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En distintos puntos destacaron el alto interés

Interés del público superó expectativas este año patrimonial

Lota, nuevamente, se transformó en unos de los epicentros de la celebración del "Día de los patrimonios" con un 2023 que dio cuenta de largas filas de espera para sentirse parte de los lugares visitados.
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Por Sebastián Grant Del Río

El gran interés que hoy tiene el público por ser parte de la conmemoración del "Día de los patrimonios" se vio reflejado ayer por la alta convocatoria de gente que desde las 8 horas llegó a la mina "El Chiflón del Diablo".

Todo para ser parte del llamado "Circuito turístico de Lota", administrado por la corporación ProCultura desde julio del año pasado, y que suma el Parque Isidora Cousiño, que al cierre de esta edición contabilizaba sobre dos mil visitantes.

"Sin duda fue un éxito, en el Chiflón tuvimos una aglomeración, lo que habla del real interés de la gente", señalaron desde la entidad, sorprendidos por tener las 10 bajadas a la mina, entre las 9 y 16 horas, con los 30 cupos a tope, contabilizando más de 200 personas.

Una situación similar se vivió ayer en los pasillos del histórico Liceo Enrique Molina Garmendia que este año celebra 200 años, y donde la fría jornada sabatina no fue impedimento para que se viera un contingente mayor que en versiones pasadas, ahora con largas filas por los tour guiados.

"Hoy hemos tenido más de mil visitas, con distintos números artísticos, lo cual nos tiene muy contentos", dijo Julio González, rector del establecimiento. Ayer, agregó, se dio fin a lo que plantearon como la "Semana del patrimonio" en el espacio, jornadas que se realizaron con mucho entusiasmo de escolares y visitantes.

"Queremos sumar más integrantes a nuestra comunidad, poniendo en valor al liceo, invitar a todos los actores y voluntades para poner en valor la educación pública", invitó la autoridad del emblemático centro de estudios fundado el 9 de agosto de 1823.

Igualmente transitada, la UdeC abrió sus puertas, logrando que sus visitantes sintieran como suyo el campus durante el día. Tuvieron oportunidad de subir al Campanil, siempre un punto de interés, como también disfrutar de música en vivo en el interior y exterior de facultades, muestras de arte y una muestra fotográfica con un sentido de memoria.

Una forma de entender el patrimonio desde otras dimensiones, tal como afirmó Leonel Pérez, decano de la Facultad de Arquitectura UdeC, apuntando que la clave es entender más que ver las cosas.

"Uno de los desplazamientos debe ser del objeto a la idea, dándole valor al entender", sostuvo.

Comentario de Patrimonio

Patrimonio inmaterial: el alma de las culturas

A través de éste, la sociedad se cohesiona y se descubre en el vínculo de la identidad.
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Historiadora y académica UCSC

Si nos referimos a la palabra "patrimonio" (del latín "patrimonium"), estamos indicando aquello que nos transmiten nuestros padres, sean sanguíneos o un colectivo social.

No necesariamente herencias económicas, sino más bien legados sociales, simbólicos o culturales. Van formando una sociedad creadora de sus propios significados que los representa, pero no de una manera fija e indisoluble, sino flexible y cambiante.

En el transcurso de la historia, las primeras afirmaciones sobre patrimonio natural y cultural fueron consideradas desde la vereda de los bienes materiales. Su valor primordial radicaría en la excepcionalidad, singularidad y belleza que poseían, los que indicarían su grado de relevancia. Los primeros reconocimientos de patrimonio cultural provinieron, entonces, desde los bienes materiales de los grupos dominantes, principalmente, clero y nobleza, como sus palacios, iglesias y fábricas.

Otra mirada

Con el paso del tiempo el significado de patrimonio cultural comenzó a abandonar los límites monumentalistas que lo definían, pasando a incluir vestigios testimoniales arraigados en la memoria de una comunidad.

Así, la UNESCO en su convención realizada en 2003, la Conferencia General, respaldó por primera vez lo intangible con la llamada "Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial". Desde ahí el patrimonio cultural de un territorio también estaría integrado por los resultados de los productos de la cultura popular.

Para comprender el Patrimonio Cultural debemos pensarlo como un ser humano que examina su existencia; una noción material como lo es el cuerpo, y otra inmaterial como el alma.

Incluso después de la muerte del cuerpo, el alma de un ser todavía puede seguir vibrando y flotando en el inconsciente colectivo a través del recuerdo. Entonces, el cuerpo de un pueblo o cultura es su patrimonio material, mientras que su patrimonio inmaterial es su alma.

A diferencia de lo material, lo que vive en nuestro espíritu es aquello con lo que fuimos criados y sustenta nuestra existencia. No se presta para cuestionamientos, sino se cohesiona como grupo y se transforma en nuestro ADN cultural. Contra nuestras posesiones materiales, lo podemos llevar con nosotros a cualquier lugar, como nuestras creencias religiosas, expresiones, tradiciones, usos, técnicas, historias, lenguaje, saberes y costumbres.

Lo mantenemos vivo, a través de la herencia simbólica a hijos, comunidad. El ser intangible lo transforma en lo más sensible y fácil de disolver, si no es conservado, defendido y transmitido.

La riqueza patrimonial de la Región del Biobío se funde, también desde lo inmaterial, en sus prácticas artesanales de alfarería, orfebrería y cestería, entrelazando dos aspectos de la existencia humana. Por un lado, la práctica aplicada como un conocimiento inmaterial constituido de varios estratos de relatos y experiencias transmitidas y, por otro, como esa condensación de saber se manifiesta y concreta en el objeto material final.

Entonces en el saber del artesano/a se encuentra la herencia viva de un conocimiento que se pierde en los inicios de la cultura. En este acto de fluidez radica su valor más profundo, que como un río mana de un manantial que pasa frente a nosotros y al mismo tiempo desemboca en el mar.

Esta anulación del tiempo y las cronologías nos permite pensar las prácticas regionales como un proceso, y hallar en la historia las herramientas para validar sus herencias colectivas, que los hacen parte de la idea de patrimonio cultural inmaterial.

Lo inmaterial es lo que realmente domina nuestra vida, la realidad la construimos por lo que creemos y sentimos.