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FLOR WEISSE NOVOA, PRESIDENTA DEL CONSEJO REGIONAL:

"Tenemos un ambiente de amenaza, inseguridad y falta de paz social, que no representa desarrollo"

La militante UDI y exgobernadora de Arauco ha sufrido cuatro ataques que se enmarcan en el clima de violencia que arrecia en la Provincia de Arauco. En esta entrevista, analiza las causas del recrudecimiento de los atentados y llama a un diálogo político profundo, en que también estén presentes las empresas forestales.
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Por GUIDO RODRÍGUEZ AVILÉS

Flor Weisse Novoa es la autoridad pública que conoce más de cerca los efectos del clima de violencia que golpea a la Provincia de Arauco hace al menos tres décadas. Y no sólo por su condición personal de haber nacido y crecido en ese territorio, o su rol como gobernadora durante tres años y medio (entre marzo de 2010 y agosto de 2013), sino especialmente porque ella y su familia han sufrido ataques en al menos cuatro oportunidades, con consecuencias económicas, pero sobre todo humanas.

"En la Provincia de Arauco se produjeron abusos, hubo discriminación, malos tratos hacia las comunidades y el pueblo mapuche en general. Y no se les miró de una manera igualitaria. Pero quienes ahora están pagando los costos de esos hechos son personas que no tienen responsabilidad alguna de un modelo que en el pasado fue muy dañino para las comunidades mapuches. Hoy es tiempo de reivindicar, pero no a costa de pasar una cuenta a quienes son inocentes, que han sido toda su vida de allí y lo único que quieren es vivir en paz", dice la presidenta del Consejo Regional, militante de la Unión Demócrata Independiente y precandidata a gobernadora regional de Biobío.

-¿Quiénes cometieron los abusos que describe?

-Son de parte del Estado y de la sociedad en general. No quiero apuntar a una u otra persona o institución en particular, pero la realidad son los indicadores de pobreza, de mayor vulnerabilidad y eso fue porque no se estaban entregando las condiciones o atendiendo adecuadamente. El territorio estaba postergado, lo que es una realidad muy distinta a la de hoy. Porque actualmente tienen prioridad y las problemáticas vinculadas a las zonas donde hay comunidades o población mapuche cuentan con una mayor focalización desde el Estado.

-¿A qué atribuye el aumento de los hechos de violencia observados en los últimos años?

-Siento que hay un choque, porque lo que se diseña como fórmula para reivindicar situaciones de discriminación, maltrato y abuso no es lo que realmente quieren las comunidades. Porque de otra forma no se explica lo que está pasando. Y con esto me refiero a los casos en que efectivamente ellos están luchando por reivindicaciones y no a otros sucesos que son netamente delictuales y terroristas, como cuestiones de narcotráfico o robo de madera que utilizan la causa y el conflicto para ponerlo como escudo y tapar sus acciones.

RIESGO Y VULNERABILIDAD

-¿Cómo define la situación en particular en la Provincia de Arauco?

-Creo que la provincia está en una situación de riesgo y vulnerabilidad absoluta, además de indefensión de los ciudadanos que allí viven. Y no quedan exentas personas de la etnia, porque también sufren amenazas y amedrentamientos permanentes en relación a lo que pueden hacer o decir respecto de los hechos. Y hay que decirlo: en este gobierno los casos han aumentado. Además, se observa un mayor grado de coordinación, agresividad, de llegar a los lugares más urbanos, o en plenas carreteras donde se hacen los atentados con disparos de armas de grueso calibre. Eso antes no se veía; eran quemas de un camión, un vehículo, casas en lugares como bosques, cerros, en general, sitios de muy difícil geografía. Entonces se decía que perseguir a los responsables no era posible debido a esas condiciones. Hoy esa ya no es una razón, porque esto ocurre a campo abierto. Por eso hay una sensación de impotencia frente a lo que está ocurriendo y es labor del Estado dar una respuesta. Ninguno de los anteriores gobiernos puso atajo a esta situación y se ha fracasado en la tarea de combatir los hechos de violencia y terrorismo en la provincia. Y la población de Arauco lo que pide es que se les ponga la atención y el foco como corresponde: aislar la violencia tiene que hacerse en lo inmediato con mayor policía, inteligencia e investigación y aplicar las sanciones que haya que aplicar.

-¿Es eso suficiente?

-No. A propósito de que digo que esto se ha generado por una historia de violencia, discriminaciones, sacarlos de las tierras, de los territorios, esto no solamente se soluciona con más policías, sino por la vía política. Y eso quiere decir -a mi entender- diálogo. Por lo tanto, hay que buscarlo. Y es verdad que es difícil, porque no hay un solo líder, ni dos ni tres, sino muchos más, porque cada comunidad tiene su líder. Pero hay que hallar la fórmula, no podemos seguir quejándonos y argumentando la complejidad de la tarea para no abordarla.

-En lo concreto, ¿cómo podría abordarse el diálogo político al que alude y quiénes deberían estar presentes?

