Marea Roja en las costas de Biobío: los riesgos de un enemigo al acecho
Científicos de la Universidad de Los Lagos estudiaron los impactos sociales, económicos y ambientales de este fenómeno y llamaron a avanzar hacia una gobernanza que permita abordar el problema de forma preventiva.
Tendencias El Sur
La Floraciones Algales Nocivas (FAN) o "Mareas Rojas" son tan antiguas como el Antiguo Testamento y a lo largo de la historia se han ido expandiendo por los mares del mundo. En Chile fueron detectadas por primera vez en Magallanes a principios de los 70, y actualmente se conocen eventos de marea roja en todo el país.
Uno de los aspectos menos abordados desde las investigaciones y la política pública en Chile son las profundas implicancias sociales, económicas y ambientales de las FAN cuando impactan por primera vez una zona costera determinada. En el sur, durante el verano de 2016 el fenómeno avanzó excepcionalmente hacia el norte, afectando por primera vez la costa oceánica de Chiloé y el litoral que va desde el Canal de Chacao (Región de Los Lagos), hasta la desembocadura del Río Lingue, en la Región de Los Ríos.
Cada vez que el límite conocido se desplaza, o bien se producen florecimientos puntuales en ciertas zonas, los impactos de la Marea Roja afectan -por primera vez y para siempre- a un creciente número de caletas costeras, de organizaciones de pescadores y de hogares. En Chile existe una tarea pendiente respecto de desarrollar la capacidad de respuesta y adaptación de las comunidades costeras que dependen de los recursos del mar; junto con reducir el peligroso y conocido riesgo a la salud de las personas.
Nuestro sector pesquero local ha enfrentado con esfuerzo los embates más fuertes de la naturaleza, logrando salir adelante. Pero; ¿es posible una floración de FAN en el Biobío? ¿Y cuáles serían los impactos socioambientales de esta amenaza invisible?
INVESTIGACIÓN PIONERA
Según una inédita investigación liderada por el doctor Patricio Díaz, del Centro i~mar de la Universidad de Lagos, en colaboración con el investigador Andrés Marín, del CEDER de la misma casa de estudios, no solo es posible, sino que ya sucedió.
"En la primavera de 2019 registramos por primera vez en la zona central de Chile una floración del dinoflagelado Dinophysis acuminata, productor de toxinas lipofílicas (productora del Veneno Diarreico de Los Mariscos), en las costas del centro sur de Chile, ya que los registros previos corresponden a la zona sur (Puerto Montt- Magallanes) y norte (Copiapó y Coquimbo). Las densidades celulares máximas registradas de esta microalga en la bahía de Tubul corresponden a valores excepcionalmente altos (38.400 cel./L), considerando que especies de ese género pueden provocar cierres sanitarios a la extracción de recursos pesqueros con densidades mucho menores", comenta Patricio Díaz.
El doctor Díaz explica que "esta vez, la concentración de toxinas no superó el límite permisible para el consumo humano. Sin embargo, considerando las altas densidades celulares registradas durante el evento, la acumulación de toxinas podría haber sido catastrófica. Floraciones de la misma especie, registradas en las costas de Galicia, Noroeste de España, han generado cierres sanitarios prolongados (hasta 300 días) en la potente industria mejillonera de esa zona. Estas diferencias están asociadas al perfil toxicológico de las cepas presentes en cada región, siendo unas más toxicas que otras".
LOS IMPACTOS
La pesquería bentónica del Biobío -principalmente moluscos- posee una alta importancia en Chile (después de la de Los Lagos), tanto en términos de capturas brutas como de su relevancia socioeconómica. Según SERNAPESCA, en el 2018, la captura regional bentónica fue de 88.693 toneladas en general y de 7.714 toneladas de recursos bivalvos en particular, lo que representa el 24 y 57 por ciento de la producción nacional, respectivamente.
Marín indica que las implicancias y hallazgos de esta investigación financiada por los proyectos ANID/ FONDECYT N° 11171068 y N°11170682, son relevantes para la pesca de pequeña escala en la Región del Biobío, principalmente porque en esta zona hasta ahora no se habían registrado eventos de marea roja significativos, que ameriten un cierre de las pesquerías.
"Recordemos que el Biobío posee más de 14 mil pescadores, buzos y recolectores artesanales cuyas familias dependen del mar y es la segunda región con mayor extracción de recursos bentónicos (como navajuela, huepo y loco). Si esta situación se replica en otras condiciones ambientales (cepas más toxicas, mayor dominancia de especies toxicas, respecto a la concentración total de fitoplancton), el cierre de la extracción de recursos en esta Región podría generar impactos sociales y económicos importantes, y ciertamente, también para el orden social en la medida que los pescadores van a demandar probablemente en las calles una solución rápida y eficaz a ese problema".
