Catorce años consecutivos de sequía
La Dirección Meteorológica y el Ministerio del Medio Ambiente han confirmado que Chile suma catorce años consecutivos de sequía, y que se proyecta un aumento de las olas de calor.
Según esos informes, en la zona centro, sur y austral del país se ha evidenciado una disminución de las precipitaciones en un promedio de 26 milímetros por década. Además, se estima que 180 comunas tendrán 40% o más de frecuencia de sequía en el futuro, aumentando las olas de calor. Junto con la baja de las precipitaciones, también se proyecta que en las zonas cordilleranas desde O'Higgins a Los Lagos, la nieve disminuirá en 50%.
De acuerdo con la Dirección de Meteorología, el incremento de las temperaturas promedio ha sido mayor en la zona central. Este año se registraron 71 días con temperaturas sobre los 30 grados, frente a los 54 días de calor extremo que hubo en el año 2021. Y si bien éste fue un año más lluvioso que el anterior, no fue suficiente para revertir la sequía que se acumula por catorce años.
Los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población, el crecimiento y tiene impacto positivo en la vida de las personas, al incidir en cuestiones que tienen que ver con la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y el medio ambiente.
Sin embargo, Chile enfrenta desde 2008 una sequía continuada. Y se ha pronosticado que el presente verano será más caluroso y seco de lo normal. En los últimos años, Chile perdió el 20% del agua de sus embalses y, paralelamente, la menor existencia de lluvias y nevazones invernales hicieron difícil recuperar el nivel del recurso acumulado.
Esta sequía histórica, a la que se suma el impacto de los incendios forestales del verano, genera también complicaciones para enfrentar el riego en el agro. La falta de pastos de los últimos años ha golpeado la actividad ganadera y hay una considerable baja de la población de abejas, lo que afecta la producción apícola.
El cambio climático es una realidad, y está la creciente necesidad de agua que tienen la agricultura, la industria y las ciudades. Por otra parte, la contaminación de ríos, lagunas y lagos es cada vez mayor, lo que acelera la crisis. Y mientras la zona centro sur enfrenta el déficit de lluvias, en el norte de Chile, la desertificación avanza sin cesar.
Es probable que los habitantes de los centros urbanos no alcancen a dimensionar esta situación, a menos que vean cómo se estrechan los caudales de los ríos y esteros. Sin embargo, en las comunas rurales esto se traduce en que las napas se están secando paulatinamente y en ocasiones se les debe distribuir agua en camiones aljibe para atender las necesidades básicas.
Los suelos cultivables se afectan a causa de la falta de precipitaciones en el tiempo, que no solo repercute en los cultivos y en la ganadería, sino también en las condiciones de vida de las personas que habitan estos lugares. Asimismo, ha habido en los últimos años un cambio en el régimen de lluvias, porque cuando caen precipitaciones fuertes, se concentran en muy poco tiempo, por lo que el agua escurre superficialmente y no se infiltra para recargar los acuíferos.
Los organismos de Gobierno han destinado presupuestos para ir en ayuda de los agricultores más necesitados, a la vez que se han desarrollado iniciativas para optimizar el uso del agua en los sectores rurales. Como parte de los esfuerzos para enfrentar la compleja crisis hídrica por la que atraviesa el país se han ejecutado proyectos seleccionados del Fondo de Investigación Estratégica en Sequía, para promover el desarrollo de soluciones de I+D frente a esta emergencia.
Chile suma catorce años consecutivos de sequía, y que se proyecta un aumento de las olas de calor. En la zona centro, sur y austral hay una disminución promedio de 26 milímetros de precipitaciones.