Protección del patrimonio natural
Los incendios forestales de los últimos días en la Región del Biobío y zona centro-sur han destruido miles de hectáreas de bosques y pastizales. Las comunas más afectadas en la zona han sido Santa Juana -donde el 75% de los suelos del área rural se vieron dañados- Tomé, Chiguayante y Hualqui. Y lo más lamentable es que han cobrado la vida de 24 personas en el país.
Si bien las autoridades aseguran que muchos de esos siniestros han sido provocados, las condiciones climáticas, con altas temperaturas, fuerte viento y sequedad de los pastizales, generan condiciones que dificultaron su control y extinción. El avance de las llamas incluso destruyó casas en sectores rurales. El Gobierno ha anunciado que presentará querellas contra quienes han provocado el fuego o quienes han dificultado el trabajo de las brigadas de Conaf o de Bomberos, cuestión que finalmente deberán resolver los tribunales de justicia, con las pruebas que presenten las respectivas fiscalías.
Las alertas rojas y declaración de estado de excepción han permitido disponer de más recursos para proteger los sectores en riesgo y el patrimonio natural de las reservas, como es el caso de Nonguén, que fue declarada como tal el 30 de diciembre de 2009 y que abarca una superficie de 3.036 hectáreas. Resguarda importantes especies de fauna, como el monito de monte, zorro, pudú y la ranita de Darwin, y en la flora, es el último remanente importante del bosque de especies caducifolio (que pierden su follaje durante una parte del año), de Concepción, que antes cubría la Cordillera de la Costa en la región y que fue remplazado casi en su totalidad por cultivos agrícolas y plantaciones forestales.
A pesar de las condiciones naturales, hay que recordar que los incendios forestales tienen su origen, casi en su totalidad, en el ser humano y sus actividades, ya sea que fuesen provocados en forma deliberada o por negligencia. Salvo unos pocos causados por caídas de rayo durante tempestades eléctricas de verano, la gran mayoría de ellos se ocasiona por descuidos o negligencias en la manipulación de fuentes de calor en presencia de vegetación combustible, por prácticas agrícolas casi ancestrales, por una escasa cultura ambiental o por intencionalidad originada en motivaciones de distinto tipo, incluso delictivas.
Con el objetivo de disminuir la vulnerabilidad de las viviendas ante los incendios forestales, en la presente temporada se revisaron con anterioridad el estado de los grifos en zonas de interfaz de la provincia de Concepción, es decir, poblaciones que colindan con sectores boscosos, para atenuar los riesgos de que en el caso de un siniestro las llamas pudiesen expandirse a las áreas pobladas. Asimismo, se construyeron cortafuegos y se capacitó a los residentes de esas zonas, para que supieran cómo prevenir y mitigar el daño que producen los siniestros. Ahora, se deberán realizar acciones para la recuperación ambiental de los sectores más dañados.
El espacio urbano y el bosque ya no se miran de lejos, sino que en muchos casos se encuentran frente a frente o colindan, por lo que el riesgo de incendios preocupa a las empresas del rubro y también a los habitantes, si se considera que las condiciones climáticas son favorables para la propagación del fuego. En ese sentido hay que entender las campañas orientadas a que los automovilistas y peatones comprendan los riesgos que tienen para los bosques acciones tan descuidadas como botar una colilla de cigarrillo entre las malezas.
El llamado de las autoridades es reiterativo, considerando que los estudios indican que el 99% de los siniestros son causados por las personas, ya sea por descuido o por acciones intencionales. Por eso, la protección de la silvicultura requiere en la Región del Biobío la mayor de las preocupaciones, pues los bosques representan la segunda fuente de ingresos del país, pero a la vez tienen una gran importancia ambiental.
Las alertas rojas y declaración de estado de excepción han permitido disponer de más recursos para proteger los sectores en riesgo y el patrimonio natural de las reservas, como es el caso de Nonguén.