Los adolescentes asesinos que inspiraron a Jorge Volpi
Hace 25 años, la banda Molotov reclamaba el power mexicano y Volpi era un escritor joven y rebelde que quería ver cambios. Hoy, jóvenes que toman las armas son los protagonistas de sus historias.
Por Daniel Gómez Yianatos
A mediados de los '90, Jorge Volpi (54) fue parte del grupo de escritores jóvenes mexicanos que irrumpió en la escena literaria con el "Manifiesto Crack", que renegaba de los padrinos culturales y proponía superar de un paraguazo todos los remedos del boom latinoamericano que calificaban, por lo bajo, de consumo fácil por su liviandad.
Autor prolífico, que se pasea con soltura por distintos géneros, desde las obras de teatro hasta el ensayo, con una especial afición por la novela, Volpi se ha convertido en un referente del intelectual con domicilio múltiple. Le interesa la ciencia tanto como las letras o las leyes.
En el último tiempo, con la serie del Caso Cassez-Vallarta en Netflix, basada en su obra "Una novela criminal" y donde ofició también de productor, Volpi cruzó el Rubicón hacia un canal lo suficientemente masivo para mostrar, por todo el mundo, la violencia que impera en México.
-¿Cómo surgió la idea de hacer "Una novela criminal"? Es una no ficción que requiere un trabajo diferente al de tus novelas y ensayos.
-Fue un trabajo periodístico, lo más riguroso posible, y luego ya en la escritura del libro intenté que tuviera los componentes de una obra de ficción, sin serlo. Está basado en fuentes confiables relacionadas con un caso que fui siguiendo prácticamente desde que empezó.
-Incluido el gallito entre los presidentes Calderón y Sarkozy.
-En 2006, cuando regresé a vivir a México, me tocó ver un poco más cerca la pelea entre México y Francia, entre los presidentes Calderón y Sarkozy. Traté de contar toda la historia utilizando las herramientas de la literatura, pero al mismo tiempo las del periodismo y la no ficción. Y así durante casi cuatro años, hasta que se publicó el libro, y luego otros cuatro años trabajando.
-Y después vino la serie de Netflix y todo un boom.
-Estuve también muy cerca en ese proceso. Se estrenó el año pasado en Netflix en todo el mundo, pero en México tuvo una recepción muy intensa y desató una nueva visión del caso y otra polémica. El presidente López Obrador habló sobre la serie cuatro veces en sus conferencias mañaneras, lo que volvió a ponerlo en el centro del debate.
-¿Cómo te la arreglaste para condensar una historia que fue larga y que además tenía muchas voces?
-En la primera versión, que la leyeron varios de mis amigos, el libro tenía cerca de 800 páginas y pude reducirlo a 450. Para eso tenía que seleccionar los materiales, algo que vuelve a ocurrir en la serie, en donde el trabajo de edición también fue importante.
-¿Tomaste alguna referencia de alguna obra de no ficción para dar estructura a esto?
-Cuando estaba empezando a escribir el libro, di un curso sobre novelas de no ficción, empezando con Rodolfo Walsh…
-Con "Operación Masacre".
-Exactamente y seguí con "A sangre fría", de Capote, y así llegando hasta obras del presente, tanto latinoamericanas como de otras partes, de Carrere y otros. Eso me sirvió mucho.
Luz, cámara, espanto
-¿Y cómo fue entrar en este mundo Netflix para un escritor tan acostumbrado al aula?
-Fue muy interesante como experiencia. Alejandro Gerber escribió los guiones de la serie, pero sí estuve muy cerca del proceso y participé en la producción. Me tocó reunir en su origen a la productora mexicana y francesa, que terminaron siendo los coproductores de la serie.
-¿Qué fue lo que te resultó más espantoso de esta historia?
-Conforme la iba escribiendo, me iba enfadando más conmigo, con el país en el que me tocó vivir, darme cuenta de que la justicia realmente no existe en ninguna medida. Me fui dando cuenta de que la impunidad es absoluta y de que los poderosos siempre ganan. Y, por supuesto, uno de los momentos más terribles fue la primera vez que entrevisté a la familia de Israel, sobre todo a sus sobrinos, que me contaron cómo habían sido torturados por la policía.
¿Cómo ves el destino de México?
-Desde la transición a la democracia, desde que empezamos a tener alternancia en el poder, han gobernado el país ya las tres principales fuerzas políticas:la derecha, el PRI y la izquierda, ahora. Y ninguno de estos gobiernos ha logrado revertir la situación de que no exista auténtico Estado de Derecho en México, de que la justicia no funcione, de que se resuelve en México menos del 0.5% de los delitos que se denuncian. Mientras no se resuelva esta situación, mientras no se busque un auténtico Estado de Derecho, muchos de los otros problemas del país, sobre todo la desigualdad y la violencia, tampoco van a poder reducirse.
Partes de guerra
-Esta violencia es parte central de tu última novela "Partes de guerra".
-Estaba obsesionado con el tema de la violencia en niños y adolescentes, y no sólo en México. Y luego también la neurociencia se había convertido en una de mis obsesiones. Y, de pronto me pareció que esas dos historias podrían reunirse en esta novela. Y así es como nace la historia, con la idea que desde la neurociencia pudiéramos tratar de tener algunas respuestas, o por lo menos algunas preguntas mejor formuladas. Por qué en este grupo particular de niños y adolescentes, en este pueblo perdido en la frontera entre México y Guatemala, se desata una violencia tan drástica y, metafóricamente, por qué un país como México, que había sido durante buena parte del siglo XX un
"Con 350 mil muertos desde que comenzó la guerra contra el narco, con más de 100 mil desaparecidos (...) ¿de qué otra cosa podemos hablar?