-El Estado, representado actualmente por este gobierno, debería tener un plan muy especial, acabado, detallado para ese abordaje. Y creo que entre el Ministerio del Interior y el de Desarrollo Social, a través de Conadi, deberían buscar esta fórmula de llegar al diálogo y al acuerdo. A mi entender Conadi debería ser un organismo mucho más potente, con más recursos humanos y capacidad de trabajar en lo político, no solamente abocado a las postulaciones de fondos o subsidios de tierras o riego. No tengo duda que el costo de la paz social puede ser alto, pero ya está siendo muy alto con esas miles de familias que han perdido sus puestos de trabajo, a quienes les han quemado el trabajo de toda una vida, gente que tiene pequeños terrenos, todos los cuales han sufrido mucho. Y cuando se quema maquinarias, no se daña a la forestal, sino a los contratistas, que dan trabajo a muchas personas. No hay ningún derecho para que se le queme, robe o quite una tierra a nadie, porque la propiedad privada y el Estado de derecho tienen que respetarse. Pero eso no está ocurriendo en Arauco.

PARTICIPACIÓN EN EL DIÁLOGO

-¿Qué participación debería tener el sector privado, especialmente las empresas forestales, en ese diálogo?

-Esto prácticamente parte o se agudiza con la llegada de las empresas forestales a la zona. Esa es una realidad. Por lo que en la mesa de conversación que haya tienen que estar sentadas las empresas forestales. Ellos tienen un rol, que es válido, legítimo, pero hay que buscar el acuerdo tanto en cómo se articulan y cumplen su rol, como también en cómo dan el espacio y generan una actividad armónica con las comunidades aledañas -sean o no mapuches- donde no se violente la forma de vida o las prácticas culturales.

-¿Eso ha pasado?

-Lo que creo es que si bien hoy se ha tomado una mayor conciencia por parte de las empresas del rubro, se debe considerar que el aporte que éstas hacen a la economía del país, al Producto Interno Bruto, al crecimiento, es distinto a lo que es el desarrollo. Porque el desarrollo no está completo; puede haber crecimiento económico, pero tenemos un ambiente de amenaza, inseguridad y falta de paz social, que no representa desarrollo. Y están pagando el costo las personas que están sufriendo todos estos daños tremendos, atentados y vulneración de su derecho a vivir en paz. Ahora bien, porque se vulneraron derechos hacia atrás, hace años, eso no da el derecho a seguir vulnerando derechos de otros, que no son responsables en nada.

-¿Qué debe hacerse distinto desde el ámbito forestal?

-Yo creo que deben integrar una instancia de diálogo donde tienen que estar sentadas sí o sí, y creo que ellas lo tienen muy claro también. No pueden solamente ser parte del problema, sino también de la solución. E incluso podríamos hablar de una especie de reforma forestal, para ver cómo se sigue trabajando para que haya crecimiento económico, plantaciones, bosques, que sigan haciendo su aporte al país, pero que considere también cómo eso se condice y relaciona con lo que es nuestra realidad, idiosincracia y riqueza cultural de la Provincia de Arauco. Porque esta zona es distinta, porque el pueblo mapuche está en Arauco y eso la hace distinto. Eso hay que respetarlo también.

-Usted fue gobernadora de Arauco tres años y medio, periodo en que también hubo hechos de violencia. ¿No pudo tender los puentes de diálogo a los que alude?

-Efectivamente, hubo hechos de violencia, pero obviamente eran mucho menores a los de hoy y además con un nivel de agresividad y de organización, mucho menor también. Hoy no es raro ver balaceras, disparos, en cualquier momento. Eso antes no ocurría. Antes lo que había era tomas de fundos, que se enmarcaban en la reivindicación de tierras. Y en ese momento se compraron muchas tierras que se entregaron a las comunidades.

-¿Y piensa que se debe seguir con esa política de entrega de tierras?

-Tengo una duda ahí. No sé si es la política correcta francamente, porque hay algunos que plantean que hay que destinar recursos para tierras y otros señalan que no, porque así esto nunca va a acabar. Entonces, lo que creo es que primero hay que sentarse a dialogar y saber cuál es la aspiración. Las experiencias internacionales así lo señalan, esto tiene que terminar en algún momento. Pero lo que tenemos que evitar es que ocurra lo que ha pasado en otros países, donde han muerto cientos o miles de personas, como en Irlanda o España. Tenemos que anticiparnos y que eso no ocurra. Y cuando se trata de diálogo, nadie puede llegar a imponer una sola posición. Se trata de ceder, de conceder de ambas partes. Hoy día no solamente pasa por un tema de tierras, pasa por consideración, equidad, igualdad de derechos y de trato. Eso, sin perder la reserva histórica y riqueza cultural, y hay que buscar la forma en que eso se haga y esté considerado en la Constitución.

-¿Cree que hay una oportunidad mayor de avanzar en el proceso que propone con un ministro del Interior como Víctor Pérez, que representó a la zona en el Congreso?

-Él conoce muy bien la situación y, por eso, hay mucha expectativa de la respuesta del Ministerio del Interior en relación a las medidas a tomar en la Provincia de Arauco, en lo inmediato en materia de seguridad, pero -insisto- el gran tema es la solución del problema de fondo. Ahora bien, obviamente cuando estamos con una situación de temor tan grande lo que uno quiere es la reacción inmediata, que es la protección, justicia y tranquilidad.