Para la directora de Investigación de la Universidad de Los Lagos, Dra. Sandra Ríos, esta investigación tiene una importancia estratégica "ya que como universidad pública, buscamos insertarnos en los grandes desafíos de la región y del país. Este proyecto se enmarca en esta senda de trabajo, donde a través de las Áreas Prioritarias de Investigación, estamos aportando con una vinculación significativa a los sectores productivos".
LA GOBERNANZA
Tras estos hallazgos los investigadores enfatizan que posibles floraciones futuras solo podrán ser enfrentadas, mediante la articulación de diversos actores, principalmente el Servicio de Salud y las autoridades pesqueras, los laboratorios dedicados a muestreos, el sector académico, las autoridades regionales y las organizaciones de pescadores artesanales. "Hemos visto que en otras zonas del país donde la marea roja impacta por primera vez, la experiencia para las instituciones públicas también es nueva, siendo necesario anticipar la coordinación y la construcción de confianzas entre ellos para evitar la resistencia de los pescadores y de las comunidades costeras en general a acatar y contribuir con las medidas de la autoridad", explica Marín.
Pescadores(as) y recolectores(as) de la Región de Los Ríos expresaron su reciente experiencia frente a una FAN, y compartieron preocupaciones y mensajes con sus pares en Biobío.
Destaca la alta desinformación y desconocimiento ante este problema que existe a nivel local. "Queremos alertarles sobre los cambios que han estado ocurriendo en nuestra comuna, y que nos dan señales de una posible contaminación del mar, no sabemos con certeza si es o no marea roja. Este hecho no se puede detectar a simple vista, ni sabemos a qué recursos del mar afecta", señalan en Caleta Huiro. Desde Caleta Mississippi plantean sus principales inquietudes: "¿Cómo se produce la marea roja y cómo podemos detectarla? ¿Por qué afecta a unas zonas y a otras no? ¿Cuáles son los pasos a seguir para hacer frente a este problema?". Los pescadores aconsejan estar bien organizados para demandar mayor información, fiscalización sanitaria y apoyo a su actividad.
"Es clave entender que no se trata solo de un problema de salud pública, sino que también un problema de gestión de los recursos naturales. Implica también asumir que no basta con una orden impuesta desde la autoridad, sino que es necesario involucrar a las organizaciones de pescadores con sus liderazgos para hacerlos parte de la solución. Tampoco podemos esperar a que esto suceda sin tener las capacidades desarrolladas y una efectiva gobernanza regional de la marea roja, que incluya la visión de la pesquería, de las comunidades costeras, además de mecanismos de respuestas que incluyan, no sólo medidas paliativas (como bonos o canastas básicas), sino una real diversificación productiva de las comunidades", recalca el investigador Andrés Marín.
La Marea Roja ha producido alta incertidumbre respecto del futuro de las caletas. "Ha afectado nuestra fuente de trabajo y el sustento de nuestras familias, y hemos tenido que recurrir a otras fuentes laborales, como la agricultura o embarcarse fuera de nuestra comuna. Ha perjudicado a las mujeres recolectoras y quienes se dedican a la preparación y venta de productos del mar. También ha afectado nuestra alimentación en los hogares por el miedo a consumir mariscos", alertan las personas en caleta Huiro.
A la luz de los resultados de esta investigación, abordar el problema de las FAN de manera preventiva, adaptativa y con políticas públicas innovadoras, aparece como una necesidad imperiosa, para la sostenibilidad el sector de la pesca artesanal de pequeña escala en el Biobío.
Un peligro desconocido
Los efectos asociados a este tipo de microalgas pueden ser nocivos para las personas. "La primera vez que se asoció una floración de Dinophysis con la presencia de toxinas en mariscos ocurrió a principios de la década de los 70 en el fiordo Reloncaví, Los Lagos, Chile. Durante ese evento, más de 100 personas se intoxicaron por consumo de cholgas (Aulacomia atra) contaminadas con toxinas diarreicas. Las floraciones de esta especie y género, son frecuentes en la Patagonia chilena (desde Puerto Montt al sur) y en la zona norte, principalmente en las regiones de Coquimbo y Atacama", comenta el doctor Díaz.
De esta manera, surge la necesidad de anticiparse y prevenir posibles eventos de esta naturaleza en la zona, debido sobre todo al impacto social, económico y sanitario que pudiera generar.
"Los pescadores artesanales en la Región del Biobío han demostrado en el pasado una excepcional capacidad de recuperación frente a desastres socio naturales, como el terremoto y el tsunami del año 2010. El problema es que ahora nos enfrentamos a una perturbación distinta, de largo plazo, cíclica, invisible a los ojos, silenciosa, y para la cual no estamos bien preparados; esto es lo que hemos encontrado en comunidades impactadas desde 2016 en Los Lagos y Los Ríos", reflexiona el investigador Andrés Marín.
Biobío posee más de 14 mil pescadores, buzos y recolectores artesanales cuyas familias dependen del mar.
Patricio Díaz
Patricio Díaz
Sebastián Varela