Atención de la salud mental en catástrofes
Estrés postraumático, problemas para conciliar el sueño e ideación suicida son algunas las consecuencias psicológicas que han debido enfrentar en los últimos meses los habitantes de las zonas afectadas por los incendios forestales de febrero pasado en la Región del Biobío.
Los datos provienen de la información entregada por distintos profesionales que forman parte de los equipo de salud que están realizando un trabajo intersectorial en comunas como Santa Juana o Nacimiento y que tienen por objetivo apoyar a quienes enfrentan el impacto que dejó la catástrofe para su salud mental. Se trata de efectos que no hacen diferenci de edad, ya que se ha evidenciado un aumento de estas enfermedades en todos los rangos etarios, y que la experiencia confirma que pueden expresar síntomas meses después de finalizada la emergencia.
De hecho, se detalló que es habitual que al transcurrir entre uno y tres trimestres desde una catástrofe de magnitud comiencen a evidenciarse los efectos psicológicos. Esto responde a que enfrentar estas situaciones limite responde a los ritmos propios en que cada persona expresa sus emociones y la afectación personal.
Entre los síntomas que más se han constatado en zonas rurales se encuentra la ideación suicida, cuadros depresivos, dificultades del sueño, estrés postraumático, sintomatología ansiosa y acentuación de problemas psicosociales preexistentes. Esto, sumado a la temporada de lluvias, lleva a muchos a preguntarse si serán capaces de salir adelante o si llegarán a volver a tener todo lo quw habían logrado, según detalló una de las profesionales que ha estado en contacto con los habitantes de estas zonas.
Asimismo, la población infantil manifiesta intranquilidad para dormir, cambios repentinos de humor y baja concentración, sobre todo cuando regresan a sus hogares tras la jornada escolar.
De acuerdo a lo informado por el Servicio de Salud Concepción, en Santa Juana, comuna que tuvo los mayores efectos por los incendios forestales, cuentan hoy con ocho profesionales destinados a tratar el área de salud mental, que se dividen en cuatro psicólogos y cuatro trabajadores sociales. El equipo considera un periodo de seis meses de labor, que comenzó en abril y concluiríra en septiembre. Además, hay un Centro Comunitario de Salud Mental (Cosam) móvil, que dispone de once horas de psiquiatría a la semana.
En tanto, en Nacimiento, la otra comuna más afectada, los equipos psicosociales han abordado casos individuales y grupales. Esto últimos tienen por meta no sólo educar en materia preventiva en salud mental, sino que también levantar algunas necesidades y fortalecer a estas comunidades. También se ha concretado la vinculación con gran parte de las juntas de vecinos, clubes de adulto mayor, instituciones educacionales y postas de salud del sector rural de Nacimiento.
Desde los municipios han enfatizado que la labor realizada requiere extenderse, ya que la capacidad de atención actual se reducirá cuando concluya la iniciativa y temen no dar abasto ante la cantidad de ingresos al programa de salud mental. Además, se trata de un tratamiento que requiere tiempo, confianza y en el cual el lazo creado con los profesionales es valioso para el paciente, de ahí la necesidad de que las autoridades definan con tiempo cómo se abordará su continuidad.
Es también una valiosa lección respecto de la amplitud de la labor sanitaria en momentos de emergencia y catástrofe, que podría también ser relevante durante las próximas semanas o meses en el caso de las zonas que acaban de ser golpeadas por las inundaciones. Así como habrá preocupación por el alza de enfermedades respiratorias, es importante que se considere cómo se abordará la salud mental de quienes resultaron damnificados y deben comenzar de nuevo.
Se trata de un tratamiento que requiere tiempo, confianza y en el cual el lazo creado con los profesionales es valioso para el paciente, de ahí la necesidad de que las autoridades definan con tiempo cómo se abordará su continuidad.