Los 138 años de Diario El Sur
Diario El Sur cumple hoy 138 años desde que el 15 de noviembre de 1882 salió a la circulación. Su nacimiento fue el reflejo de una época donde un grupo de entusiastas penquistas se empeñaron en que el periódico ejerciera desde sus primeras ediciones una misión informativa, pero que a la vez permitiera la vinculación y mayor cohesión de una extensa zona en pugna con un centralismo persistente.
Cuando El Sur se fundó, la realidad local era muy distinta. A lo largo del río Biobío navegaban vapores, la ciudad tenía teatro, club social, industrias, casas comerciales, un banco regional y dos sucursales de bancos santiaguinos, templos y edificios públicos. En Lota y Coronel había una intensa actividad minera; Penco tenía molino y Tomé se concentraba en la industria de paños y en la molienda de trigo.
Ese año la ciudad de Concepción tenía cerca de 19 mil habitantes, ya era una de las urbes más importantes del país y se esperaba que se convirtiera en un centro comercial clave de las provincias australes a partir del término de la línea férrea que se construía para facilitar la salida de los productos locales. Además de ser asiento del jefe provincial de gobierno, la ciudad acogía un obispado, una Corte de Apelaciones, dos Juzgados de Letras y, en 1882 se fundaba un Liceo de Niñas: el Eloísa Urrutia, creado con el nombre de su principal impulsora.
En el plano nacional, Chile vivía una época turbulenta, marcada por la administración del militante del Partido liberal Domingo Santa María, y por la última y más violenta fase de la Guerra del Pacífico -la campaña de La Sierra-, el rompimiento de las relaciones con la Santa Sede y un reciente alzamiento general de los mapuches de 1881.
138 años después las realidades son muy distintas, pero no exentas de problemas, desafíos y oportunidades. Y en este escenario el papel de un periódico como El Sur sigue representando una gran responsabilidad. Se trata de continuar marcando pauta en una época de cambios acelerados, donde todo parece ocurrir más rápido y, por ende, también olvidarse con inusitada velocidad.
La declaración de principios de El Sur, en sus años iniciales, traducía la preocupación por asegurar a la zona un grado suficiente de independencia administrativa y de atribuciones frente al nivel central. Más adelante, y ya encauzado el diario, acometió a principios del siglo XX el cumplimiento de su misión como diario regional, empeñándose en la defensa de las prerrogativas locales y en el apoyo de los grandes proyectos.
A lo largo de su existencia, este medio ha aspirado a contribuir al debate público, impulsar el fortalecimiento de las instituciones y la defensa de los principios rectores de la democracia. Algo que adquiere especial relevancia en la actualidad, donde el ejercicio libre del periodismo es un requisito fundamental para la buena salud de nuestra sociedad. Por ello, no debe sorprender que precisamente las democracias más sólidas a lo largo y ancho del orbe se caractericen por contar con una prensa robusta, dispuesta a cumplir con su labor fundacional.
Para el caso de un medio arraigado en la historia de esta Región ese principio sigue intacto. Especialmente considerando que el diario se inserta en una zona que enfrenta altísimos desafíos, asociados a su rol como polo del desarrollo del país, con su diversa actividad universitaria, científica, cultural y económica. Esto hace de Biobío un territorio lleno de oportunidades, pero también una zona con muchísimas tareas pendientes, por ejemplo en ámbitos como la transformación digital y la necesidad de avanzar hacia una estrategia de desarrollo diferenciadora, que tenga el conocimiento, la ciencia, la innovación y la investigación como principios fundantes.
En nuestro aniversario, reafirmamos el compromiso con nuestra misión, especialmente en los tiempos de emergencia sanitaria que vivimos, para aportar al desarrollo local con información que sea creíble y responsable, apoyando también a fomentar un adecuado comportamiento ciudadano en materia de salud pública. Y, por cierto, combatir la desinformación y también la llamada "infoxicación", es decir, la exposición a una gran cantidad de mensajes que muchas veces más que orientar, terminan generando más angustia y derivan en miedo y conductas equivocadas.
Esa labor cobra especial relevancia en tiempos en que la información falsa -las denominadas fake news- se difunden con extrema facilidad a través de vías como las redes sociales y por ello el rol de verificación de la prensa sobre la verosimilitud de las noticias es todavía más relevante. En ello, cada medio se juega su capital más importante: la credibilidad de los lectores.
Mantener estos principios es un desafío mayor, no exento de dificultades y de una exigencia creciente, pero también altamente necesario para que este representante de la prensa regional siga siendo ese punto en común donde la comunidad se informa, encuentra y debate de manera seria, respetuosa y responsable.
A lo largo de su existencia, este medio ha aspirado a contribuir al debate público, impulsar el fortalecimiento de las instituciones locales y la defensa de los principios rectores de la democracia. Algo que adquiere especial relevancia en la actualidad, donde el ejercicio libre del periodismo es un requisito fundamental para la buena salud de nuestra sociedad.