Importancia de la vacuna bivalente
En octubre pasado, hace casi tres meses, la ministra de Salud, Ximena Aguilera, encabezó el inicio del proceso de inoculación con la vacuna bivalente contra el covid-19, que en una primera etapa tiene como grupos objetivos priorizados a los funcionarios de salud y personas inmunodeprimidas. Se trata de un fármaco del laboratorio Pfizer-BioNTech que es más eficaz contra las nuevas variantes y las que pudieran surgir en el futuro, ya que combate la cepa el virus original de Wuhan y la cepa Ómicron, que hasta ahora ha sido la más contagiosa.
De ahí la importancia de contar con este nuevo proceso de inoculación, ya que permite tener un mejor calce entre la vacuna y el virus que está circulando, al igual como se hace con la vacuna de influenza que va variando año a año, por lo que se sumó al Plan Nacional de Inmunización (PNI), convirtiendo a Chile en el primer país de Latinoamérica en utilizarla.
La primera fase del proceso se extendió entre el 11 y el 28 de octubre, y la inoculación bivalente se dirigió específicamente a funcionarios de salud, incluyendo personal clínico y administrativo, de atención intra y extrahospitalaria, servicios médicos y dentales, servicios de apoyo clínico como laboratorios, radiología, farmacia, servicios de anatomía patológica, alimentación, transporte, seguridad, aseo, y estudiantes del área de la salud que estén en práctica clínica.
Según lo definido por el Minsal, la vacuna se administra como una dosis de refuerzo, por lo que debe administrase con un intervalo de 16 semanas -cuatro meses- después del esquema primario o con un intervalo de 24 semanas -lo que equivale a seis meses- posterior a una dosis de refuerzo, es decir, llamadas tercera o cuarta dosis, sea cual sea el tipo de vacuna utilizada.
De esta forma, durante la última semana del año que recién terminó, la vacuna bivalente solo estaba disponible para quienes recibieron su última dosis de refuerzo antes de julio de 2022, o en septiembre en el caso de que la persona solo tuviera su esquema primario. Además de esto, es importante tener en cuenta que esta vacuna, por el momento, solo está disponible para la población objetivo, es decir adultos mayores de 60 años en adelante, personal de la salud, pacientes crónicos de entre 12 y 59 años, además de personas inmunosuprimidas a partir de los 12 años, según condiciones o diagnósticos definidos.
Desde la Seremi de Salud de Biobío se informó que del millón 615 mil 246 habitantes que podrían acceder al fármaco, solo 108.499 cuentan con la vacuna bivalente, lo que contrasta significativamente con los porcentajes de la administración de las dos primeras dosis donde los vacunados a nivel regional superan el 95%, mientras que la tercera y cuarta llegan a 86.0% y 76,5% respectivamente. Se asegura que uno de los factores puede deberse a la denominada "fatiga pandémica", es decir, que por el largo periodo que llevamos en esta situación sanitaria se ha generado una baja percepción de riesgo de la enfermedad.
Un fenómeno que se ha percibido en otros países, pero que contrasta con el análisis epidemiológico que realizan especialistas, sobre todo considerando que debido al incierto escenario sanitario que se vive en China, donde se ha evidenciado un creciente rebrote de covid-19, hace poco el Ministerio de Salud de nuestro país decidió prolongar hasta marzo del próximo año la alerta sanitaria que ha mantenido el país desde febrero de 2020, cuando este virus recién comenzaba a alertar al mundo.
A casi tres años del inicio de la pandemia, la mayoría de la población cuenta con cuatro dosis de vacunas contra la enfermedad y hoy tiene una quinta opción de una vacunación bivalente, pero el interés y la escasa percepción de riesgo complica el avance de la inoculación. Por ello, desde el Minsal reiteraron el llamado a no descuidar las medidas de autocuidados y completar el esquema de vacunación con las dosis de refuerzo a quienes aún no lo han hecho.
Se asegura que uno de los factores puede deberse a la denominada "fatiga pandémica", es decir, que por el largo periodo que llevamos en esta situación sanitaria se ha generado una baja percepción de riesgo de la enfermedad.