Cuidar los ojos en verano es una obligación
Si bien la protección de la piel ha sido incorporada como una prioridad por la población, mediante el empleo de bloqueadores y filtros, no ocurre lo mismo con el cuidado ocular en época estival. Ello ocurre por desconocimiento o costos.
Igual que con la piel, existen riesgos oftalmológicos que atender, no solo por efecto del sol, sino además por patógenos que pueden resultar irritantes o generar infecciones. "Todos debiéramos usar gafas, incluso niños desde edades tempranas (dos años). Es más, si no lo hacemos desde pequeñitos, será difícil que ellos aprendan a usar anteojos e incorporarlos como algo cotidiano", señala María José Ormeño Fernández, tecnóloga médica y académica de esa carrera de la Universidad San Sebastián.
A veces no es fácil que los niños se adapten al uso de lentes. En esos casos, la profesional recomienda a los padres el uso de sombreros de ala ancha y/o viseras protectoras de la vista.
En cuanto a anteojos de sol para niños, lo más importante es que deben ser manejables. "El mercado tiene cada vez más gafas adecuadas para ellos, como ocurre con los lentes ópticos, porque lo más importante será que no se los quiten y que se sientan cómodos con ellos. Idealmente deben ser amplios, que abarquen una zona que incluya los costados, adquiridos en centros especializados (ópticas) que nos aseguren que se cumple toda la normativa vigente en Chile", manifiesta María José Ormeño, quien además es coordinadora de la Mención Oftalmología y Optometría de Tecnología Médica de la USS.
Otra exigencia, para los anteojos tanto de niños como de adultos, es que ostenten un sello que acredite "CE", esto es cumplir con certificación europea, o que diga "UV 400", "que significa que el aparato cubre el 99 a 100 por ciento de las radiaciones bajo los 400 nanómetros de las UVA y UVB, rayos ultravioleta. En cuanto a valores, los hay entre 20 y 30 mil pesos, cumpliendo con toda la normativa", expresa Ormeño.
¿Por qué no usar lentes económicos? No solo porque no cumplen con la normativa exigida, sino porque además generan un efecto negativo. "Solo brindan oscuridad, lo que obliga a la pupila a abrirse más aún, lo que lleva a que ingrese más radiación al ojo, y por partes inadecuadas. Ello puede conllevar a enfermedades como conjuntivitis, que es la inflamación del tejido conjuntivo (capa transparente que recubre los párpados y cubre la esclerótica del ojo); queratitis, que es la hinchazón de la córnea, o cataratas".
La académica explica que estas últimas "se desarrollan como efecto acumulativo, producido por el esfuerzo del cristalino, que se va volviendo opaco, generando visión también opaca. Se manifiesta más o menos después de los 50 años".
"El uso de gafas deberá ser permanente, todo el año. Incluso en días nublados, en los que se puede usar gafas no oscuras; hay todo tipo de tonalidades y sirven absolutamente", acota la tecnóloga médica. Además, se debe atender los anexos oculares: los párpados. "No nos podemos poner bloqueador en ellos, porque se pueden irritar. Entonces debemos ayudarnos de sombreros de ala ancha, viseras, y por supuesto, con anteojos de sol", precisa.
EFECTO DE LOS GÉRMENES
María José Ormeño pone en el tapete otra amenaza de la salud ocular en época estival: infecciones y alergias. "La piscina, el agua de mar, pueden generar dos problemas: irritación, por residuos depositados en el agua (u otros elementos), o que las aguas contengan bacterias que puedan generar infección. Para evitar todo ello, recomiendo comprar lentes para natación, especialmente para los niños, que pasan mucho rato en el agua".
La respuesta del ojo, a todas las amenazas, será enrojecer, picar o doler. "Como esa reacción puede deberse a diversas causas, infección o alergia, lo más adecuado será consultar al oftalmólogo", dice la docente. "Por ejemplo, creemos que los síntomas pueden ser los mismos de un cuadro que tuvimos hace seis meses, pero puede deberse a otra causa. Entonces las gotas que nos sobraron y nos sirvieron en ese momento no solo pueden no servirnos, sino que pueden ser inclusive más perjudiciales. Cada gotita recetada obedece a un problema preciso, concreto, diagnosticado por un facultativo, y por eso siempre hay que consultar", agrega.
Advierte sobre la utilización de las "lágrimas artificiales", que por lo general tienen pocos compuestos. "Pero al usarlas podemos estar ocultando síntomas, por ejemplo, el 'ojo seco', que carece de lubricación. Por eso igual es mejor que sea recetada por el médico", enfatiza.
¿Y los lentes de contacto en verano? "Actúan más como esponja, atraen más bichos y/o agentes irritantes, por lo tanto, no se recomiendan para ir a paseos en la naturaleza, piscina o playa. Para ello siempre será mejor el uso de los lentes ópticos", puntualiza.