Colaboración público-privada para la reactivación
Nuevamente, a propósito de la difícil situación que afecta a la actividad económica, esta semana se ha reivindicado la importancia de la colaboración público-privada para hacer que la Región del Biobío pueda salir de la compleja situación que se enfrenta a propósito de la pandemia del covid-19.
En particular, el seminario online convocado por Corbiobío "Plan de Urgencia Pro-Regiones", fue la oportunidad para observar los planteamientos de varios representantes de gremios locales que pusieron el foco en la relevancia de consensuar estrategias para hacer frente de manera coordinada y coherente a la crisis, como punto de partida para trazar también una ruta hacia la reactivación.
En esa línea se planteó -por ejemplo- la necesidad de contar con una articulación regional para el desarrollo, un ordenamiento territorial que sea coherente con las estrategias locales y el fortalecimiento de la autonomía, a través del proceso de descentralización. Todo ello, enmarcado en un proceso que -en el caso de Biobío- se complementa con especial fuerza con la necesidad de fortalecer la formación y atracción de talentos en diversas áreas y la consolidación de planes en ámbitos como la infraestructura.
Un foco especial estuvo en la necesidad de ayudar a los sectores más golpeados por la crisis, como el comercial y turístico, con una mirada de largo plazo y que combata el excesivo centralismo que caracteriza el país.
Alfredo Meneses, gerente general de la Asociación de Exportadores de Productores Manufacturados (Asexma) Biobío, planteó que dado que el centralismo que impera hoy en las administraciones es un obstáculo para el crecimiento regional, se requiere con urgencia destrabar este punto y fortalecer la formación de capital humano, además de robustecer técnicamente las capacidades institucionales y comunales e incentivar la participación ciudadana.
En la misma línea se manifestaron los dos diputados presentes en la cita de Corbiobío: Jaime Tohá, representante del distrito 20 y Rodrigo González, vicepresidente de la Cámara de Diputados. El exintendente del Biobío planteó que la reactivación económica debe ser ejecutada en base a dos etapas: una en que se recupere la producción y el empleo de forma inmediata, a través de un rol directo del Estado en la inyección de recursos para infraestructura pública y construcción, y otra en que se establezca una cooperación público-privada y "el inicio de una nueva etapa de desarrollo industrial".
Además, desde la perspectiva de la agenda común, en la oportunidad se planteó que es necesario contar con una cartera de proyectos que impacte de forma muy clara en la reactivación económica y, sobre todo, la generación de empleos, sin perder de vista el necesario mejoramiento de la calidad de vida en la zona.
En este escenario, puede ser útil recurrir al análisis del investigador en desarrollo territorial Sergio Boisier, quien en un artículo de 1989 planteaba que "la identificación de los agentes del desarrollo regional y su articulación por medio de un marco cultural regional y por medio de un proyecto político regional, constituye el elemento clave de la transformación de las regiones de meros objetos o artefactos a verdaderos sujetos colectivos, capaces de concertarse activa y solidariamente con el Estado en el logro de un desarrollo regional autosustentado y socialmente equitativo".
Siguiendo al mismo autor, para tomarse en serio la tarea se requiere abordar procesos como avanzar hacia una creciente proceso de autonomía de las decisiones, que vaya de la mano de nuevas responsabilidades, capacidad regional de captación y reinversión de los excedentes -a través de las leyes de rentas regionales- un proceso de mayor inclusión social, una mayor conciencia y acción medioambiental, una sincronía intersectorial y territorial del crecimiento y, sobre todo, una creciente percepción colectiva de pertenencia a la Región. Algo en que, sin duda, se está al debe en virtud de los planteamientos recurrentes que surgen desde las provincias de Arauco y Biobío y el hecho que, incluso, no exista un gentilicio conocido masivamente que reconozca e identifica a los habitantes de toda la Región.
Un desafío central si se quiere avanzar de forma decidida en estas materias es definir cómo se desarrollará el proceso de articulación de actores, lo que junto con requerir de coherencia, sobre todo debe traducirse en acciones concertadas que pueden desplegarse con distintos alcances en los proceso de planificación y gestión.
En otras palabras, se trata de avanzar de forma decidida en que las estructuras de gobernanza locales funcionen realmente para generar vínculos que permitan avanzar a nivel regional en tareas tan importantes como el fortalecimiento de la democracia y el incentivo de procesos de descentralización que releven verdaderamente los espacios de decisión regionales.
Todo esto, que siempre es importante, adquiere por estos días un mayor significado, considerado la necesidad de reconstruir un camino común para hacer frente al mayor desafío sanitario, económico y social de las últimas décadas.
La necesidad de una mayor articulación a nivel regional adquiere por estos días un significado mucho más palpable, considerado la necesidad de reconstruir un camino común para hacer frente y superar el mayor desafío sanitario, económico y social de las últimas décadas.