No más violencia contra la mujer
La Organización Mundial de la Salud y ONU Mujeres han señalado que casi un tercio de las mujeres del planeta es o ha sido víctima de violencia física o sexual, generalmente desde muy jóvenes. Según esas agencias, 736 millones de mujeres han sufrido ese flagelo a manos de una pareja o por otras personas. El fenómeno no ha retrocedido en los últimos diez años y, por el contrario, se ha exacerbado.
Hoy 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, con el fin de llamar la atención de todas las personas respecto de los ataques psicológicos y físicos que sufren, muchas veces en sus propios hogares. Esta fecha fue establecida en 1999 por la Asamblea General de la ONU.
En Chile, este año se registran a la fecha 34 femicidios consumados y 141 frustrados, pero a la vez se tramitan miles de causas en los tribunales, por violencia de género. La Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y Delitos Sexuales, que se realizó en todo el país a mujeres de entre 15 y 65 años, reveló que en los últimos años se agudizaron los ataques físicos y psicológicos contra las mujeres. La pandemia de coronavirus y las cuarentenas, junto a los llamados que se realizaron para que las familias permanecieran en sus casas significaron, entre otros problemas, el aumento de los casos de violencia intrafamiliar, cuando la convivencia e el hogar se deteriora.
En los meses más complicados de la crisis sanitaria, muchas mujeres tuvieron que convivir en forma permanente con su agresor y se les hizo más difícil acudir a las comisarías de Carabineros para concretar una denuncia. Las autoridades han remarcado en forma persistente la importancia de realizar las denuncias respectivas mediante los canales correspondientes, que atienden las veinticuatro horas. Para emergencias, Carabineros ha dispuesto el teléfono Familia 149, y para orientación y apoyo en violencia contra la mujer, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género ha reforzado la atención del fono 1455, con orientación a las víctimas.
Pese a las insistentes campañas que se han desarrollado durante los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas o pololos no han cesado, incluso hasta llegar al femicidio, que es la forma más extrema de violencia y una muestra de que en algunos sectores de nuestra sociedad todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar la vida de las mujeres. Factores como los celos, la incomprensión y la violencia se conjugan en la génesis del problema, primero como una agresión psicológica, para luego dar paso a los golpes y, en casos extremos, para terminar con una vida.
Es lamentable que nuestra sociedad no ha sido capaz todavía de mitigar o erradicar conductas tan dolorosas y terribles, como es la violencia, aunque se percibe que en la actualidad las mujeres identifican con más claridad lo que son aquellos ataques en el hogar, en el trabajo, en la escuela o en la calle y se atreven a denunciarlos. Esas conductas ya no se consideran "normales", como ocurría hace unas décadas, lo que revela que hay un lento cambio cultural.
Según la legislación chilena, un femicidio es el asesinato de una mujer realizado por quien es o ha sido su esposo o conviviente. Entre los factores de riesgo que se deben considerar para frenar a tiempo este delito, se encuentran la violencia física, la amenazas de muerte o de suicidio por parte del agresor, la presencia de armas, los episodios de celos constantes y en aumento, el abuso de alcohol y de drogas, la manifestación de la intención de terminar la relación por parte de la mujer sin concretarla, el excesivo control, los actos de dominación, la violación o sexo forzado e intentos de ahorcamiento.
Esta situación debe denunciarse a tiempo para no tener que lamentar situaciones extremas, y puede superarse con la colaboración de todos, partiendo desde la formación de los niños, acerca del respeto a todas las personas.
Pese a las insistentes campañas de los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas o pololos no han cesado, incluso hasta llegar al femicidio, que es la forma más extrema de violencia