"A CALLAR Y DISOLVER A LA IGLESIA"

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lara el dirigente opositor nicaragüense desnacionalizado Félix Maradiaga, "el bloqueo de las cuentas bancarias de varias diócesis de la iglesia católica en Nicaragua es un acto extremo de agresión y de persecución a la Iglesia. Es, además, una declaración explícita de las verdaderas aspiraciones de la dictadura: callar y disolver por completo la voz e incluso la presencia, de una institución que, por su peso moral en Nicaragua, es un obstáculo en los planes de los Ortega-Murillo, de consolidar una dictadura dinástica".