Ecosistemas marinos serían los más vulnerables al calentamiento global
Por diversos factores, el planeta, sus hábitats y la vida en ellos se han visto amenazados a lo largo del tiempo, sufriendo transformaciones en sus condiciones y daños tan irreparables como la pérdida de especies de flora y fauna.
Y uno de los más determinantes ha sido la actividad del hombre, que a lo largo de siglos ha intervenido territorios, contaminado con sus desechos el agua y la tierra, y con su desarrollo y múltiples acciones emitido grandes cantidades de gases contaminantes a la atmósfera, lo que ha contribuido a aumentar la temperatura del globo y, como consecuencia, se ha gatillado un aceleramiento del fenómeno del cambio climático.
Algo que tiene y puede tener impactos para todo y todos en la Tierra, con efectos hoy latentes y visibles, otros escondidos y desconocidos, y muchos aún imposibles de predecir. Y en ese contexto se enmarcó un estudio internacional que analizó, a nivel global, ecosistemas terrestres y marinos, y que evidenció que estos últimos están siendo los más afectados, especialmente en las aguas más cálidas, según cuenta el doctor Rodrigo Riera, especialista en Ecología Marina Costera y profesor asociado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.
El estudio, fue recientemente publicado en "Science", "una de las más importantes y revistas científicas que hay en el mundo", asevera, y aunque el docente español no participó de la investigación, por ser todos habitantes del mundo, cree que es importante poner sobre la mesa los resultados para así tener consciencia del contexto que se está viviendo y que se podría vivir.
CÁLIDAS Y VULNERABLES
Detalla que el estudio analizó los más diversos ecosistemas, desde tropicales hasta subpolares, en tierra, mar y otros cuerpos de agua, y asevera que uno de los fenómenos que con más fuerza se ha determinado en los últimos años es que las especies marinas son las que más están sufriendo cambios, es decir, se pierden más ejemplares y se desplazan más rápido a otras zonas, que aquellas terrestres y dulciacuícolas.
El principal factor asociado a ello, sostiene Riera, es el aumento de la temperatura del océano, una de las consecuencias directas del calentamiento global.
Y en las aguas tropicales, o sea, las que por naturaleza son las más calientes, principalmente en los arrecifes de coral y la gran biodiversidad que en ellos habita, "están sufriendo mucho más los efectos del incremento de la temperatura del océano", apunta el experto. "Se comprobó que los peces que viven en arrecifes coralinos se están desplazando hacia latitudes subtropicales. Esto, porque existen olas de calor en los trópicos que hace que la vida sea insostenible para ellos. Por esto disminuye su consumo calórico, su metabolismo, tienen problemas de asfixia, entre otros. Como consecuencia se van a aguas un poco más frías", explica Riera, porque las aguas subtropicales tienen temperaturas que son más llevaderas para estos animales, debido a lo que implican las olas de calor producto del calentamiento del planeta y el cambio climático.
Aunque esto es positivo para las especies que se desplazan y encuentran otros sitios donde habitar, puede conllevar un efecto negativo para la biodiversidad, ya que puede ocurrir disminución de algunas especies en sus ecosistemas naturales, pero también porque a causa de la migración algunos ejemplares pueden fallecer al no adaptarse al nuevo hábitat, advierte el doctor Rodrigo Riera.
No obstante, el desplazamiento de organismos no es algo antinatura, ya que muchos están acostumbrados a hacerlo naturalmente por medio de corrientes marinas y, por tanto, la migración es para muchos una acción conocida y normal.
En efecto, la gran vulnerabilidad es para especies que no se desplazan por no tener movilidad, como los corales, esponjas y anémonas, que como resultado de las nuevas condiciones del ecosistema y/o dificultad para alimentarse pueden morir y, de hecho, se produce mortalidad masiva. "Como son especies que están fijas al sustrato, no tienen forma de salir. Entonces, están con este 'estímulo', aguantan, pero llega el momento en que colapsan y directamente mueren", lamenta el experto en Ecosistemas Marinos Costeros.
ESCENARIO EN CHILE
El doctor Rodrigo Riera aclara que según los estudios y evidencia que existen en relación a Chile y el impacto del calentamiento global en el incremento de la temperatura del mar, este efecto y sus impactos no son tan evidentes, porque el agua está aún fría. "Está la corriente de Humboldt, donde hay un flujo de agua muy fuerte que proviene de la Antártica", apunta. Por tanto, como el océano está aún frío, afirma que "los organismos tienen un rango de adaptación a la temperatura y si se incrementa una, dos o tres décimas, todavía pueden vivir en buenas condiciones".
Eso sí, en relación al futuro no se puede descartar nada ni predecir qué va a ocurrir con exactitud, la velocidad o la intensidad que podrían tener los potenciales impactos del calentamiento global, porque este tipo de cambios ocurren en plazos largos, de años, décadas y hasta siglos, y la precisión de los modelos que existen depende mucho de la proximidad, explica.
Otro punto relevante es que no existe otra zona en la Tierra con la que se pueda comparar Chile y lo que allí esté sucediendo. "Por ejemplo, Concepción está casi a la misma latitud que Ciudad del Cabo (Sudáfrica), pero aquí tenemos la corriente de Humboldt y modifica todo, y ese país no la tiene".
Pero, lo que sí se puede aseverar es que esto no significa que los efectos planteados no se vuelvan latentes en el océano adyacente a Chile o que el calentamiento global no vaya a tener ni tenga impactos. De hecho, Riera sostiene que "en Chile, uno de los efectos más latentes es el aumento del nivel del mar, que va a ocurrir en todo el planeta y está ocurriendo", y podrían existir otros y hasta impredecibles efectos, pues resalta que "este escenario es tan global e intenso que el planeta ya no se puede autorregular".
CAMBIAR MODO DE VIDA
Así, tarde o temprano, en mayor o menor medida, en todo el planeta se harán evidentes las consecuencias para los ecosistemas y la vida en ellos, lo que incluye a las personas, que son las reales interpeladas, pues tal como su acción ha dañado a la Tierra, desde lo colectivo y lo individual se puede contribuir en la otra dirección.
En ese sentido, Riera plantea que lo fundamental está en estar consciente que cada individuo, mediante sus actividades emite gases contaminantes a la atmósfera, es decir, deja una huella de carbono y que reducirla es la clave, lo que es posible con medidas tan simples como evitar usar el automóvil personal para preferir la bicicleta o caminar para desplazarse.
En conclusión, la posibilidad de enlentecer en lo posible el calentamiento global, de prevenir graves efectos, de salvar la vida del planeta, está en hacer cambios en el modo de vida individual, que por mínimos que parezcan, serán muy valiosos, sobre todo si se suma cada aporte personal.