Protección a personas en situación de calle
La llegada de la temporada de otoño-invierno, con lluvias y frío, despierta la preocupación por las personas que viven en situación de calle. Cada año aumenta el número de quienes viven y duermen en la calle, a la entrada de las galerías, bajo marquesinas, debajo de los puentes o pasos sobre nivel, en los quioscos de las plazas o en el acceso a algunos edificios.
Son mendigos, desplazados o personas en situación de calle, que sobreviven de la caridad ciudadana, de la ayuda que les llevan los voluntarios de instituciones formales u otras que han surgido por motivación de jóvenes que se conduelen con el dolor y la tragedia ajena.
El año 2023, en la Región del Biobío había 1.579 personas en situación de calle, según el Registro Social de Hogares y durante ese invierno operaron albergues, que sumaron cerca de 300 camas. Al igual que en otro puntos del país, el número se vio incrementado desde la pandemia y a eso se han sumado familias de inmigrantes que de alguna manera han ido emergiendo, mientras por otro lado están quienes tradicionalmente han hecho de las calles su hogar.
La Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social y Familia ha dado a conocer que para este año se espera llegar a las 360 camas para personas en situación de calle en la temporada peak de invierno. Hay una oferta permanente de cinco albergues y pronto se sumarán otros siete en Concepción, Talcahuano, Coronel, Lota, Lebu y Tomé. En tanto, las tres provincias -Concepción, Biobío y Arauco- contarán con rutas sociales y rutas médicas a través de convenios establecidos con los cuatro Servicios de Salud de la región.
Catastros realizados en los últimos años Seremi calculan que la región tiene el 9% del total de las personas que viven en las vías públicas de todo el país. El 62,8% abandonó sus hogares por problemas familiares, el 15% lo hizo por consumo problemático de alcohol y drogas y el 11,5% llegó a esa condición debido a los problemas económicos.
Los estudios permitieron identificar a las personas que requerían intervención prioritaria, porque se trataba de adultos mayores que no tenían pensión por vejez, tenían dependencia moderada o severa de alcohol o drogas o no contaban con su ficha del registro social de hogares.
Las personas en situación de calle se distribuyen por toda la ciudad, pero tienen la característica de ser itinerantes y van recorriendo diversas comunas apelando a la caridad. Para sobrevivir deben buscar colchones, carpas, mantas y ropa abrigada, ya que además de la pandemia hay que pasar el frío invierno. Como carecen de hogar, tampoco tienen arraigo con una ciudad determinada. La falta de reglas en la vida de estas personas es el principal problema al que se enfrentan quienes tratan de ayudarlas, y si bien vivir en la calle es complicado, la situación se agrava por la adicción a las drogas o al alcohol que tienen algunos. De hecho, uno de los requisitos que tienen los programas de ayuda oficiales es que deben dejar el consumo de esas sustancias. Las organizaciones que trabajan con personas en situación de calle han debido aumentar sus prestaciones y compromiso, manteniéndose atentas y prestando ayuda a través de las hospederías y albergues en las comunas.
Quienes están en situación de calle viven un drama porque muchas veces porque fueron abandonados por sus familias o porque el vicio de la droga o el alcohol los llevó a vagar, lo que resulta especialmente preocupante en estos meses en que se realizan los esfuerzos porque la población adopta medidas especiales y estrictas de precaución con el fin de evitar los contagios con las enfermedades respiratorias, como el covid 19 y la influenza. Sin embargo, el problema no es tan sencillo de resolver, porque muchas de esas personas se rehúsan a ir a los centros de acogida.
Se espera llegar a las 360 camas para personas en situación de calle en el invierno. Hay cinco albergues y luego se sumarán otros siete en Concepción, Talcahuano, Coronel, Lota, Lebu y Tomé.