nosotros tratamos fue de hacer un aporte. Hay muchas personas que han sido víctimas y los hemos acogido, pero claramente aquello es una reacción a algo que deberíamos evitar que suceda.
-Entre el estallido social, los hechos de violencia en Arauco y la pandemia, ¿qué fue lo más duro que le tocó enfrentar en lo personal durante este año y medio?
-Humanamente, los asesinatos son brutales. Compartir, por ejemplo, con la familia de Moisés y todos los familiares de víctimas fue muy duro, absolutamente difícil. Desde el sentir de la vocación pública, el ver la destrucción de infraestructura que está al servicio de las personas o el ataque a la institucionalidad también fue muy complejo. El 12 de noviembre de 2019 fue una jornada muy complicada. Cuando quemaron la Gobernación y atacaron las dependencias de Educación, donde tuvimos que redireccionar esfuerzos para poder sacar al seremi que estaba atrapado en el quinto piso, eso fue fuerte. Esos días fueron los más difíciles.
-Un proyecto donde queda la sensación que no se avanzó lo suficiente es el del Parque Científico y Tecnológico (Pacyt), pese a que fue uno de los primeros que usted consideró claves para la zona. ¿A qué lo atribuye?
-Yo creo que esta Región tiene la madera para ser un foco de la innovación y el parque es un muy buen satisfactor de aquello, pero está en pleno proceso de evaluación ambiental, han aparecido especies que requieren un tratamiento especial y, además, esto es absolutamente dinámico. Por ejemplo, el viernes tuvimos una reunión con el ministro de Salud (Enrique Paris) y el rector de la UdeC (Carlos Saavedra), donde le presentamos el proyecto de desarrollo de un distrito de salud, que es algo absolutamente innovador. Y cuando digo que tenemos la madera es porque con la UdeC estamos en eso, con la UCSC avanzamos en el tema del hidrógeno verde, es decir, la Región tiene las suficientes herramientas y condiciones para transformarse en un centro de la innovación. Pero sin duda que nos falta consolidar iniciativas, porque todavía estamos en el plano de los avances.
-Otra materia donde hay mucha preocupación regional es la evolución de la pandemia del covid-19, a propósito del aumento de casos y de eventuales nuevas medidas restrictivas. ¿Cómo ve la situación para los próximos meses?
-Lo primero es que hay que enfatizar que se trata de una enfermedad que todavía no tiene vacuna y, por lo mismo, hay que pensar en que tenemos que aprender a vivir con ella. Hoy día estamos en un momento complejo, tenemos en torno a los 1.700 casos activos y alrededor de 250 contagios nuevos diarios. Y la cuarentena -que es una buena medida, porque estuvimos en cuarentena dos meses y bajamos los casos- a la vez es una mala noticia. Hoy no estamos como cuando teníamos cerca de 2.100 casos activos en la Región y 510 en Concepción, pero para que no volvamos a eso, no solo depende de las restricciones que se generen desde el Gobierno. Por eso, el llamado con el toque de queda más amplio es justamente a una mayor responsabilidad en todos los planos. Además, lo otro bien duro es que solo uno de cada 10 casos tiene origen en el ámbito laboral, siete de cada 10 son brotes familiares y dos de cada 10 comunitarios. Entonces en los espacios familiares y comunitarios es donde no nos estamos cuidando, pero creo que estamos a tiempo de poder revertir esa cifra.
CANDIDATURA
-¿Qué cree que puede aportar usted -en virtud de su experiencia en el cargo de intendente- en una eventual candidatura al Parlamento?
-Un conocimiento de la zona relevante y, más que en el Parlamento, desde donde esté. Una de las cosas que la Región demostró debido a la tensión que tuve con el nivel central por el plan "Fondéate en casa" (donde expresó públicamente su desacuerdo con la medida de permitir las reuniones durante Fiestas Patrias) es que cuando nos unimos somos capaces de mover las cosas. Y, por ejemplo, en los desafíos que tenemos con Huachipato y Moly-Cop, sería muy interesante que los parlamentarios se unieran en pro de algo tan importante: una industria estratégica, que genera miles de empleos y que se ve afectada por una competencia que está bajo los precios y eso está respaldado por los estudios que hace la Comisión Antidistorsiones. Creo que el conocimiento de la Región es algo muy relevante para poder pensar en cualquier legislación que tenga impacto para la zona.
-¿La polémica que cita a propósito del plan de Fiestas Patrias fue un elemento que pesó en su decisión de dejar el cargo?
-Todo lo contrario, en ese momento me dieron más ganas de quedarme.
-¿Por qué?
-Yo creo firmemente en el rol de los intendentes y esto lo hablé con varios colegas. La sensación es que uno está en el territorio, toma el pulso a las situaciones y es un aporte para las decisiones que toma el Gobierno. Y en ese caso yo creo que además el Gobierno, del Presidente para abajo, tuvieron muy buena disposición a escuchar y se acogió lo que nosotros planteábamos. Hay que fortalecer la institucionalidad regional y, en el caso de los intendentes, es necesario que se valore el rol que cumplen.
-¿Qué les dice a aquellos que pedían que usted siguiera en el cargo hasta el fin del periodo de Gobierno?
-Primero, que uno no es consciente de lo que es sino hasta cuando se mira al espejo. Y creo que la Región tiene que mirarse al espejo y darse cuenta de que Biobío es muy fuerte, tiene grandes capacidades instaladas, pero tenemos un complejo con Santiago. Santiago pareciera ser una restricción para nosotros, pero tenemos que dejar de mirarlos y permitir que ellos trabajen para nosotros, mientras que nosotros debemos mirar el mundo. Nuestro horizonte debe ser cómo transformarnos en una capital para el mundo y en eso es súper sano darnos cuenta de lo que somos capaces. Y solo lo vamos a lograr trabajando juntos, pese a que podamos pensar distinto.
-¿En qué cree que falló en su gestión?
-Diría, primero, que hay mucha gente que tiene expectativas sobre la autoridad y hay casos a los que no pudimos dar respuesta. A ellos les pido disculpas, ¡qué ganas de haberle dado respuesta a todos! Hay cosas también que se pudieron haber hecho mejor, haber comunicado mejor, haber convocado más, haber realizado un mejor trabajo con la coalición, pero creo que la capacidad está instalada en la Región y lo que a mí me tocó fue conducirla un año, siete meses y cinco días.