Comisión Ambiental rechaza la ampliación del relleno sanitario Hidronor
La principal causa de que no se le diera luz verde al proyecto fue porque no cumplía el requisito de estar a una cierta distancia de un curso de agua. Esta decisión llega a complejizar la situación de los residuos porque el espacio termina su vida en marzo de 2023.
De forma unánime las 11 autoridades presentes -sólo faltó el seremi de Economía- y que conforman la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) del Biobío rechazaron el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto "Continuidad Operativa Relleno Sanitario Hidronor Zona Sur", que permitirá ampliar la vida útil del recinto que llegará a su capacidad máxima en marzo próximo, en 12,5 años más.
Este es el segundo revés que tiene la empresa, ya que anteriormente tanto el organismo regional como la Dirección Ejecutiva del Servicio de Evaluación ambiental (SEA) habían rechazado el proyecto "Ampliación Temporal Relleno Sanitario", que era una etapa intermedia mientras se aprobaba y ejecutaba la etapa que fue rechazada ayer.
Sobre la votación de ayer, la delegada presidencial del Biobío y miembro del CEA, Daniela Dresdner, comentó que con la decisión adoptada demostraron que "queremos seguir los reglamentos al pie de la letra y, sobre todo, porque implica la protección del medio ambiente, que es algo que nos preocupa profundamente. No vamos a dejar que ningún proyecto, por importante que sea, pase por arriba de las normativas ambientales porque debemos proteger nuestro medio ambiente".
Hay que recordar que actualmente Hidronor recepciona los residuos domiciliarios de Talcahuano y Hualpén -Lota y Florida ya debieron buscar otro relleno- los que a partir de marzo deberán buscar otro punto donde depositar su basura, situación que preocupa en la zona porque al relleno de Cemarc en Penco le queda un año y medio de vida útil .
Incumplimiento de normativa
El rechazo del proyecto que permitiría mantener en funcionamiento la planta de Hidronor en Copiulemu se sustentó principalmente en el incumplimiento de la normativa del reglamento de rellenos sanitarios -artículo 10-, que establece que un relleno sanitario deberá ubicarse a más de 600 metros de toda captación de agua existente, y a más de 60 metros de todo curso o masa de agua superficial. De acuerdo con lo expuesto en el Informe Consolidado de Evaluación Ambiental (ICE), esto no se cumplía.
"Las imágenes que fueron presentadas por el SEA y la visita que se hizo en el marco de esta evaluación ambiental de si estábamos en presencia de un afloramiento de agua, dio cuenta que finalmente existía esta presencia de agua justo donde se estaba pensando emplazar este proyecto y, por lo tanto, no se estaba acreditando el cumplimiento de los artículos 10 del Reglamento de Rellenos Sanitarios", contó el seremi de Medio Ambiente, Óscar Reicher.
Asimismo, al no cumplir con esta normativa ambiental, llevó a que no se acreditara en el EIA la mitigación, compensación o reparación de la afectación que el proyecto podría generar.
"Eso llevó finalmente al Servicio de Evaluación Ambiental de que no había cumplimiento de estas dos normas", expuso Reicher, quien enfatizó que el procedimiento es reglado y que la votación se hizo en base a la recomendación del informe consolidado.
Sobre los pasos a seguir tras el rechazo, el abogado de la oficina VGC, Javier Vergara, que asesora externamente a la firma, sostuvo que "se estudiará" una posible reclamación ante la Dirección Ejecutiva del SEA. En la exposición se planteó vicios en el proceso de evaluación.
Respecto a este punto, el seremi Reicher recordó que la legislación medioambiental establece la posibilidad de recurrir y prestar reclamaciones tanto al SEA, como posteriormente al Tribunal Ambiental y Corte Suprema.
"Ahora todos los vicios que reclama la empresa corresponden hacerlo a través de los mecanismos legales que establece nuestra legislación", enfatizó la autoridad regional de Medio Ambiente.
Satisfacción
La secretaria de la Junta de Vecinos de Chaimávida, Yamilet Avello, expresó su satisfacción de que se rechazara la iniciativa. Recordó lo complejo que ha sido para la comunidad que vive al lado del relleno vivir "todos los días un olor insoportable", y con el daño que provocó al río que había en el sector.
"Es un premio al esfuerzo (el rechazo del proyecto), a la pelea de los vecinos, a la batalla que se hizo durante muchos años", declaró la vecina del sector.
12,5 años de vida útil era el periodo que podría haber seguido operando la planta que está en Copiulemu si se aprobaba el proyecto.