Aumento de la deserción escolar
La Unesco, la Cepal y otros organismos internacionales habían alertado que las restricciones en la movilidad por la pandemia de covid, entre otros factores, se traducirían en un aumento de las brechas existentes en acceso, equidad y calidad de la educación, lo que afectaría especialmente a los más vulnerables.
Si bien la interrupción del ciclo escolar presencial y su reemplazo por la educación a distancia fue una oportunidad para adaptarse a las nuevas condiciones, también generó un desapego de muchos niños y jóvenes con la educación. El Centro de Estudios del Ministerio de Educación indicó que, entre 2021 y 2022 hubo 50.529 estudiantes que salieron del sistema y que no se matricularon, lo que significó un 24% más que en 2019, previo a la pandemia. Así, la deserción pasó de representar el 1,5% del universo del sistema educativo en 2019, a 1,7% en 2022. En la Región del Biobío, se registraron 2.927 casos de estudiantes que, estando matriculados en 2021, salieron del sistema este año 2022, teniendo un universo potencial de 263.496 estudiantes a matricular. De esta forma, la desvinculación actualmente equivale al 1,1% del universo total del sistema educativo regional.
La Fundación Educacional Presente, que asesora a establecimientos escolares de todo el país para que la comunidad comprenda la relevancia que tiene la asistencia a clases, estima que, descontando la pandemia ya superada, una de las principales causas del ausentismo es el desconocimiento de las familias acerca de su real importancia en la formación y en el futuro que se están esos niños y jóvenes. Los estudios del organismo revelan que hay un importante número de estudiantes que falta a clases porque enfrentan barreras o sufren situaciones que generan aversión. Pero los propios profesores y apoderados reportan que la falta de valoración por la escuela sería una de las principales causas del ausentismo. Según una encuesta realizada este año por la Fundación a más de 4 mil estudiantes y 6 mil apoderados de establecimientos públicos y subvencionados, el 52% de los escolares y el 44% de los apoderados piensa que asistir a clases no influye en lo que niños y jóvenes quieren lograr en la vida. También se ha observado que los viernes son sistemáticamente los días que presentan menor asistencia a clases, en todas las dependencias y niveles. Si bien durante el invierno hay faltas por enfermedades, tradicionalmente noviembre y diciembre son los meses de mayor inasistencia a clases, porque con mejor clima y más actividades al aire libre, muchas familias dan por terminado el año y sienten que no vale la pena asistir porque "ya saben si pasaron o no de curso".
La deserción es un problema que siempre ha estado presente, pero que se agudizó con la pandemia. No obstante, ya pasó la etapa más crítica y el presente año debió ser más normal. Por eso, se hace necesario reforzar el trabajo para evitar que los estudiantes sigan abandonando el sistema. El Ministerio de Educación aplicó el año pasado herramientas como un sistema de alerta temprana que a partir del análisis de diversos datos educativos, socioeconómicos y familiares, entre otros, identificaba estudiantes de séptimo básico a cuarto medio en mayor riesgo de deserción escolar. Recién ahora se están conociendo datos del real impacto que ha tenido el abandono de la escuela. Pero hay que insistir en que el vínculo con la escuela y el aprendizaje de habilidades socioemocionales es clave para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes. La educación les está ayudando a formarse como personas y a plasmar su futuro.
La Unesco ha dicho que nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas, por lo que ha recomendado que, ya superada la parte más crítica de la emergencia, los gobiernos hagan todo lo necesario para que los alumnos retornen al sistema educacional.
La deserción siempre ha estado presente, pero que se agudizó con la pandemia. Ya pasó la etapa más crítica y es necesario reforzar el trabajo para evitar que los alumnos sigan abandonando el sistema.